-.- Un café a media tarde -.-

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Sentado en la misma mesa de aquel viejo bar, mi mente divagaba entre sorbo y sorbo de tibio café, viendo como la gente pasaba, gritos, risas y llanto. Muchos más sentimientos plasmados en acciones que nos hace pensar que cada cosa tiene su momento, su tiempo, su lugar.

Volvía allí todas las tardes, a ese pequeño bar que hacia de mis tormentos, un momento de paz, cuando reposaba mi cuerpo en ese viejo sofá, viendo a la gente pasar..., y entre todo ese tumulto siempre se veía venir a esos enamorados en el día de San Valentín.

Tiernas parejas gozaban y me hacían discernir, pensando en lo que sentían para sonreír, puesto que jamás habían tocado mi corazón así, mi vida estaba pasando sin prestarle atención a algo tan importante como es el amor.

Cómo reconocerlo si jamás lo viví, si mis recuerdos de pequeño me hacen sufrir, unas memorias dolorosos que me hicieron creer, que no era merecedor de ningún gran querer.

Los gritos de la gente con mis miedos se mezclaban trayendo a mi memoria esa época olvidada que me hacían ver esa parte mas odiada, aquella que por miedo simplemente callaba, recuerdo a esos niños que con palabras me golpeaban, rompiendo con ellas mi corazón, mi mente y el alma.

Pero unos ojos dulces a mis recuerdos llegaban, los ojos de aquella niña que siempre observaba, jamás olvidaré su tierna mirada que entre aquellos gritos, ella lloraba, que su silencioso llanto me decía, que no estaba solo todavía.

Mucho tiempo después su azulado iris en sueños me perseguía, me dedique a extrañarlos día a día, pensando si alguna vez volverlos a ver podría.

Ella es la única a la que si pudiera un beso en los labios le robaría...

Más atrás en mis recuerdos también encontraría añoranza de esos buenos momentos, cuando llegaba a casa, a ese cálido lugar a esos instantes de calma, instantes de calidez cuando te observaba, mirar relajada a través de la ventana, los fríos atardeceres que el cristal empañaban mezclados con el vapor que tu taza emanaba..., sentándome en tu regazo mi pelo acariciabas y con tus dulces besos mis penas tú calmabas llenando de alegría las horas maltratadas y una suave melodía en mi oído cantabas durmiéndome en tus brazos las penas se pasaban.

Ahora todo eso a mi mente llegaba viendo a la gente que paseaba, sentado en mi silla mientras me tomaba esa taza de café, que buenos recuerdos albergaba.

Sonó la campana de esa puerta oxidada, sus goznes crujieron haciendo con ello que levantara la mirada para ver quien entraba, quedando mi aliento atorado en mi garganta y un nudo feliz mi estomago apretaba; no podía creerlo mi sueño llegaba al ver esos ojos de azulada mirada, observarme fijamente mientras me sonreía.

No podía creerlo a mi lado se sentaba, llevando en sus manos una taza humeante de tibio café, un olor agradable que mi mente agradecía, pidiendo permiso su rostro alcé y un dulce beso en sus labios suavemente posé, un sonrojo en su rostro pude ver, un lo siento suave dije de repente, ella me miró a los ojos y pude leer que también lo deseaba, que por mucho tiempo nuestras almas se buscaban, no había nada más que decir sucedió ese milagro el día de San Valentín.

un café a media tardeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora