—Cayo de unas escaleras, se resbaló—Voces que parecían ecos en mi cabeza—Conmoción cerebral — Me dolía hasta el alma e incluso el dolor de cabeza era tan incómodo— Su espalda se llevo la peor parte—Traté de abrir mis ojos— Sus tobillos parece estar inflamados— Podía sentir mi cuerpo en movimiento, y el insistente sonido de sirenas de ambulancia me dejaba en claro que estaba ingresando a un hospital.
—Nombre— Escuche la voz de una mujer. La camilla tembló al pasar por el pasillo del hospital. La intensa luz de las lámparas del techo podían ser tan fastidiosas como un faro de luz, así que evite abrir por mucho tiempo mis ojos.
—Responde al nombre de Annabella— Escuche otra voz, pero esta vez era masculina. Sin detenerse la mujer comenzó hablar.
—Annabella— Pronunció mi nombre con firmeza— ¿Puedes escucharme? — No respondí. Mi cerebro estaba tan confundido que incluso el hecho de que me hablaran hacia que el intenso dolor me sofocara— Annabella, ¿sabes que te paso? — Volvió hacer la pregunta la mujer.
—Me resbale de unas escaleras— Dije lo que escuche.
Me ingresaron a una habitación, eso fue lo último que recuerdo antes de volver a quedarme dormida.
—Tiene conmoción cerebral— Un nuevo Murmuró me despertó. Solté un gemido de dolor, sentía demasiado dolor , no solo por la caída. Sentía una enorme incomodidad en el área de mis costillas— Tuvimos que operarla de emergencia por que su costilla estuvo a nada de perforar su pulmón. Su esposa tuvo suerte de sobrevivir a esa caída—¿Esposa? Abrí los ojos y vi la enorme espalda de Alec. El doctor se percato de que había despertado— Vaya, su recuperación es muy buena, Señora Westerman. Llevaba tres días inconsciente, pero ya se está recuperando. Tendrá que guardar reposo por dos meses— No respondí. Me quedé mirando a Alec, el cual me observaban con una sonrisa malvada, que para el doctor era buena. Reviso mi estado, me pregunto cosas que recordaba y finalmente dijo — Los dejaré solos — Se retiro dejándome sola con él.
—Sueltame ¡por favor!— Cerré mis ojos con dolor al recordar mis súplicas. Yo no resbale por las escaleras, Alec me arrojo como si fuera un jodido saco de papas.
—Resbalarte por las escaleras te dejo jodida, ¿no es cierto? —Parpadeé ante su comentario burlón— Tranquila mi amor, solo tienes una ligera conmoción cerebral, unas cuantas costillas rotas, tu espalda podría estar mejor , tu brazo izquierdo fracturado y tus tobillos hechos una mierda. Pero vas a estar bien— Su mano tatuada palmeo rudamente mi pierna. Reprimí el gemido doloroso para no darle el placer de verme revolcarme.
—Yo no resbale — Susurre. Dejo mi pierna en paz, y colocando sus manos en el respaldo de la cama , se inclino. Inflando sus músculos y tensando sus antebrazos. Era… intimidante— Tu me arrojarse tal cual, no te importo que terminara muerta o en este estado— Mi voz se quebró—¿Querías que muriera? — Pregunte mordiendo mis labios , tratando de tragarme las lágrimas—¿Querías matarme? — Soltó una risita, una risa tan ácida y poco empática.
—¿De que estas hablando, corazón?— Mi rigidez al verlo acercarse a mi, él lo noto. Sin importarle las emociones que podría provocarme toco mi cabello — Caíste de las escaleras de nuestra casa, por que resbalaste— Se acercó a mi oído—¿Cuántas veces tengo que repetirlo para que tu mente lo comprenda? Resbalaste por las escaleras.
—Yo no…— No me dejó terminar. Tomo mi cabello con brusquedad jalándolo, su mano precioso la herida en mis costillas causándole más dolor.
—Resbalaste de las jodidas escaleras corazón— Quise gritar — Y es lo que vas a decir por que eso fue lo que paso. ¿Comprendes? — Asentí solo para que dejara de hacer presión en esa área. Me dejó libre— Pero mira nada más, te abriste los puntos— Al no entender lo que dijo, mire la bata azul claro de hospital. Sangre. Alec había presionado lo suficiente como para que se abrieran los puntos.
