Cinco

226 53 5
                                    

Dahyun llevaba días intentando dar con la japonesa, noche tras noche intento descifrar su paradero pero nada daba resultados, ni siquiera sabía cómo encontrarla y eso la estaba frustrando, si bien seguía en el convento, quería asegurarse primero de encontrarla antes de abandonarlo todo.

Sentada frente al teléfono fijo marcaba a todos los hoteles del pueblo, asumiendo que en alguno de todos ellos debería de estar, pero hasta el momento, no tenía información alguna.

Estaba tan concentrada en su objetivo de llamar a todos los hoteles posibles que se asustó cuando tocaron su hombro, miró con inseguridad hacia atrás para ver de quién se trataba.

El teléfono fijo se encontraba en una habitación alejada con una pequeña agenda telefónica para comunicarse con cualquier tipo de servicio, o para lo que las monjas normalmente lo utilizaban era para hablar con sus respectivas familias.

Tzuyu le río divertida y levantó una ceja.

—¿Qué estás haciendo que te asustaste así?. —Le pregunto sospechando, Dahyun torció los labios.

—¿La verdad o la mentira?. —Tzuyu llegó a ver qué estaba llamando a hoteles, incluso escuchó, sabía lo que estaba haciendo perfectamente.

—Y.. son las doce de la noche, estás aquí, sola, llamando.. es sospechoso. —Dijo con un tono juguetón. —Prefiero la verdad pero si quieres puedes mentirme.

—Dios.. —Murmuró cubriendo su rostro. —Quiero dar con el paradero de Sana.

—Lo sé, lo escuché.. bueno, al menos no le mentiste. —Rió. —¿Probaste hablar con Nayeon?

—¿Nayeon? ¿Im Nayeon?. —Preguntó confundida, la conoció muy poco no entendía a dónde quería ir la menor.

—La mismísima.. yo no la conocí, pero Jihyo me contó sobre ella.—Asintió confirmando. —No sé si sea de gran ayuda pero hace unos días en Takayama me enteré que ella andaba merodeando, y que estuvo ayudando a Mina.

—¿Cómo sabes eso?. —Preguntó confundida, Tzuyu se encogió de hombros.

—Este puede ser un convento pero eso no quita que los chismes ronden los pasillos con facilidad. —Dijo desinteresada. —Yo no tengo su número pero se lo puedo quitar a Jihyo, se que ella lo debe tener por algún lado.

—¿Me ayudarás?. —Tzuyu asintió.

—Claro, te veo preocupada y para que te encuentres aquí a las doce de la noche.. —Ladeo la cabeza. —No me cuesta nada, ya vuelvo. —Exclamó retirándose de ahí rápidamente, Dahyun no sabía que creer pero decidió confiar en las buenas intenciones de la menor. Minutos más tarde de seguir intentando comunicarse con un hotel, Tzuyu volvió con un pequeño papel en sus manos. —¡Lo tengo!

—¡Gracias! ¿Será que Nayeon atenderá a ésta hora?. —Dijo un tanto desconfiada, Tzuyu asintió.

—Intentalo, sino.. llama mañana. —Animó. Dahyun marcó el número y aguardó pacientemente a recibir alguna respuesta, luego del tercer tono, escuchó la voz aguda de la mayor.

—¿Hola?. —Habló, Dahyun tembló, se había quedado en blanco y no sabía qué decir.

—Ho..hola, soy Dahyun, Kim Dahyun. —Exclamó nerviosa.

—¿Del convento de Shirakawa?. —Preguntó la mayor, en su voz se la notaba sorprendida.

—Si.. perdón la hora pero te llamaba para saber si tienes alguna información sobre Sana, me gustaría saber su paradero. —Dijo rápidamente tartamudeando.

—Oh, llamas por eso, sí, sé dónde está. —Admitió, Dahyun dejó escapar un suspiro de alivio. —Hoy hable con ella y me dijo que mañana vendría temporalmente a Takayama, solo para visitar y que luego viajaría permanente a Osaka... así que si quieres dar con ella en Shirakawa, tiene que ser ahora o en su defecto mañana por la mañana. —Le informó, el corazón de Dahyun latía a mil por hora, había llegado a tiempo, solo tenía que apurarse de buscarla en ese mismo momento. —Ahora, se encuentra hospedada en las cabañas de Ino, no se si conoces.. se encuentra a un par de kilómetros del convento, hacia el sur.

—¡Bien! gracias, iré ya mismo. —Aviso. —De verdad, gracias Nayeon, perdón de nuevo por molestarte. —Escucho la risa amable de la mayor.

—Vé, rápido, huye. —Animó riendo. —Sean felices. —Fue lo último que dijo antes de cortar.

Dahyun sonrió ampliamente y abrazo a Tzuyu, antes de decirle:

—Gracias, y perdón, si te preguntan por mi no sabes nada, por favor. —Rogó, Tzuyu asintió sin problemas.

—No te preocupes, no eres la primera ni serás la última en irse de aquí. —Dijo riendo. —Adiós Dahyunie, espero que encuentres lo que buscas.

La pelinegra salió rápidamente y recogió todas sus cosas, llegar hasta las cabañas de Ino en medio de la madrugada iba a ser un desafío pero no pensaba rendirse hasta estar al lado de Sana.

Salió del convento alrededor de las una, arrastrando su maleta calle tras calle, recorriendo largos kilómetros hasta llegar a su objetivo, gracias a una recepcionista pudo saber dónde se encontraba la japonesa y algo asustada golpeó la puerta, esperando que se encontrará allí como mencionó Nayeon.

Golpeó hasta tres veces, cuando la puerta se abrió insegura, Sana tenía el rostro pálido debido a que tenía miedo de lo que se encontraría del otro lado a esas horas de la madrugada, pero apenas vio el rostro de Dahyun, comenzó a llorar.

—No lo puedo creer. —Musitó nerviosa, Dahyun dejó escapar lágrimas y la abrazó rápidamente.

—Perdón, perdón por ser tan cobarde, perdón por no elegirte, por hacerte pasar por esto, por todo lo malo que genere. —Rogó entre sollozos fundida en un abrazo lleno de sentimientos encontrados. Sana hizo caso omiso a sus disculpas, ella sabia que no tenia nada por lo que disculparse, porque fue clara cuando ella abandono el convento, jamás iba a obligar a Dahyun a hacer algo que no quería, pero no podia negar que en ese momento se sentia la mujer más feliz que pisaba la tierra.

—No te disculpes, estoy muy feliz de que te encuentres aquí. —Murmuró aún sin dejar de llorar. —Pensé que ya no vendrías, así que el solo hecho de que te encuentres parada frente a mi en este momento significa mucho, te extrañé, Dahyunie.

—Fui una tonta, no debí dudar cuando me lo dijiste, te amo como nunca antes amé a nadie. —Se confesó.—Así que a dónde quieras ir a partir de ahora, iré contigo, quiero un futuro junto a ti y si es posible, toda una vida. —Exclamó separándose para mirarla a los ojos. —No me interesa lo que nos depare el destino siempre y cuando lo superemos juntas, por favor, dime que sigo teniendo un espacio en tu vida.

—Si, Dahyun, si lo tienes y lo tendrás siempre, también te amo de la misma forma y lo quiero todo contigo. —Rió cuando tuvo que limpiar sus lágrimas. —Saqué pasajes para irme a Takayama mañana por la mañana,, —Contó, pero Dahyun la interrumpió.

—Lo sé, Nayeon me lo comentó, si no hubiera sido por ella no te hubiera encontrado a tiempo antes de que te mudes a Osaka. —Le contó, Sana sonrió y volvió abrazarla.

—¿Irás conmigo?.—Le preguntó, con la voz temblando.

—A dónde quieras, Sana, no volveré a separarme de ti. —Admitió, tomando su rostro y besándola, Sana no pudo evitar suspirar en el beso, al fin todo parecía haberse acomodado en su vida. 

Nun / Parte; Saida. EpílogoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora