CAPITULO 44: ¿Quieres... Quieres volver a repetirlo?

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CAPITULO 44: ¿Quieres... Quieres volver a repetirlo?

ALEXANDER HARRISON.

Y después de tantas risas llegó la noche.

Me retiro al baño, me apoyo en la pared. Suspiro y me toco los labios, tener a Li cerca me ha tenido muy nervioso. No he podido borrar el beso de mi mente.

Y tampoco quiero ni hago el mínimo esfuerzo para lograrlo.

Tenerla cuerpo a cuerpo, sentir su calor con el mío. Escuchar su respiración acelerada, sentir sus manos en mi cabello, cierro los ojos tratando de disfrutar un poco más de esa imagen.

De ese hecho.

Suspiro abriendo los ojos, me lavo la cara para refrescarme. No sé cómo le vamos a hacer hoy. Cada que cruzamos miradas nos sonrojamos.

Salgo del baño y veo a Li conversamos con sus abuelos.

— No van a dormir en la misma habitación. Hasta que no estén casados, la casa se respeta. — escucho cuando me paro al costado de mi Li.

— Cristóbal, no me hagas acordarte las cosas que vivimos nosotros en nuestra juventud. — él suspira.

— Contigo no gano ni una, mi viejita.— sonrío cuando veo que le da un beso en la mejilla y después se acerca a Li para decirle buenas noches.

Finalmente llega a mi y estira su mano, la estrecho con la mía.

— Buenas noches, solo les digo que respeten la casa. — asiento y veo a Linda ponerse roja.

— No le hagan caso, ustedes hagan lo que quieran, con confianza.

— ¡Lita!—la riñe Li.

La abuela se ríe y le da un beso en la mejilla diciéndole buenas noche. Se acerca a mí abrazándome y se despide.

— Vamos.— sigo por detrás a Linda. Pasamos por varios pasadizos y me quedo parado viendo varias fotos. Es imposible no reconocerla.

Un sentimiento extraño me recorre al ver las fotos de Li bebé y pequeña. Sin querer queriendo me imagino a una mini Li.

Rio cuando veo a una Linda pequeñita posando para la cámara mientras tiene toda la cara pintada de colores.

— ¿Acá cuántos años tenías? — pregunto curioso.

— Creo que unos cuatro.

Asiento y seguimos caminando, ahora empiezo a ver fotos de Li más grande. Hasta que finalmente llegamos a la última foto y hay una habitación. La abre y vemos las paredes pintadas de un rosa bajo.

— Todo sigue igual.— la observo desde la entrada.

Sus ojos han adquirido un brillo, como si estuviese recordando todo lo que vivió hace años.

— Por lo que veo te gustaba leer mucho — comento viendo un estante lleno de libros.

— Si, en mi tiempo libre lo hacía mucho. Lamentablemente dejé ese hobbie por culpa de ya sabes quién. Sin saberlo me había arrebatado varias cosas que me hacían feliz.

— Recuperarás esas cosas. — le prometo.

Se sienta en la cama.

— ¿Hay unas mantas o algo?

— ¿Para?—pregunta confundida.

— Para poder dormir en el suelo, no quiero incomodarte. — rasco nervioso la parte trasera de mi cabeza.

— Oh, no no. No me incomodas, además, no voy a dejar que duermas en el suelo. No soy tan mala. — me mira con una sonrisa inocente.

— Esta bien, prometo no moverme mucho.

Matrimonio sin sentimientos. (TERMINADA) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora