Dosis de felicidad

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Al final del día Fang acompañó a Edgar hasta cierta parada, en donde el de coleta había dejado su bicicleta. Se la habían pasado bien conversando y caminando.

Ambos estaban en sus casas y ahora Edgar se encontraba en su computadora, terminando sus deberes de la escuela. Realmente se sentía mal, desde que su madre ya no estaba con ellos había un vacío que nunca pudo sanar, y la falta de personas con quien pasar el rato también le afectaban bastante.

Entonces abrió Spotify, se colocó sus auriculares negros y buscó Bad Randoms, rápidamente hizo clic en el primer resultado, y al escuchar la canción recordó qué Fang compartía sus mismos gustos "raritos".

No pudo evitar sonreír al recordar la compañía del asiático, probablemente su primer amigo después de tanto tiempo. Sin duda eso había sido suficiente para no terminar llorando otra vez en su cuarto toda la tarde.

Colette había llegado tiempo después. A pesar de que siempre estaba de humor, esta vez se veía bastante animada, al parecer había ido al arcade con Chester y Spike. Era bastante social, siempre se la pasaba charlando y enterándose de los chismes a su alrededor Al igual que Edgar tenía un diario... ¡Pero este contenía información de cada uno de los estudiantes! Le faltaba un tornillo.

Ambos cenaron juntos mientras Colette no paraba de contar la última que se había enterado. ¡Y es qué es bastante impresionante! Al parecer Rico tenía un crush con la profesora de repostería, Piper, quien era mayor por un par de años.

—¡El amor está en el aire! ¿Lo ves Edgar? —menciona mostrando sus dientes puntiagudos mientras sacude tomandodolo de los hombros.— Cierto... ¿Cuándo piensas declararte a Emz? ¡Ese Poco te lleva la delantera! Es mejor que rompas el hielo ¡y le hables! Uh ¡Ya sabes!

—Lo dices como si fuera tan fácil Colette, tu sabes que no soy bueno en esas cosas. —dice un poco desanimado.

—¡Ánimo! Yo al igual que tú era muy tímida antes de conocer a Spike...

—Eso es mentira Colette, tu te quedarías hablando por horas hasta con una piedra.

La chica soltó una risa escandalosa afirmando lo mencionado.

Esos dos no se parecían ni en físico, ni en carácter. Aún así se llevaban bien, hermanitos. La noche cayó y esta vez, Edgar se mostraba ansioso por un nuevo día. Sentía que su vida estaba a punto de cambiar... Cosas de adolescentes.

Al amanecer Byron despertó a Colette, quien como de costumbre se quedaba durmiendo hasta tarde. Edgar ya estaba listo al igual que su padre y Colette estaba por terminarse de alistar. Entonces los tres emprendieron su camino a Starr School. Byron se fue rápido, Colette se encontró con su novio y Edgar se quedó caminando solo.

Pero entonces cierto pelimorado manejando su bicicleta se detiene a su costado y saluda al gótico.

—¡Buenos días, Ed!

Otra vez esa sonrisa contagiosa que emanaba más que felicidad. Se veía muy enérgico ese día.

—Buenos días, Fang. ¿Es esa tu bicicleta?

—¡Sí! Es bastante linda ¿no?

Fang era algo orgulloso, debía admitirlo, pero no le molestaba.

—Hey Edgar ¿Haz escuchado acerca de esos talleres extra?

—Uh ahora que lo mencionas, sí. Muchos estudiantes se unen solo para socializar...

—Sé que no tiene nada que ver pero, ¡mi más grande sueño es ser un actor! Quisiera ser tan bueno como Lola.

—He oído de ella, es bastante buena pero algo vanidosa. Deberías unirte al taller de actuación.

—¿Tú crees que me vaya bien?

—¡Claro! Con los gestos alegres qué tienes cautivarías a cualquiera.

Sin querer había dicho algo que se podía malinterpretar. Ups.

Edgar se dio cuenta de lo que había dicho segundos después, se sintió apenado pero por su semblance frío no se notaba.

Las mejillas de Fang no tardaron en teñirse de un carmín un poco notorio. Desviando la mirada y con la voz entrecortada trató de cambiar el tema.

—Y... ¿T-tú estás en algún taller?

—Eh, creo que prefiero pasar las tardes en casa jugando videojuegos.

Ambos siguieron conversando. La caminata era lenta y poco a poco se conocían.

En ello Edgar levanta su mano para ver su reloj y tiembla al ver la hora.

—¡Fang! ¡Faltan apenas 5 minutos para que inicien las clases! Y nosotros estamos a 15 minutos del colegio...

El ambiente quedó en silencio. Tenían que pensar rápido... Si esperaban al bus corrían el riesgo de que este llegara a la parada aún más tarde, e ir caminando sería igual de nefasto.

Entonces a Fang se le prendió el foco.

—¡Yo te llevo, Ed!

—¿Eh? ¿De qué hablas? —un signo de pregunta flotaba en su cabeza.

—¡Vamos! Sube, no hay tiempo qué perder.

—P-pero ¿no nos caeremos?

—¡Tengo la suficiente fuerza en las piernas! Confía.

Entonces el gótico se sentó en la parrilla de la bicicleta y Fang empezó a manejar. Al principio se le hizo difícil pero rápidamente el asiático tomó el ritmo y aceleraron. Tuvieron algunos fallos y casi se caen algunas veces. Pero todo bien.

No sabía si era el contexto primaveral pero Edgar se sentía diferente, como en otro mundo donde podía ser él mismo. Sonrió inconscientemente. Y continuaron su charla hasta que pararon.

—Uff después de tanto hemos llegado. ¿Cuánto tiempo nos falta?

—¡Un minuto! ¡Subamos rápido Fang!

Corrieron en las escaleras, Fang más lento por el cansancio, llegaron justo a tiempo.

—Wow Ed, si qué fue intenso... ¡Estoy tan cansado! —menciona el pelimorado exagerando su estado, dejándose caer en su pupitre y con una de sus manos en su frente.

Edgar no puede evitar reírse, mostrando su detandura impecable.

Entonces Fang no sabe que hizo para merecer ser deleitado con tan linda sonrisa.

Oh no, el carmesí de antes volvió a manifestarse en el rostro del karateka.

—¡Fang eres un tonto! Casi nos caemos como 4 veces. —menciona el pelinegro aún entre risas.— Si qué se te da bien la actuación eh, ¡exageras hasta por los codos!

—No se si tomármelo como cumplido u ofensa, Ed. ¡Pero fue tu culpa! Me distraías mucho. —bufó haciendo reír más al gótico.

Y así, esa pequeña amistad floreció, ambos se divertían con la compañía del otro.

Ese día tan emocionante bastó para que Edgar durmiera tranquilamente, sin preocupación ni ataques de ansiedad.

Ahora solo era un chico con ganas de ver a su amigo el siguiente día ¡y pasarla bien por supuesto!

Edgar se sentía agradecido con Fang, por cambiar su vida y hacerlo feliz.






Hola! Aquí la autora de nuevo 🥰 mis niños ya están creciendo. Jeje que lindos muy pronto surgirán los problemas y confusiones... No te pierdas nada! Me despido, bye!💓💓💓💓

Anti-depresión | [Fang x Edgar] AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora