Cap 61

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Severus se encontraba muy cansado para encontrarse abierto a las absurdas conversaciones de sus compañeros. Su espalda dolía al igual que sus hombros.

Los elfos aparecieron la cena junto a sus utensilios, inmediatamente tomó su copa, frustrado por no sentir el amargo sabor del alcohol. En su lugar el dulce jugó de mora saqueaban su paladar, disimuladamente retiro la copa.

A su lado se encontraba una Narcissa atenta a su esposo y su hermana, esta última como una niña pequeña pinchaba su comida, la rubia la miraba molesta sacándole una sonrisa burlona a la pelinegra. Para calmarse probó la ensalada y con delicadeza limpio sus labios.

-Severus me encantaría ayudarlos con su boda- tomó de su bebida, volteo al no recibir respuesta del hombre, este se encontraba distraído viendo el único lugar vacío en la gran mesa, que se encontraba cerca del mago oscuro-¿Severus?- alcanzó a tomar su hombro, el pelinegro salto del inesperado tacto.

-¿Donde esta mi acromantula?- Bella se levantó apoyando sus puños en la mesa, los demás la miraron ya acostumbrados a los abruptas acciones de la señora Lestrange.

-¡Bella por favor sientate!- soltó fastidiado su esposo.

Liana sonrio detrás de su servilleta, con delicadeza y con una disculpa se levantó llevando su plato y su copa. Se sentó en aquella silla que por varios años le perteneció a una sola persona, el matrimonio Rellish dejaron caer su bocado del tenedor de ver tal insolencia.

-Pruebe el postre mi señor, esta delicioso- su voz sonó suave. Amo la sensación de estar tan cerca del mayor, podía ver muy bien al pelinegro junto a los Malfoy.
Tom fingió no prestar atencion, sin embargo por dentro no ocultaba la sensación de burla. Dejó con cuidado su tenedor, al ponerse de pie su audiencia dejó de comer y charlar, levantandose con respeto a su líder.

-¡En unos días daremos un gran golpe!- tomó de la mano a la pelirroja -La señorita les dará las indicaciones, no me defrauden!- siseo la última parte con voz intimidante. Trato de sentarse y disfrutar de sus alimentos.

Se escuchó un gran sonido en el pasillo detrás de la puerta, un jarrón se hizo añicos. Provoco que varias se levantarán atentos al causante, sacaron sus varitas apuntando hacia el frente, las puertas se abrieron con violencia, Lucius y Severus se levantaron de la impresión.

Una escena tan irreal se presentaba ante ellos, una elfina muy nerviosa intentaba mantener en pie a una bruja muy ebria. Eris trataba de calmar su risa estruendosa por la torpeza, se deleitó de ver a Nissa con sus orejas hacia atrás, sudar y temblar por su bienestar.

La criatura ahogo un grito de ver la puerta abierta y el mar de mortífagos observarlas. Rápidamente intento desaparecer junto a su amita, siendo el destino a favor de su contra. La peliblanca en su estado se colocó como pudo recta, su mente nublada buscaba el uso de razón. Camino tambaleante hasta su audiencia querida, se pasó las manos por el cabello tratando de absurdamente arreglarlo, el tirante de su vestido caía revelando su piel.

Sus padres trataron de acercarse, maldiciendo el estado de su hija. Eris los vio con molestia, decidida y sin importarle nada los rodeó, safandose del agarré. La elfa quedo congelada del miedo de perjudicar a su amita.

Severus molesto se acercó, Eris que había cerrado los ojos de las náuseas sintió como chocaba con algo, con curiosidad metió sus manos en la tela negra que era muy cálida.

-¿Se puede saber que estas haciendo?- trago de escuchar esa deliciosa voz, con ternura llevo las manos a las mejillas del hombre frente a ella, sin darle tiempo lo acercó tomando sus labios con los de ella. Satisfecha lo soltó empujandolo todo lo que pudo. Abrió sus ojos con un brillo que alarmó al pelinegro.

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