Jurassic Park: Trespasser

El monorriel de la jungla

Todo se hallaba oscuro y en silencio, Anne se hallaba no en el banco donde decidió pasar la noche, sino en un asiento cómodo y escuchando como el viento pasaba a toda velocidad.

—¿Dónde estoy? — Anne miro a su alrededor y vio que de hecho estaba en el vuelo que iba a Costa Rica, Pero... ¿Cómo llego ahí? Miro a su izquierda y vio por la ventana como las nubes pasaban veloces en plena noche— ¿Que hago aquí no entiendo...? — en eso sintió que una mano muy extraña tocaba su hombro y algo que emitía un sonido ciceante — ¿Qué demonios...? — al voltearse vio a un raptor a su lado que la miraba con fijeza; ella no pudo ni gritar cuando el raptor abrió su boca y atacó.

—¡¡AHHH!! — Anne se levantó gritando y empuñado su arma mientras apuntaba a todas partes, ella estaba en el banco de la estación del monorriel abandonado, todo no había sido más que un sueño, aunque seguramente ella deseaba que su situación lo fuese también. El cielo estaba despejado, con cientos de estrellas, tras aquella pesadilla, Anne no quiso dormir de nuevo y decidió quedarse despierta hasta el amanecer. Varios pensamientos e ideas cruzaban su mente, pensamientos como si podría salir de ahí, o si tendría la fuerza necesaria para seguir mientras observaba la profunda selva, oyendo toda clase de sonidos; desde los insectos, a las ranas, aunque el único sonido que no deseaba oír era el de esos endemoniados raptores.

Así estuvo hasta que los primeros rayos del sol iluminaron el paisaje, y con ellos los sonidos de los dinosaurios se escucharon por toda la isla; bramidos, mugidos, chillidos entre otros; graves y agudos se oyeron por todos lados y Anne sintió que era el momento de que ella se pusiese activa igualmente, el primer paso era saber a donde debía ir, quizás algo del lugar le pudiera dar una idea.

—A ver que dice aquí— viendo un cartel viejo de la estación— "Transito desde la ciudad de Burroughs hasta la playa del sur y el centro de visitantes; apertura 03/15/1990". Así que hasta ahí iba a llegar, pues tal vez pueda hallar algo en ese pueblo o en el centro de visitantes tal vez pueda hallar un teléfono o algo para llamar a tierra— con su destino marcado Anne solo debía de seguir el camino indicado por el mapa— Ahora solo debo salir de aquí.

Un muro de concreto de dos metros con una puerta bloqueada con maderos le impedía el paso, pero Anne nota que había un extremo de las vías del monorriel que daban por encima del muro, el único problema...una caída de casi cinco metros, pero era el único modo de salir.

— (Bueno vamos a ver que tengo) — Anne solo tenía la escopeta con 6 balas y una pistola con solo 3 balas y solo dos barras de alimentos, lo que significa que debía buscar comida pronto— (Bien ahora debo pasar ese muro... mucho cuidado) — dando un pequeño salto ella se sube a las vías y comienza a caminar por aquel estrecho camino de concreto, pero ya llegando al final se encontró con una pequeña sección separada de las otras— Muy bien...las clases de gimnasia me servirán de algo— de un salto llega a la siguiente sección y luego mira hacia abajo con algo de vértigo— Bien a la una...a las dos... y a las...¡Tres!- salto y cayo a suelo del otro lado del muro.

El impacto no le afecto mucho por fortuna ya que cayó encima de unas plantas. Tras levantarse Anne pudo ver que había un camino que se extendía hasta donde alcanzaba la vista, también había escombros de la construcción junto con árboles cortados, pero al frente se podía observar gran pradera que se extendía kilómetros con más jungla a sus costados.

—Solo debo seguir el camino, pero antes...— Anne decidió ver los alrededores del recinto a ver si podría haber algo que le sirviera— Vaya... ¿Que hay aquí? — ella pudo notar que en una pequeña casilla había un arma— Me será útil — ella guarda la otra pista en su bolsillo— ¿Que más tenemos por aquí? — alejándose un poco del camino encontró un estanque de agua, no estaba pura pero podía aliviar la sed— Espero no enfermarme— tras beber un poco Anne se concentró en algo más, un racimo de bananas maduras que estaban en lo alto de un banano— (Se me antojan para el desayuno) — para no gastar las balas a lo tonto, Anne busco otro modo de bajarlos.