CAPITULO 52: Secuestro.

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CAPITULO 52: Secuestro.

LINDA JACKSON.

Después de la increíble sesión de sexo con Alexander y que él se haya ido pensé que lo mejor fue salir a comer algo por ahí. Aún no me costumbro mucho a mi nuevo guardespaldas, pero tengo que confiar.

Le mando un mensaje a Clara invitandola y ella acepta. Así que me pongo ropa limpia para después salir de mi habitación y decirle a mis padres que saldré a comer con mi mejor amiga. Mi guardespaldas me sigue y me subo a la camioneta mientras le mando un mensaje a Alexander para ver si podemos vernos más tarde.

Quien lo diría, ahora soy yo quien le manda mensaje para vernos, cuando antes era al revés.

El mensaje ni siquiera le llega, seguramente está apagado. Suspiro y veo a mi guardespaldas manejar hacia la casa de mi mejor amiga me distraigo varios minutos en mi celular.

Lo dejo de la lado para levantar la mirada y ver cuánto falta. Frunzo el ceño cuando estamos conduciendo por un lugar desconocido para mí.

—  Te has equivocado, por aquí no es la casa de Clara. — le digo tratando de decirme que quizás solo se equivocó.

Lo peor es que, Alex me dijo que nunca debo de confiar en nadie. Quizás debí de venir sola. Aprieto mi celular en mis manos tratando de prenderlo.

— Ya lo sé.

— ¿Y por qué no dejas de manejar? —pregunto con miedo.— ¡Detente! Clara me está esperando.

— Ella ya no importa, nunca la volverás a ver.— prendo mi celular con velocidad pero con la misma velocidad la persona de mi costado me arrebata el celular mientras me apunta con una arma en la cabeza.

— Te vas a calmar, ¿Entiendes? —dice con voz amenazante. Mi cuerpo tiembla y solo quiero retroceder el tiempo para nunca subirme a esta camioneta el día de hoy.

— ¿P-por que haces esto?—mi vista se nubla al pensar que en estos momentos podría morir.

— Es mi trabajo, ahora te vas a quedar calladita o de lo contrario mataré a todos tus seres queridos.— cierro los ojos cuando la punta de la pistola hace presión en mi sien.

— N-no m-me hagas d-daño.— sollozo quedándome quieta. Siento que si me muevo si quiera un disparo perforara mi cerebro.

— Estar rodeada de gente como tú familia y prometido tiene sus consecuencias, y esta es una de ellas. Ahora tranquilita que tenemos un largo viaje que hacer. Y si intentas hacer algo quiero que veas esto.

Me enseña una foto en su celular y sollozo más cuando veo a Alexander tirado en el suelo con sangre brotando de su cabeza.

— No está muerto, pero lo estará si hace un falso movimiento. Y tu familia igual, así que, pórtate bien.— vuelve a conducir y cada vez más voy perdiendo de vista los edificios y carros para solo ver árboles y soledad.

Me limpio las lágrimas, pero no sirve de nada, porque igual siguen saliendo más al tan solo volver a darme cuenta de la situación en la que me encuentro.

Cierro mis ojos queriendo que todo sea una horrible pesadilla, pero se qué lo siguiente que pasará solo serán cosas malas.

Rezo para que Alexander esté bien al igual que mi familia. Y que se den cuenta de que ya no voy a estar con ellos.
Sigo llorando en silencio deseando poder volver con mis seres queridos y decirles lo que realmente siento.

Especialmente a Él.

 
            ALEXANDER HARRISON.

                 « Miedo y peligros. »

— E-ella me dijo que nos i-ibamos a encontrar en mi casa. — veo llorar a la mejor amiga de Li.

Después del golpe que me dieron, me levanté y lo primero que ví en el celular fue un lindo mensaje de Li y después una foto de ella amarrada a una silla.

Esa imagen me destrozo y lo único que pude hacer es manejar desesperadamente hacia la casa de mis suegros y decirles todo. Esto que está pasando con Linda no me permite pensar con claridad, no cuando se que ella es la que está en peligro.

