Prólogo.

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ʲᵘᵉᵛᵉˢ ²¹ ᵈᵉ ᵈⁱᶜⁱᵉᵐᵇʳᵉ, ²⁰²³






     Rio al terminar de leer la carta. Era horrorosa, pero del buen sentido, jamás había visto a una persona tan enamorada como aquella que escribió la misma. Si bien no era para él, no pudo evitar echarle un ojo. Él lo llamaba algo 'justo' pues es el mismo que recoge las cartas y las deja en su mesa. Así como un favor. La curiosidad siempre fue su mejor amiga, tomados de las manos desde que nació.






     Ahora bien, cuando guardó la misiva en su sobre, levantó la vista para ver a su compañero de departamento que ambos alquilan. El joven de cabellera grisácea, con un rostro acendrado, unos ojos plateados inquietantes y su personalidad pizpereta, adoraba su agarimo. Este último estaba terminando de ordenar algunos libros en su nueva librería que ordenó en una página web, claro que se había endeudado, pero lo hacía por simple capricho: no tenía muchas cosas que colocar allí aparte de apuntes y algún que otro libro de lectura, mayormente estaba inundado en cartillas gruesas de estudio. Después empezó a decorarlo con plantas diminutas.






     Le parecía extraño que, después de años oscurecidos, haya salido adelante sin rasguños. A lo mejor, la catarsis se aseguró de su bienestar. Solía ser un niño mimado y curioso, ahora lo veía como un joven adulto independiente de diecinueve años, viviendo con su mejor amigo y estudiando en una de las mejores universidades de su ciudad natal. Si bien su fraternidad quebró con sus hermanos hace años, todavía los seguía extrañando y pocas veces hablaban por mensajes de texto con uno de ellos. Lo mismo con su padre. Actores principales de su desarrollo.






     En el sillón donde estaba sentado, cruzó sus tobillos y se echó al respaldo del mismo. Dejó la carta en la mesa de café con descuido, después de todo, sus manos callosas eran torpes; no gentiles. Fueron hechas para levantar pesadas barras, no para sostener con delicadeza un pedazo de papel. Entonces, ya estando acomodado, echó un último vistazo al joven checo, colocando su última tanda de libros en uno de los estantes de su mueble. Parecía orgulloso de su trabajo, pasando sutilmente su mano sobre la madera de acacia.



—¿Terminaste? —fue su pregunta al verlo desocupado.





     El joven giró su cabeza hacia él, posando sus brazos en jarra.





—¿Vos qué crees? —respondió antes de soltar un fuerte suspiro de cansancio.





—Creo que es tiempo de echarse a dormir.







( ꨄ︎ ) 𝑨𝑹𝑻𝑬 𝑫𝑬 𝑪𝑼𝑷𝑰𝑫𝑶  ──  sʏᴢᴏᴛʜ 𝔵 ᴛᴏᴍᴀsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora