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Bota todo el aire retenido.

Mira a través del gran ventanal, detrás de él se encuentran algunos documentos que tiene que terminar pero no tiene ánimo para hacerlo.

A sus 30 años está divorciado, con dos hijos, uno no lo soporta y el otro le tiene mucha paciencia, un ex esposa con buen corazón.

Le duele haber llegado a tal punto que tuvieron que separarse, pero es lo mejor, nunca puso de su parte en el matrimonio, desde que fue hokage su familia pasó casi a segundo plano.

Es consciente que eso no debió de pasar, por eso su hijo mayor no lo soporta, nunca ha tenido tiempo para eventos importantes, sus clones son lo que lo sustituyen, no negara que él personalmente saca tiempo para estar con su hija amada, su hija que tiene mucha paciencia para él.

A intenta hacer tiempo para su hijo también, todo ha sido en balde y sabe perfectamente que se lo merece.

Su padre abandonó a su madre, su hijo sabe que nunca amó a esa mujer, pero no puede entender que el mayor acto de cariño que él podía hacer por su ex mujer fue dejarla.

No quería que ella se consuma en un matrimonio donde no va a ningún lado, solo haciendo que ella sufre y sus hijos también, por lo menos ahora ellos están mucho mejor.

Había dejado su casa a ellos así no tenga que adaptarse a un lugar distinto, sin embargo él, vive en una pequeña cabaña detrás del monte hokage, aunque es pequeña es bonita y acogedora lo único es la soledad.

Solo su hija lo visita, solo ella ve por él.

Sus amigos tienen su familia, su pequeña hija se quiere mudar con él pero aún es muy pequeña, además el clan de su madre es complicado ya que es la única de sus hija que tiene esos ojos igual que su madre.

Sale de sus pensamientos al escuchar la voz de su asistente.

—Hokage-sama le recuerdo que mañana tiene que viajar hacia el país de la primavera  —la secretaria comienza a detallar lo necesario.

El solo confirma, tal vez sería agradable estar unos días fuera de la aldea.

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—Papi, te voy a extrañar mucho —sonríe la pequeña niña.

El mayor acaricia con cariño la cabeza de su hija —Te voy a traer algún dulce.

—Gracias papi.

La luz de sus ojos, su querida hija Himawari —Cuando vuelva hablaré con tu madre para que los fines de semana estés conmigo.

Himawari sonríe —Siiiii, si papi, si.

El mayor besó la frente de su hija —Cuídate hija, también cuida a tu hermano.

La niña deja de sonreír, aprieta sus pequeñas manos, con enojo, despide a su papi con un beso en la mejilla regalándole una hermosa sonrisa.

Cuando ya no ve a su papi comienza a caminar hacia su casa, odia estar hay, su madre no es mala persona pero… ni siquiera tiene que hablar con ella, su hermano solo pasa criticando las acciones de su padre.

Obvio que también quiere más atención de su padre, pero su hermano no entiende que en las manos de su padre está sientes de vida, proyectos que es para mejorar la aldea y no solo esta aldea si no las demás.

Son tonto hermano no sabe todas la penas que su padre vivió, ella si lo sabe gracias a shukaku, este había compartido sus recuerdos, lloro, llorar hasta desmayarse.

Personas hipócritas.

Comienza a llorar en su habitación,  odio todo esto, odio como esta su papi, odia que el no pueda tener a alguien a su lado, odia que su hermano lo trata como un tonto sin corazón.

Odio todo esto, solo quiere estar con él.

Himawari mira la luna, hermosa como siempre, se arrodilla, unen sus manos, cierra sus ojos.

—Por favor kami, quiero que papi tenga a alguien a su lado, quiero estar con papi, no merece sufrir, que mi hermano entienda a nuestro padre y él por igual, por favor kami, te lo suplico.

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Una hermosa mujer escucha las súplicas de la pequeña humana, su corazón se ablanda, alza su mano y una luz va directo hacia alguna parte en ese planeta.

—Espero que seas feliz pequeña.

No Estoy SoloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora