Un mal plan para enamorar.

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Desde los comienzos del año, Idate no dejo de vigilar a Rocma, investigando arduamente todo sus maravillosos gustos.

Preparo listas de todos los más pequeños detalles de su querida Shirokuma.

Algunos detalles, muy necesarios para él, otros no tantos...

El día de San Valentín, oh ese hermoso día donde cualquiera podía ser lo más pegajoso posible, un día donde solo tenían que darse amor; mucho amor.

Y la celebración en la isla Icescream no era la excepción de esa fecha, aunque en los anteriores años, no había podido pasar tiempo con su Shirokuma, este año no tenía pensado irse.

-Jejejeje...pronto, muy pronto, jejeje-Idate sujetaba la lista de cosas que pensaba hacer con Rocma el día de San Valentín, sin prestarles atención a sus amigos.

-Me preocupa mucho, Rocma-Angy soltó un suspiro, lanzándole una mirada juzgadora al ver a Idate con esa cara de depredador sexual.-Espero... que no hagas nada estúpido

-Cállate, con esto sé que ella caerá a mis pies, jejejeje.

-Deja de poner esa cara-Ella vuela hasta donde se encuentra Rock, sentándose a espaldas de el-Es asquerosa.

-El día de mañana, mi plan comenzara-Estiro la lista al cielo, que era iluminada por la poca luz del sol en la isla- y ella no tendrá de otra más que caer por completo en mi amor sincero y verdadero.

-"¿Sincero y verdadero?"-Tanto Angy como Rock pensaron en lo mismo.

-Eres demasiado engreído...-no podía creer lo que veía, aun después de tanto años, el seguía creyendo que Rocma caería ante sus "encantos".

-Solo observa; esta vez no estoy jugando-una sonrisa perversa se revelo ante sus amigos.-Bueno, me voy, tengo mucho que preparar y necesito buscar a alguien, para nuestra organización.

Con eso dicho, camino en dirección a su territorio designado, dejando atrás a un águila con una cara de incredulidad.

-Siento que esto no será para nada divertido...-Angy recarga su brazo en la cabeza del pingüino-Mañana será un día muy pesado, para Rocma.-Sonrió con malicia-bueno, quieres apostar...

Con eso dicho, ambos se quedaron en la pequeña roca de hielo, dejando a su amigo hacer lo que sea que su loca mente esté planeando.

El día siguiente, los aldeanos se preparaban para la celebración, usaban ese día más como una reunión, para hablar y poder saber algo nuevo de esa pequeña isla.

Los jóvenes o los ancianos, si entregaban pequeños presentes a sus parejas, o para las propuestas para salir. Los obsequios iban desde peces muy especiales, esculturas de hielos, manualidades, toda la isla radiaba amor.

Roma observaba todo, quería mantener vigilado su entorno, aunque recibió algunos dulces y peces de agradecimiento de parte del pueblo.

-Veo que eres muy popular, mi querida Rocma-Angy bajaba de los aires, para estar a su lado.

-Esto..., es raro, para mí esto es nuevo...-Murmuro Rocma, mirando algunos regalos.

-No quiero ni pensar en la cantidad de regalos que tendrías en tu cumpleaños-Angy estiro una caja pequeña.-Aquí tienes mi humilde aporte, para la mujer de hielo.

Rocma la miro mal, tomando la caja con cuidado; no le extrañaba que le diera un regalo, pero no creía necesario recibirlo de alguien a quien consideraba su amiga.

-Tranquila, jamás te cortejaría, menos si quiero mi cabeza unida a mi cuerpo.-sonrió elevando su pulgar, tranquilizando a Rocma. Abrió la cajita viendo algunos broches y ligas para el cabello.

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