Harry tomó una respiración profunda y trató de poner una sonrisa en su rostro, un vago intento para no romper a llorar en cuanto viese a Perseus.
Harry llevaba una buena cantidad de tiempo enamorado del semidiós, desde que él mismo había llegado al campamento y él lo había recibido con una sonrisa, lo felicitó cuando el dios Zeus lo reclamó como su hijo y siempre parecía escucharlo cuando parloteaba sin cesar sobre sus cosas favoritas, como el Quidditch.
Pero Harry hervía a fuego lento por los celos, casi no ocurría cuando estaba cerca de su hermana, él entendía que su hermana era una cazadora, renunció a los hombres eternamente, ella no se sentía atraída en ningún sentido hacía Perseus.
Pero estaba esa chica, Annabeth, la mejor amiga de Perseus, Harry no tenía ni la menor idea de la naturaleza de su relación y eso lo volvía loco, lo hacía amargarse y poner mala cara, le hacía doler el pecho por el dolor de tanto amor y celos contenidos cuando Percy abrazaba a la rubia con fuerza contra él.
Harry no era simplemente Harry para las personas del campamento, era el hermanito de Thalia, la buena amiga de Perseus, era el hijo más joven del rey de los dioses, pero nadie parecía ver más allá de aquello, ni siquiera Perseus.
—¿Gustarle yo a Harry? —se había burlado un día, mientras estaban sentados alrededor de la hoguera—. Jamás, él es demasiado para siquiera fijarse en mí.
Harry quería tanto callarle la boca y confesar todo lo que sentía, pero las palabras se le atoraron en la garganta, no dispuesto a soltarlas. No dispuesto a ser humillado por la persona que su corazón había escogido.
—Deberías de contarle como te sientes —le había dicho su hermana, él ni siquiera pudo negar lo afirmado, su hermana lo hizo callar—. Tu enamoramiento por Percy es como tu olor para cualquier monstruo a cincuenta millas a la redonda, imposible de ignorar.
Harry había llorado un poco, sentía demasiado, siempre era así. Estaba hambriento de tacto y en cuanto encontraba una persona digna de su amor, de su confianza, se volvía sumamente táctil, Harry creía que no le importaba, que Perseus estaba bien con él siendo de aquella manera.
Hasta que escuchó a las náyades, chismeando cerca del río.
—Al príncipe no le agrada cuan cómodo es ese hijo de Zeus con él —se burló—. Lo he visto hacer caras de desagrado en cuanto el hijo del rey de los dioses se da la vuelta para irse.
—¡Sí! Yo misma miré a ese semidiós dándole un beso en la mejilla como despedida y a nuestro príncipe parecer incómodo, ¿no entiende las señales?
Harry había sentido su garganta apretarse con un sollozo, la sensación que odiaba de sentirse a punto de llorar, misma que lo había llevado a esa situación.
Harry educando su gesto, tratando de mirar a Perseus a los ojos, de no parecer tan herido como se sentía.
—... sí? —Perseus le sonrió, Harry se mordió el labio.
—No entendí lo que dijiste —se disculpó.
Perseus pareció saber que algo andaba mal con él.
—¿Qué te ocurrió? —preguntó.
Harry recordó las palabras de las náyades, sus ojos picaron.
—Nada, todo está bien.
—Estás mintiendo.
Harry quería responder mal, ser un poco grosero, pero únicamente respiró más hondo, llenando sus pulmones con aire.
—No tengo nada, Perseus. Hablo en serio.
Mal movimiento, aparentemente, puesto que Perseus frunció el ceño y se alejó.
—Si piensas hablar conmigo, estaré cerca de la hoguera.
Y se fue.
Harry sólo quería llorar, volver a casa —la casa de Sirius— y meterse en su cama, hacerse bolita y sufrir su dolor en silencio.
En cambio, buscó a su hermana y sonrió y trató de pasar tiempo con ella, antes de que inevitablemente volviera a la caza con sus cazadoras y Artemisa.
Harry ignoró la punzada de dolor, el miedo que le provocaba haberse dejado llevar por las palabras de las náyades, pero ya lo había dicho. no creía volver a hablar con Perseus en los siguientes días.
Estaba jodido y le dolía el pecho y estaba a nada de llorar.
Era un idiota.
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It's worse to be nothing [harcy]
FanfictionHarry está enamorado. ¿Percy lo estará? Bad ending Hurt no comfort Anti-Valentine's