𝐄𝐑𝐎𝐒 ❝Bᴇʟʟᴀ Sᴡᴀɴ❞

16. Sin presiones

No podía explicar su comportamiento, en realidad no lograba entender del todo porque se comportaba de esa forma, él sabía que su padre no podía quedarse demasiado tiempo ahí con ellos, había hablado con Alexis una noche antes para confirmar la hora en que estaría aterrizando Richard en el JFK, había estado bien hasta esa mañana.

—Hijo, no me quejo de tus abrazos, pero irradias calor extremo y voy a perder mi vuelo.

Arthur se aferró más a él, Richard acarició su espalda como cuando era pequeño y tenía pesadillas.

—¿Qué pasa?

Él apretó los labios con fuerza y entonces se alejó del abrazo, haciéndole frente a la mirada preocupada de su padre, revelando así sus ojos llorosos.

—Es que no quiero que te vayas —admitió mordiendo su labio inferior con fuerza —, sé que tienes que hacerlo, pero en serio, papá, no quiero que te vayas.

—¿Qué está pasando, hijo?

Respiro con fuerza intentando deshacerse de las lágrimas, sin embargo, solo logró que estás descendieran por sus mejillas.

—Es que yo —se rasco la nuca —... mi madre se fue, ¿cierto? Y está bien, he aprendido a estar bien con eso con el tiempo. No la necesite nunca porque no importaba lo que pasara, yo tenía la certeza de que siempre al despertar, tú y Alexis estarían ahí por la mañana y sé que todo está bien de ese modo.

Richard asintió limpiando la humedad de las mejillas de Arthur, una sonrisa comprensiva se instaló en sus labios.

—Y desde que has despertado aquí solo...

—Tú y ella han estado en casa, muy lejos —intento reír para calmar los ánimos, pero en su lugar soltó un sollozo —, y yo tengo que seguir aquí.

—Sí, pero yo te prometo hijo que todo va a seguir bien, tú vas a estar bien y siempre que lo necesites, puedes llamar y yo tomaré el primer vuelo para venir a tu rescate.

El metamorfo lo abrazo una vez más, beso la mejilla derecha de su padre y lo soltó de nuevo.

—¿Puedes hacerlo antes de que te vayas?

Richard asintió, acarició la mejilla izquierda de su primogénito y empezó a buscar en cada armario y debajo de todas las camas.

—No hay monstruos.

—¿Estás muy seguro?

—Completamente, si llega a haberlos, vendré corriendo a ahuyentarlos.

Se abrazaron junto al auto de Richard prometiendo que hablarían por la noche, Arthur lo vio partir y aunque estaba más tranquilo, el sentimiento de tristeza que se instaló en su corazón siguió ahí porque no importaba cuan cierto fuera eso de que estaba bien con la ausencia de su madre, nada lo había preparado para vivir tan lejos de las tres personas que más amaba en todo el universo.

—¿Quieres que prepare un poco de chocolate caliente para ti? —pregunto Toni situándose a su lado y rodeándolo con los brazos.

Arthur suspiro, sí, él estaba bien.

—¿Le pondrás malvaviscos extra?

Toni sonrió divertida mientras asentía, juntos entraron de nuevo a la casa y se encaminaron a la cocina, donde Sam ya los esperaba con la leche fuera del refrigerador, listo para ayudar en la preparación del chocolate.

Jared y Paul no tardaron en unirse a ellos llevando consigo todos los ingredientes para preparar algunos panecillos o pastelitos, entre risas se dividieron las tareas, siempre atentos en caso de que Jacob y Embry, los encargados de patrullar aquella tarde, necesitaran refuerzos.