-Lo siento, Dora, pero...-. Se callo.
-¡No me digas eso Adidas!-. Y antes de que alguien terminara su oración apague la televisión.
Han pasado por lo menos dos semanas desde que encontré a este demonio y aún no se que hacer para que pueda irme y que él le pida perdón a las tumbas de las personas que lastimó.
-Darius
-¿nmh?-. Contestó y trago la galleta que le di.
-tu sabes mejor que nadie que debemos irnos para que me libre lo más rápido de ti-. Dura verdad.
-¿librarte? Oh no, tu estarás bajo mi poder para siempre-. Su cara se volvió negra y todo a mi al rededor se empezó a derretir hasta que quede en una habitación negra y sola.
***
-¡Lawrence!-. Desperté.
-¿que mierda?-. Pregunte. Me encontré con la cara preocupada de Darius.
-estabas gritando en tu sueño-. Se dejó caer a la orilla de la cama y yo tape mi cara con una almohada.
-tengo hambre-. Di vueltas en la cama hasta que caí del otro lado.
-¿estas bien?-. Pregunto Darius y se paro para ayudarme. Tarde, ya estoy de pie.
-vamos a desayunar
-¿vamos?-. Sus ojos rojos se clavaron en mi.
-mierda-. Susurre.
-ya se que tengo que parar de ser un secreto pero sabes lo que puede pasar-. Bajó la mirada. Me aterraba la imágen de que Darius y yo fuéramos ejecutados.
-bueno, entonces dejaras de ser un secreto-. Tomé su mano y lo saque de mi habitación
-¿estas loco?-. Preguntó y antes de que pudiera responder oí una voz grave.
-¿y ese tipo quien mierda es?-. Escuche la voz de mi hermano y el cuerpo se me congeló.
Puse a Darius detrás de mi aunque al lado de él yo fuera una pulga y le saque el dedo de en medio a mi hermano
-¿y a ti quien te llamó? Solo vete al carajo-. Se acercó a mi con el seño fruncido y se puso a mi altura.
-a papá le encantara saber que metiste a alguien al castillo sin que el supiera-. Sonrió
-no eres capaz-. Intente esconder mis manos temblorosas.
-no te incumbe-. Escuche la voz de Darius. Le di una mirada de <<¿Que carajos haces?>> aunque él ni siquiera se dio cuenta de que lo estaba viendo.
-respeta a tus mayores-. Amenazó mi hermano.
-No pasas de los veinticinco niño-. Darius se burló y juro que solo porque no debía no lo ahorcaba.
-no te creas tan importante por tener... ¿Que? ¿Ventisiete?-. Mi hermano le dio una sonrisa de perra orgullosa.
-tengo treinta y seis-. Abrí los ojos como si se me fueran a salir de su lugar y al parecer mi hermano tenía la misma expresión.
-¡¿metiste a un tipo de más treinta al castillo?!-. Mi hermano gritó.
-cállate-. Le tape la boca.
Mi hermano quito mi mano de su boca y sin decir nada se dio la vuelta a su habitación otra vez.
-tenés treinta y seis-. Levante la vista hacía su cara, parecía bastante tranquilo después de haber hecho la revelación del año.
-¿nunca te lo dije?-. Preguntó y levanto una de sus cejas de manera calmada.
Suspire. No gracias, hoy no me preocupó por sus estupideces o por su edad.
Él noto mi confusión y me dirigió una sonrisa tonta pero que calmó la ansiedad que tenía.
-te lo explicara después ahora tenemos un secreto que revelar-. Acarició mi cabeza y quise de verdad matarlo.
Me dobla la edad, obviamente lo iba a hacer no se que se supone que esperaba.
No estaba del todo conforme con esa simple frase de <<confía en mí>> porque evidentemente me estaba escondiendo algo.
-bueno, eres un demonio y el tiempo en el infierno transcurre diferente-. No tengo idea de como carajos transcurre el tiempo en el infierno pero ahora tengo intenciones de saberlo.
-si, transcurre más lento para que los pecadores que cumplen entre comillas una condena la puedan sentir más-. Bromeó y dirigió su visita hacia mí.
-¿cuantos años tienes entonces?-. Pregunte mientras intentaba seguir su paso.
-técnicamente si tendría treinta y seis pero como también mencione el tiempo es lento en el infierno. Mi edad es alterada gracias a eso lo cual significa que de muerto tengo una edad diferente a la que es mi edad entre muchas comillas real-. Quito su vista de mi y se detuvo en el gran ventanal del castillo.
No entendí ni la mitad de lo que me dijo así que lo dije que si con la cabeza repetidas veces fingiendo entender.
-O sea que tendría que tener treinta y seis años pero gracias a que el infierno altera mi edad pues tengo veintiséis-. Parece que si noto mi confusión.
-que conveniente-. Bromeó y el ríe conmigo.
-hijo...-. Escucho la voz de mi papá que se corta al verme a mi y a Darius.
-papá-. Sonrió.
-¿quien es este chico?-. Preguntó mi padre y le dirigió una sonrisa sin gracia a Darius.
-es que es un chico que tenía mucha hambre y decidí meterlo aquí para que ya no pasará hambre-. Susurre con un tono triste como su fuera un secreto y sentí la mirada de <<el único muerto de hambre eres tú>> de Darius.
-en ese caso tuvieron que informarme y ni siquiera tendrías que haberlo llevado a tu habitación-. Tuve que haberlo llevado a la cocina, tiene razón pero el no sabe el contexto de todo este desmadre que solito me armé.
Me quedé callado porque sabía que no tenía con defenderme y mi papá tenía razón.
-ni tengo tiempo ahora así que quiero verte en mi habitación antes de la hora del almuerzo junto con este chico, ¿entendiste?-. Preguntó y antes de que pudiera abrir la muerta siguió su camino si regresarme ni una simple mirada.
-Darius, prometeme que no abriras tu maldita boca hasta que yo logre solucionar las cosas con mi padre-. Lo amenace y el solo asintió.
-calmate, todo saldrá bien-. Puso su mano en mi hombro y de verdad quiero confiar en lo que me esta diciéndo.
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El jardín de las luciérnagas
FantasyLawrence, un príncipe que pronto tendra que ocupar la labor de su padre como rey decide ir al bosque para despejar su mente de sus futuras responsabilidades y escapar de los problemas, o eso es lo que él creía. Mientras caminaba por el bosque, el p...