La Reunión

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En una preciosa mañana, en los rincones más inhóspitos de la ciudad, y en un gigantesco edificio, se encontraban reunidas las personas más poderosas e influyentes en Ciudad media. Estos se encontraban en una habitación algo pequeña y estrecha, las paredes estaban hechas de una madera de color café oscuro, el suelo estaba hecho de vinilo, y en el centro de la habitación se encontraba una ancha mesa de cristal, rodeada por unas 4 sillas en los lados laterales y por una en las zonas norte y sur, en las que estaban sentados cada uno de los miembros. En el fondo se encontraba una enorme ventana de cristal transparente, desde la cual se podía ver buena parte de la ciudad, esta se encontraba cerca de un dispensador de agua, en el fondo de la parte izquierda se encontraba un televisor pequeño, pegado a la pared, y debajo de él, unas estanterías de madera, de las cuales se apoyaban en la parte superior, el control del aire acondicionado, una pequeña lampara y un pequeño jarrón con un bello cactus, más precisamente un Echinopis oxigona.

—Esa es la cuestión, Reed, no sabemos nada sobre él, no podemos predecir con exactitud cuál será su siguiente movimiento, debemos esperar —Dijo el reconocido empresario Alexander Lang, un hombre serio y formal, calvo y de alta estatura.

— Por eso mismo te señalo que debemos eliminarlo de una, Miller, nuestro desconocimiento sobre él lo hace peligroso—Respondió el hombre de nombre Reed Richardson. Un hombre caucásico bajito, portando un traje formal verde un sombrero de copa también verde.

—El poder tiende a corromper, pero el poder absoluto...corrompe absolutamente...y este hombre...parece poseer mucho, ¿Que nos garantiza que no actuara como los demás Superhumanos? —Respondió Miller, mirando fijamente a Reed.

Reed suspiro cansado y miro hacia otro lado, siendo todo esto visto con fatiga y molestia por varios de los ahí presentes.

Todos se detuvieron cuando de repente la puerta se abrió y entraron a la habitación 2 hombres: el primero destacaba por poseer una piel amarilla, una baja estatura, cabello negro, ojos negros, y una cabeza ligeramente más grande que el promedio, este hombre vestía una chaqueta oscura con tonos azules, una camisa blanca con botones, una corbata roja y unos jeans y zapatos oscuros; El segundo hombre, iba al lado del primer hombre, y era un hombre alto y fornido, ojos cafés, cabello marrón y rizado, vestido con una chaqueta oscura, una camisa blanca con botones, un corbatín rojo y unos jeans y zapatos oscuros

—Doctor Nortex, lo estábamos esperando —Dijo Miller, dirigiéndose al hombre de piel amarilla, mirándolo él y todos los demás ahí presentes, con respeto.

—Buenos días, caballeros, disculpen mi impuntualidad, tuve que desvelarme por algunos asuntos, les agradezco su paciencia.

—Asumo que con lo sucedido ayer.

—Efectivamente —Respondió Nortex, mientras se sentaba en su silla.

Nortex quedo en una posición que le permitía perfectamente ver la ventana en el fondo y a todos los presentes. Entre ellos a su más cercano amigo allí: El Alcalde Craig Corrum.

—Bueno, asumo que están conscientes de porque los convoque ¿No es así?

—Si, Doctor, somos conscientes de eso y nos complacería saber ¿Qué medidas sugiere tomar al respecto? —Hablo Corrum, fuerte y claro.

—Respecto a eso, Alcalde Corrum...

—¡Doctor! Estábamos considerando que lo ideal sería asesinar al sujeto de traje blanco ¿Usted que di...? —Interrumpió súbitamente Reed, provocando una mueca de disgusto en varios de los allí presentes, en especial en el Doctor Nortex

—¿De qué hablas, Reed? Los únicos que estaban considerando esa idea, fueron vos y Thompson.

—¡Cierra el pico, Tanner!

—No, Reed, no aún —Dijo Nortex, fulminándolo con la mirada

—¿¡Como!? —Exclamo Reed—. ¿Entonces que diablos piensa hacer, Doctor?

—Esto es nuevo para nuestro territorio, y no queremos ser como los de Megalópolis ahora a cargo del infame Snake, así que tendremos que tomar medidas flexibles.

— Doctor, es solo un superhumano que se cree un superhéroe, no es ningún peligro para nuestros negocios —Dijo una mujer anciana, de ojos azules y de pelo canoso, vestida con un esmoquin azul.

— Es sorprendente como cada palabra que pronunció es incorrecta, Senadora Thompkins, primero, él no es un superhumano, es mucho peor, y, segundo, no es ningún peligro por el momento, pero lo será en futuro, se los garantizo.

—¿Y cómo sabe usted que él no es un superhumano? Y si no es un Superhumano ¿Entonces que es? —Pregunto Tanner, con prepotencia—. Ilumínenos, Doctor.

— Cuando lo vi anoche, supe inmediatamente que era lo que nos enfrentábamos......—Dijo Nortex, algo perturbado—. se acercan días oscuros.

— ¿Y que sugiere que hagamos con él? —Pregunto Corrum

— Por el momento, averiguar todo sobre él —Respondió Nortex.

— Muy bien, Doctor —Respondió Corrum, con fe en su amigo.

— Pero, Doctor, si es la gran amenaza que dice ¿Entonces por qué no matarlo? Si lo dejamos libre, arruinara nuestros negocios —Hablo Reed en un tono burlón y molesto.

— Cuento con eso, pero por el momento no podemos dar tiros sueltos al aire, tenemos que alistarnos ¿Si no se nos une? Sencillo, hacerlo sufrir. Caso contrario, tendremos un valioso peón el juego.

—¿Por qué no simplemente amenazarlo, Doctor? —Pregunto el Comisionado Callaghan, inclinándose en su asiento para ver mejor al doctor y llevándose el puño al mentón.

—No, eso simplemente lo volvería más furibundo y peligroso —Respondió Nortex—. Si quieres quebrar por completo a un hombre y ponerlo a tu merced, solo existen 3 huesos que romper: Su mente, su alma, y su cuerpo.

Tiempo después, tras finalizar la reunión, Nortex y su guardaespaldas, esperaron a que todos los presentes se fueran del lugar, para poder charlar solos un momento.

—Señor ¿Se encuentra bien? Lo noto algo intranquilo ¿Que me quería decir? —Pregunto el guardaespaldas, acercándose a su jefe para verlo fijamente a los ojos.

— Si, tranquilo, Señor Muntz, estoy en perfecto estado, solo quería contarle algo —Respondió Nortex, alejándose de Muntz, para sentarse en una de las sillas del lugar—. Siéntate, por favor —Pidió Nortex, volteándose hacia atrás y pidiéndole venir, usando un gesto con la mano.

— Dígame, Señor —Dijo Muntz, acercándose y sentándose en la silla.

—Ahh...las cosas ya no son como solían ser —Dijo Nortex en un tono entre melancólico y divertido—. Nosotros...ya no somos lo que solíamos ser, ni podemos volver a serlo.

—¿Qué trata de decirme señor?

—El que no se adapta a los cambios de su ambiente, muere.

— Si, señor.

—Y nosotros —Dijo Nortex—. Somos así ante los cambios. Es el problema de la escala, por el cual nunca dejaremos de existir.

—Si.

—Pero, ahora lo tenemos a él, un "Superhéroe", y ellos no entienden el significado verdadero de esto y que se necesita en verdad.

—¿Entonces cuál fue el propósito de convocarlos a esta reunión?

—¿Por qué? Suponía que ninguno de ellos se daría cuenta de ello, pero, por ahora, necesito de su ayuda y confianza en mí, todos ellos...son historia —Dijo Nortex— No se necesitan ni criminales de poca monta ni Superhumanos. ¿Criminales comunes? Nunca más. Si él puede con ellos, entonces démosle algo más...

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⏰ Última actualización: Feb 13 ⏰

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