no puede evitar el buscar con su mirada al pelinegro en cuanto entra a la habitación de hotel compartida de esteban y francisco.
—recuerden que no podemos hacer mucho ruido acá.—dice felipe a sus espaldas.
—¿falta alguien más?—pregunta, evitando mencionar a uno en particular.
esteban, que es el encargado de meter las botellas de cerveza al mini refrigerador, lo mira mientras se levanta del suelo donde estaba arrodillado.
—creo que faltan solamente blas y matias.
—yo busco a matias y vuelvo.—enzo se levanta del suave colchón de la cama de francisco y sale de la habitación, sin esperar respuesta.
mira a sus amigos en silencio, cada uno con una botella de cerveza fría en la mano. es habitual esto en ellos, el juntarse en alguna habitación y beber mientras hablan de todo un poco.
suponen que es su propio método de relajación cuando sienten sus cabezas cansadas por el rodaje pesado de la película.
sonríe genuinamente, feliz de ser parte del grupo. poco a poco todos ellos se convirtieron en una familia unida, crearon un fuerte vínculo.
—¿vos no tenes pensado tomar o qué?—pregunta felipe en cuanto llega a su lado. rodea sus hombros con uno de sus brazos y acerca la botella en su mano derecha hacia sus labios.
—si, voy a tomar...—ríe apenas mientras aleja su cara de la botella que el otro le acerca.—pero primero voy a buscar a blas, todavía no llegó.
—pero blas conoce el camino, ya debe estar por llegar.—el más alto vuelve a acercar su botella, por lo que suspira audiblemente antes de aceptarla.
siente el líquido frío y agrio bajar por su garganta mientras el otro se ríe.
—veni con nosotros, no te quedes parado ahí mirándonos.
felipe le da una palmada a mano abierta sin fuerza sobre la espalda antes de alejarse de él e irse con los demás a la ronda improvisada que formaron en la amplia habitación.
y aunque quiere unirse a ellos y relajarse un poco, también quiere ir en busca de blas.
ya debería estar con ellos, pero por alguna razón aún no se presenta. ¿y si le pasó algo? ¿si no se siente bien?
revisa el grupo de chat en el que todos están, esperando ver un mensaje de su amigo pelinegro donde diga algo, pero no hay nada.
—esteban.—llama al castaño, capturando la atención de este al instante.—voy a buscar a blas, ya vengo.
el otro asiente con la cabeza en respuesta y es suficiente para que salga de la habitación en dirección a la habitación de blas. camina hasta el ascensor al final del pasillo y marca el piso del más alto.
por alguna razón, siente como su respiración se acelera, y no nota el temblor en sus manos hasta que toma su celular para comprobar la hora. traga saliva mientras se sacude un poco el cuerpo para deshacerse de todo.
cuando las puertas del ascensor se abren, se encuentra con las caras sonrientes de enzo y matias.
—¿qué haces acá?—pregunta matias mientras ambos lo miran. parece confundido.
—vine a buscar a blas, todavía no llegó y no avisó nada.—explica mientras sale del ascensor.—los demás están preguntando por él.
los otros dos simplemente asienten mientras pasen junto a él para entrar al ascensor.
—si es necesario sacalo de los pelos.—pide el más bajo mientras se ríe.—pero no tarden mucho.
se da la vuelta para continuar su camino no sin antes prometerle a matias que si es necesario saca a blas de su habitación con un abogado.
pero cuando llega a su puerta, siente como su confianza abandona su cuerpo entero. los nervios regresan a él al igual que los temblores, confundiéndolo. respira lentamente y cierra sus ojos antes de golpear la madera barnizada frente a él con sus nudillos.
y solo bastan unos segundos para tener a un blas adormilado frente a él.
sin remera y con los rulos alborotados.