— ¡Fue ese maldito!—escucho el grito de mi suegro mientras se levanta abruptamente del sillón y bota al suelo una jarra.

Su familia quedó igual o peor que yo cuando les mostré la foto.
Los Litos También sé enteraron de la noticia, a ellos les llegó la foto. Felizmente ninguno de los dos tuvo alguna reacción de peligro, obviamente están preocupados y con miedo.

Ahora están viajando para acá en su avión privado, seguramente llegan para mañana.

— ¡Tú me prometiste que la cuidarias!— salgo de mis pensamientos cuando siento las manos de mi suegro sujetándome fuertemente del cuello. — ¡Eres un maldito, por tu culpa ahora mi niña está allá con esos desgraciados!

Lo entiendo, me pongo en su lugar y estaría hasta peor.

— Él no tiene la culpa de nada, amor. Cálmate, por favor. Ahora lo más importante es saber el paradero de nuestra niña no de estar echando la culpa a inocentes. — dice mi suegra y su esposo lentamente me suelta para abrazarla y llorar en el hombro de mi suegra.

— ¡Soy el peor padre! Yo le prometí que siempre estaría sana y salva que jamás le pasaría nada malo, y mira lo que sucedió ahora. — sigue hablando mientras suelta pequeños sollozos.

Me retiro de la sala en absoluto silencio, como he estado desde que llegué. Odio tanto haber entrado en un estado se shock, me tiene así saber que me hayan dicho que ella podría quedar como mi madre. Agarro mi teléfono y lo llamo, ya lo había hecho antes y no contestaba, no sé que me hace pensar que ahora sí cambiaría eso.

— Lo sé todo.— suspiro cuando me contesta y me permito llorar con él a lado, aunque sea a través del teléfono.

— T-todo es m-mi culpa. Me odio, no pude protegerla, s-soy un inútil. — digo en medio de mi llanto tirado en el suelo.

— No es tu culpa, Alexander. Y Escúchame bien, ya estoy yendo hacia tí. A ella le gustan las personas seguras, y tú ahora mismo no nuestras eso, como no empieces a idear algún plan te juro que te partire la cara. Recuerda, ella es mi mejor amiga y haría lo que sea, como estoy seguro que tú también.

Minutos después se escucha la puerta abrirse, salgo de la cocina en dónde estaba tirado llorando y sin esperarlo más lo abrazo.

Abrazo a mi mejor amigo.

— N-no soporto estar un minuto más sin saber cómo está ella. La necesito, la quiero aquí conmigo.

— Ella va a regresar, eso tenlo por seguro.

Nos alejamos después de un rato y veo cómo mi mejor amigo ignora las miradas que le da Clara, creo que él ni siquiera la ha saludado y eso parece dolerle a ella.

Aunque en estos momentos lo último que me importa es su relación tóxica.

— Cálmese, señor Jackson. Linda es fuerte, ella sabe que nosotros iremos por ella, pero si usted sigue echándose la culpa no lograremos nada, ¿Entiende?

— ¿Por qué la dejaste? Si tú nunca hubieses renunciado ella no estaría en esta situación. — dice mi suegro con tomo cansado y triste.

— Créame que yo también lamento eso, pero de nada sirve pensar en el "hubiera". Hay que pensar en el ahora.— mi suegro le da la espalda para irse a su oficina. Minutos después regresa con el regalito que me dió el Lito para Li.

— No puedo pensar, esto es lo único bueno que tengo para mí hija. — mi suegra se lo lleva y veo cómo le empieza a hablar seriamente en el jardín en Dónde estuve con Li.

Y recordar ese momento hace que mi corazón se rompa poco a poco al saber que ella no está aquí, conmigo, con su familia.

Mi sangre hierve al saber que está con esos malditos y de ahí saco esa fuerza que necesito para poder rescatarla y que esto no vuelva a suceder nunca más.

— Bien, haremos esto y necesito de toda su ayuda.— habla seriamente Esteban cuando ya regresan mis suegros, y el padre de Li más serio y frío.

A veces hay que ocultar nuestros sentimientos para poder pensar con la cabeza fría y no cagarla.

Matrimonio sin sentimientos. (TERMINADA) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora