—Amor! Ya llegue!—
Mi grito resonó por toda la sala de estar mientras el chirrido de la puerta confirmaba mi llegada, cerré detrás de mi con rapideza, anelando el cálido ambiente hogareño de nuestro departamento, con clama empecé a quitarme el abrigo escuchando los pasos rápidos de mi amada novia corriendo en mi dirección, haciéndome sonreír como estúpido.
—Nath!!— se abalanzó sobre mi sin previo aviso llenándome la cara de besos, su amor siempre calienta mi corazón.
La carge con facilidad dejando caer mi chamarra al suelo, y llenándola de besos también, coloque sus piernas alrededor de mis caderas y empeze a caminar con ella en mis brazos hacia él sillón de la sala mientras ella reía por mis constantes besos.
—Nathan!! Ya ya— su risa inundaba la habitación, haciéndome sentir tan vivo que parecía irreal.
Me senté en el sillón dejándola sentada sobre mis piernas y la miré embobado mientras me sonreía recuperando el aliento de tanto reír, esta mujer...dios como la amo, han sido los mejores putos momentos a su lado, mirándola me di cuenta de que no quiero estar en ningún otro lugar, escuharla reír, verla dormir, sonreír, llorar, todo de ella me enamora, su respirar, su andar, su forma de contarme cosas tontas por 3era vez, su mirar...ella es para mi, es mi todo, mi amada♡
—¿Como te fue en casa hoy?— pregunte ya más calmados
—Bien, no hice mucho, agradezco estos días libres antes del trabajo, necesitaba un descanso de todo el ajetreo de la oficina—musito haciendo un pequeño puchero asentando su cabeza en mi hombro.
—¿y a ti como te fue corazón?— me pregunto rotando su mirada hacia mi cuello su aliento choco en este y un escalofrío recorrió mi espina dorsal.
—Bien, nada nuevo la verdad, mucho trabajo, lo usual— le respondí de forma dulce pegandola más a mi cuerpo anhelando su calor más y más.
Ella solo hizo un ruido de aprobación mientras la abrazaba, llevó 4 años con ella y aún así se siente como muy poco tiempo la amo más de lo que debería quizá y aunque aveces tenemos malentendidos, jamas podría dejarla, ella es mi mundo.La acurruque más a mi lado pues una brisa fris entro por la ventana abierta del departamento ahí fuera esta como a 10°, la temperatura a bajado mucho y el cielo a estado nublado, así que ni el calor del sol nos reconforta esta vez, trate de pararme para cerrar la ventana pero ella se aferro más a mi, últimamente a estado más cariñosa que de costumbre, haciéndome detalles, dándome mimos y besos y no es que me queje, al contrario lo amo, pero me encantaría saber el motivo de este cambio, pues algo dentro de mi me tiene inquieto...sacudi mi cabeza levemente tratando de sacar aquellos pensamientos inseguros de mi mente, y la apreté más cerca de mi, queriendo que este momento fuera eterno y después de unos minutos así, hable calladamente.
—Amor...— murmuró por lo bajo apoyándome sobre ella levemente y ella se queja.
—¿Tienes hambre?—me trage mis dudas y palabras, no quería arruinar el momento.
Ella solo negó con la cabeza, aferrando sus manos a mi camiseta, rei por ese acto tan tierno, y sacudí la cabeza, levantándome del sillón con ella en brazos.
—Pues yo si, así que me acompañaras a la cocina— murmure de forma bromista y jugetona.
Camine con ella hacia la cocina, dejándola en la barra de esta una vez llegamos y dándole un pequeño beso en la frente cuando empeze a alejarme, ella solo se froto los ojos, mirándome dirigirme a la nevera para buscar algo de carne para cocinar para ambos, tome unos bistecs, de la alacena algo de pasta y salsa de tomate y me dirigí a la estufa disponiéndose a cocinar una rica cena.
—¿Cuando vuelves al trabajo?—pregunte curioso mientras ponía agua para la pasta.
—El 15, ese día acaba mi permiso medico— me respondió con su dulce voz habitual.
—¿Ya te sientes mejor? Porque si es un problema podemos ir denuevo al medico a que alargen tu permiso medico— le respondí mientras freia los bistecs.
—Mjm, desde hace 2 días, pero no quiero volver, me da pereza— hizo un puchero nuevamente y rei volteandome para verla mover los pies mientras ne observava cocinar.
—Debes volver, necesitas convivir con gente amor—la anime sutilmente dándome la vuelta una vez más para continuar cocinando.
Se quejo una vez más, y yo seguí cocinando, seguí cocinando hasta que un fuerte dolor de cabeza me hizo detenerme abruptamente, pose mi mano en mi cabeza por inercia y la voz preocupada de Sofi me saco de mi trance de dolor.
—corazón, ¿estas bien? ¿Otra vez tienes dolor?— su preocupada vocecita me hizo dejar de pensar por un momento en el dolor.
Poso su mano sobre mi hombro apagando la estufa con la otra para proceder a mírame con ojos de cachorro preocupado, yo solo le sonreí levemente tratando de amortiguar sus sentimientos, y de di un besito en la frente, suspirando.
—sisi, solo...solo necesito tomar las pastillas para la migraña no es nada—murmure consolandola.
—corazón, cada vez son más frecuentes y más fuertes deberías ir al medico nuevamente, quizá aumente la dosis o algo— continua con esa dulce voz preocupada, y no puedo cuando me mira así de mal.
—Estoy bien, tu quédate tranquila— tome su cintura y la acerque a mi plantando un beso corto en sus labios y ella solo sonrió.
Terminamos la comida juntos, y mientras yo ponía la mesa ella trajo mis pastillas regañandome para que las tomara, cosa que hice riendo, cenamos, nos duchamos y fuimos a dormir, pero el insomnio me ganó, mientras ella dormía en mi pecho no puede parar de pensar en que pasaría si algo nos separara, dejándome desconcertado y haciéndome más difícil dormir.
Si nos amamos tanto, ¿que podría salir mal?

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Lost cause
RomanceEn los recovecos de la mente yace una historia de amor marcada por la cruel presencia de la enfermedad y la traición. Es la historia de un joven llamado Nathan, cuya vida se ve consumida lentamente por un tumor cerebral incurable. A pesar de su luch...