[ E X T R A ]

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Senku dio un portazo en la cabaña y tiró todos los planos que tenía en la mano con un evidente mal humor. Se sentó bruscamente, su pierna se movía de arriba a abajo y su dedo no paraba de tamborilear la madera de la mesa.

—¿Senku-chan? ¿Qué sucedió? —preguntó Gen, incrédulo, con los ojos abiertos de la sorpresa.

Había una verdad absoluta sobre el temperamento de Senku, Gen lo conocía bien: él no se dejaba llevar por sus emociones con demasiada frecuencia. En realidad, no fue hasta que formalizaron su relación que Gen pudo ver más allá del aparente control inmutable del científico respecto a su manejo del enojo, la tristeza o, para su disfrute, la pasión.

—Hay una mujer, ¿está bien?

—¿Qué? —sonrió. Una sonrisa vacía e impasible.

—Espera, déjame terminar. No para de seguirme, insinuarse e ignorar cualquier tarea que le dé. Ya le dije de todas las maneras posibles que no me interesa.

Gen contuvo una risa. De verdad que había un par o dos de chicas que eran incapaces de aceptar el rechazo. Increíble.

—Estoy desesperado. Necesito quitármela de encima, pero no atiende razones.

—Así que este es tu límite, ¿no? —Gen se acercó por detrás, rodeando sus hombros y recostando su peso en la espalda de Senku. Sin temor a nada, le dio un beso en la mejilla, en busca de calmar su humor.

—Ayúdame —pidió, volteando a verlo tanto como su cuello le permitía—. A ti tampoco te gusta esto, ¿verdad?

—Ah, no. Este es tu problema. ¿En serio quieres que desvíen su atención a mí? Eso es un poco cobarde, Senku-chan.

La mano de Gen avanzó desde el torso de Senku, subiendo lentamente hasta alcanzar su barbilla, guiándola para poder darle otro beso.

—¿Qué hago, entonces? Me quedé sin ideas. Por lo general, basta con desviar la conversación o desdeñar sus sentimientos.

—Eres un hombre cruel, sin duda —sentenció con una risa que cosquilleó en el cuello de Senku.

—¡Gen! Es en serio.

—Veamos, ¿qué tal esto? —Se acercó al oído de Senku, su cálido aliento transmitiendo el veneno de una serpiente.

La sonrisa maligna de Senku se apoderó de su rostro.

—¿Y dices que soy cruel? ¿Eso en qué te convierte a ti? —cuestionó.

—Por eso estamos juntos, ¿no?

—Exacto.

Senku se liberó del agarre del mago, solo para levantarse de la silla y tomar su rostro encantador de celebridad.

—Acepto.

Un beso rápido antes de salir de la cabaña, dispuesto a ejecutar el plan de su amante.

Sin tiempo que perder, Gen lo siguió hasta el exterior, listo para disfrutar del espectáculo sin escrúpulos.

[. . .]

—¡Jefe! —llamó la chica con su voz empalagosa. Todos a su alrededor la miraron con un poco de pena, aguardando el momento en el que sería rechazada por décima vez—. ¡Espérame!

—Suficiente —Senku se volteó, encarándola severamente. Esta era su última oportunidad de rendirse sin pasar a mayores—. Sé honesta, ¿qué es lo que quieres?

—¿Qué es lo que quiero? Pues a ti. Vamos, dame una oportunidad, ¿qué te lo impide?

Senku sonrió con la maldad desbordando cada uno de sus poros. Estaba bien, si no quería entender por las buenas, que entienda por las malas. Bastante adulta era para saber que ese comportamiento no se aceptaría en el Reino de la Ciencia.

Soulmate [SenGen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora