Capítulo 1: El hijo de la política y la poesía

8.6K 733 201
                                    


Jungkook sabía mejor que todos que su vida se encontraba rodeada de privilegios. Nacer y crecer en una familia conocida por su influencia en lo económico y político del país siempre trajo consigo un trato que lo hizo cuestionarse durante su desarrollo como persona. Fue menospreciado en ciertos aspectos, pero alabado en otros. Siempre rodeado de gente que quería algo de él, de la misma forma que escuchaba comentarios hirientes pero realistas. Y al momento que su madre subió a la máxima autoridad del país, luego de una campaña y votaciones que ganó con mayoría de votos, sintió todo muchísimo más pesado.

Un Jungkook con tan solo dieciocho años vio cómo su madre se transformó en la presidenta del país, comprometiéndose con la ciudadanía para mejorar como nación, pero no pudo evitar sentirse desplazado en su vida. Él entendía la seriedad de la situación. Una gran responsabilidad sobre los hombros de su progenitora. El bienestar de la nación. Pero, ¿qué hay de buscar el bienestar de su propio hijo?

Fue su primer cumpleaños sin su madre. Recibió la carta de admisión a la universidad de sus sueños, sin la compañía de su madre. Y también se dio cuenta que su madre era lo único que le quedaba en la vida, pero todos los días perdía más a la figura de esta. El momento donde más lo noto fue en su primer día de universidad. Fue obligado a subirse a la elegante limusina presidencial y ser acompañado de una persona que ya no podía llamar su madre. Fue la única persona recibida por el decano de la universidad y grandes autoridades de esta, aparte de la gran banda sonora que entonaba el himno de la nación. Y lo sintió ridículo. Se sintió ridículo. Y odio a su madre por hacerlo pasar por eso.

Todas las palabras oídas durante toda su vida cobraron vida en ese momento.

Recuerda risas y burlas de universitarios que tendría que ver todos los días. También recuerda las muecas burlonas de docentes al ver los guardaespaldas que Jungkook llevaba tras él todos los días de su vida. Cada paso. Cada movimiento era milimetrado por esas personas.

Y el también recuerda la mirada de desprecio de él, pero no por ser el hijo de la presidenta de la nación, sino por ser uno de los mejores de su generación. También recuerda que asistir a la universidad solo para ganarle a él era lo que lo incentivaba a levantarse de la cama todos los días.

Sus primeros días en la universidad fueron solitarios.

Todos los días debía cumplir con su papel del perfecto hijo de la presidenta, pero nadie sabía que la última vez que había hablado con ella fue el humillante primer día de clases. Su relación con su madre cada vez iba más en declive, porque todas las veces que trataba de comunicarse con ella, era dejado en la línea de espera, como otro de sus pendientes de la gran jefa ejecutiva.

Y le sabía a mierda, así que no volvió a insistir.

Al término de la primera semana de clases, decidió ir a visitar a su padre. Compró unos bellos tulipanes, porque le recordaban a su oda a estos. Y también llevó la recopilación de sus poemas favoritos, para leérselos. Pasó horas frente a la tumba de su progenitor, mientras recordaba todos sus momentos juntos. Recitó sus poemas favoritos que alguna vez salieron del puño y letra de su padre. La mitad se trataba sobre su madre, los otros de su amor por la vida y el último era para él. Un poema escrito para Jungkook en el momento de su nacimiento.

El legado de su padre.

Cuando sus pantalones de mezclilla se humedecieron por el rocío, fue cuando volvió a casa.

La segunda semana de clases todo se volvió más estresante y no poseía el tiempo posible para caer en cuenta de lo solo que se encontraba. Y lo agradecía. Un poquito. A ese punto ya estaba convencido de que estaría cinco años solo, enfrentando miradas de odio, resentimiento, de amor y de envidia, pero cada día le importaba menos. Era bueno en lo que estaba haciendo. No le interesaban las miradas. Él tan solo se enfocaría a ser el mejor. Pero con el paso de las cátedras se dio cuenta que, aparte de su mano, otra también se alzaba en cada pregunta de los profesores. Y amo de la misma forma que odio eso.

Amor en tiempo de elecciones | JJK & KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora