Capítulo 41

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— ¡Lix, ¿qué haces?! — soltó las bolsas de la compra que llevaba entre sus manos y corrió hacia el omega que se tambaleaba sobre una silla.

— ¡Alfa! ¿qué sucede contigo? solo estaba limpiando un poco — Felix se bajó de la superficie, llevó ambas manos a su vientre, que para ese punto ya se notaba demasiado, y lo miró con el ceño fruncido.

— El doctor dijo que nada de esfuerzos, llego y lo primero que veo es a mi bonito omega embarazo haciendo equilibrio sobre una silla que apenas puede con su peso...

— ¡¿Acabas de decirme pesado?! — gruñó antes de enseñarle los colmillos.

— No, dulce, no es lo que quise decir...

— Pues lo dijiste. ¿Sabes qué? vete a la mierda, Hyunjin.

Y dicho eso, le aventó el paño que estaba utilizando para quitar el polvo de la estantería y corrió a encerrarse en la habitación principal.

Hyunjin llevó ambas manos a sus ojos, fregando en un vil intento de empujar lejos el enojo que crecía dentro de su pecho. Podía sentir todas las emociones de Felix por medio del lazo, desde enojo hasta tristeza y rabia. No quiso tratarlo de esa manera ni elevar la voz, simplemente se asustó demasiado.

Los seis meses de gestación estaban a punto de cumplirse. Los cachorros crecían a gran velocidad y el cuerpo de Felix estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano al adaptarse a tantos cambios, incluso con los antecedentes que los supresores habían dejado. Sin embargo, el omega parecía no notarlo haciendo todas las cosas que Jongsuk le había prohibido.

Hyunjin estaba cansado de intentar hacerlo entrar en razón, terminaban discutiendo, alzando la voz y huyendo. Sumado a todo esto, los cambios de humor que conllevaban un embarazo normal no estaban facilitando las cosas.

Respiró hondo, empujó los sentimientos negativos al fondo de su pecho y se encaminó a la habitación. Golpeó dos veces la puerta y al no recibir respuesta intentó girar el pomo, pero se encontró con que esta estaba bloqueada.

— Omega, abre la puerta, ¿sí? hablemos...

— ¡No quiero hablar contigo! vete.

— Felix, le hace mal a los cachorros esta clase de situaciones. Por favor, dulce, no quería insultarte — rogó, pero solo obtuvo silencio a cambio — ¿sabes qué? Bien, ¿quieres quedarte ahí todo el día y no volver a dirigirme la palabra? Hazlo. Estaré en la cocina por si decides cambiar de opinión.

Y dicho esto, se dio media vuelta y regresó a la entrada del departamento. Juntó las bolsas del suelo y se encaminó a la cocina, esperando que la preparación de la cena lo distrajera lo suficiente.

Felix no apareció hasta dos horas después. Tenía los ojitos hinchados de tanto llorar, el cabello revuelto y una fina capa de feromonas desoladas danzaba a su alrededor. Jadeó en alto cuando divisó las lágrimas secas en las mejillas de su alfa. Hyunjin pocas veces lloraba y odiaba que una de las razones fuera él.

Sin poder ignorar más lo que su lobo clamaba dentro de su pecho desde que la pelea había comenzado, corrió hasta el alfa y se fundió entre sus brazos. Hyunjin alejó el cuchillo para evitar accidentes y de igual manera apretó sus brazos en la cintura contraria.

— Lo siento mucho, alfa, no quise reaccionar así — murmuró amortiguado por el pecho contrario.

— Lo sé, amor, lo sé, pero no podemos seguir así. Mi lobo duele.

— El mío también.

— Entonces ya no nos gritemos más, ¿de acuerdo? sabes que para mí eres y serás siempre el omega más hermoso del mundo. Mi deber es cuidarte, a ti y a los cachorros, y si lo primero que veo al entrar a casa es a un pequeño revoltoso haciendo equilibrio en una silla cuando el médico dijo estrictamente que debía hacer reposo, ¿Cómo crees que reaccionaria? Acepto que no fue la manera adecuada y prometo no elevar la voz la próxima vez.

i know your secret | hyunlix Donde viven las historias. Descúbrelo ahora