Traviesa gatita [ Toji / Megumi x tú | +18 ]

Capítulo 3

'•.¸.•'♥ C A P Í T U L O 3 ♥'•.¸.•'

―Si pierdes, tendrás que darme el kimono que traes puesto.

―¿Por qué Toji-sama iba a querer mi kimono? ―preguntaste con genuina curiosidad.

Él te clavó una mirada que cuya intención no entendiste, pero que te hizo sentir escalofríos.

―¿Vas a intentarlo o tienes miedo? ―te provocó.

Tú moviste la cola en señal de excitación y tus ojos se afilaron. La idea de luchar contra Toji Zen'in te entusiasmaba, en especial después de verlo acabar con aquellas maldiciones con tanta facilidad. Fuyu era una pacifista, pero a ti te agradaba enfrentarte a oponentes fuertes, en especial a hechiceros que se dejaban llevar por tu físico y te menospreciaban.

Debajo de tu kimono llevabas unos pantaloncillos negros, así que no creías tener problemas con cómo estabas vestida. Te alejaste un par de metros y él lanzó su arma al suelo, en señal de que no utilizaría más que su fuerza física. Molesta porque creyera que sería tan fácil, te abalanzaste hacia él una y otra vez, siendo esquivada en todas las ocasiones.

―Si no intentas matarme nos vamos a aburrir, gatita ―se burló con una sonrisa.

Había notado que te estabas conteniendo, pero esas palabras te hicieron sacar tus garras y tensar los músculos de todo tu cuerpo. Era cierto, si querías causarle algún daño debías lanzarte con la idea de acabarlo.

Tus movimientos se volvieron rápidos, conforme más atacabas, tus músculos te otorgaban una mayor velocidad y resistencia, pero incluso así, él lograba ponerse a tu nivel. Era frustrante. Ni siquiera estaba tratando de herirte, solo esquivaba y detenía los ataques antes de que impactaran.

E incluso si no buscaba lastimarte, era debido a tu agilidad que lograbas rodar sobre ti misma para liberarte de sus manos, porque si fueses más lenta estabas segura de que te habría roto un par de huesos, aun sin desearlo.

Patadas, puñetazos, zarpazos e incluso mordidas, no lograbas conectar ni un solo golpe.

En un movimiento, colocaste tus manos sobre el suelo y lanzaste una patada directo a su cabeza, y creíste que habías logrado sorprenderlo, pero él atrapó tus tobillos en el aire. Tú enterraste tus garras en el concreto del suelo para aferrarte a este y girar tus piernas para obligarlo a soltarte. Este lo hizo, con un gesto de sorpresa en su rostro, y cuando colocaste de nuevo tus pies en el suelo para impulsarte y lanzarle un zarpazo, él te atacó por primera vez.

Se movió hacia el lado para esquivarte y después conectó un golpe en tu espalda que te hizo caer de forma que tu pecho impactó contra el suelo. Soltaste un grito de dolor que te dejó sin aire durante algunos segundos.

Alzaste tu mirada, asustada, pero entonces notaste que Toji Zen'in no te observaba a ti. No fuiste capaz de captar el momento en el que se alejó unos metros antes de que una mata de cabello castaño interrumpiera la escena.

Te sentaste, con una mueca de dolor, y notaste que era Fuyu, quien tenía los iris de sus ojos por completo rasgados y mostraba sus colmillos y garras de manera amenazante. Sin pensarlo, se lanzó contra el jefe de los Zen'in.

―¡Fuyu, espera! ―gritaste asustada.

Era obvio que tu compañera había malinterpretado la situación y había dejado que la ira la cegara. Ella sí que se había lanzado con intenciones mortales, y por muy fuerte que fuese Toji Zen'in, estaba teniendo problemas para someterla sin lastimarla en el proceso.