Es una historia de amor, bebé, solo di que sí PARTE 2

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—¿Qué? — ella se sentó para poder mirarlo bien y encendió la lámpara de la mesa de noche.

—Sí, Tay, cásate conmigo— se sentó también.

—Ya me pediste matrimonio Travis—

—No, Taylor— rio. —Estamos en Las Vegas, podríamos ir ahora mismo a que nos casen—

—¿Quieres que nos case Elvis? —

—Podría no ser Elvis, alguien normal, quien sea, todos tienen licencia para hacerlo—

—Dios— rio.

—¿Crees que estoy loco? — preguntó preocupado.

—No, claro que no, creo que la loca soy yo— rio. —Bueno, podríamos casarnos ahora mismo—

—¿De verdad? —

—¡Sí!, yo creía que sería algo más sofisticado, ya sabes, mi vestido blanco, damas de honor, una fiesta enorme, tal vez mi amigo Ed Sheeran tocando el piano, un pastel gigante...—

—Podemos hacer eso después, con más calma, pero la verdad es que ya no puedo esperar a que seas la señora Kelce, Taylor Kelce— dijo emocionado.

—Yo tampoco puedo esperar por eso— lo abrazó. —Entonces— volteó a ver la hora en su celular. —Son casi las cinco de la mañana, tenemos poco tiempo—

—Pues será mejor que nos demos prisa—

Se pararon de la cama rápidamente, Travis fue a levantar la ropa con la que estuvo en la fiesta para ponérsela de nuevo.

—¿Y que me pongo yo?, ¿Lo mismo?, Travis, es color negro, el negro no debe usarse para una boda, no es un funeral, no es de buena suerte— Taylor estaba indecisa.

Él rio. —¿No tengo problema con que vayas igual, de negro—

—No Travis, no iré de negro— frunció el ceño.

—¿Y no tienes algo blanco?, lo que sea—

—Creo que sí— dijo buscando en su maleta. —Sí, un palazzo, era mi segunda opción para el juego de ayer—

—Genial, entonces eso—

—Ok, dame unos minutos para arreglarme—

Ambos entraron al baño para darse prisa, Travis se lavó la cara y los dientes, Taylor hizo lo mismo, se maquilló lo más rápido que pudo, simple, delineándose los ojos y pintándose los labios, su cabello era un desastre total, todo despeinado por la loca noche que habían tenido, fiesta y luego sexo, se deshizo la coleta para rehacerla nuevamente junto con el par de trenzas, sus aretes seguían en su lugar, el collar con el número 87 también, decidió dejárselo, no era que combinara mucho, pero le parecía un gesto lindo.


Kelce ya estaba a fuera, sentado al filo de la cama mirando su reloj de muñeca, ya eran las cinco de la mañana, mientras su prometida estaba en el baño, solucionó la situación de los anillos, no serían los más caros ni los más bonitos que Taylor había elegido para la "verdadera boda" que ni siquiera han planeado, pero, por el poco tiempo y la hora no tenía opción, en línea, seleccionó anillos de matrimonio y alguien se los llevaría a la iglesia.

—Nena, ¿Ya? —

—Estoy lista, vamos—

—Dios, qué hermosa eres— se levantó para abrazarla y besarla.

—Calma— rio. —Apenas y pude hacer algo decente con mi cara de mamá desvelada—

—No hemos dormido nada— rio. —Pero eso no quita lo hermosa que eres—

Eres mi juego finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora