¿PUNTO Y FINAL?

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El sudor caía por su frente con cada movimiento que hacía para evitar el filo del cuchillo que buscaba su cuerpo. Akumu no estaba acostumbrada a utilizar la fuerza física en combate y sus músculos comenzaban a resentirse. Es cierto que había sido ella quien había pedido a Toga que la enseñara a luchar, cosa que hizo gustosamente a cambio de un par de viales con su sangre, pero se emocionaba demasiado cuando peleaba e iba a hacer daño, fueras aliado o enemigo. Si no hubiera sido por Twice, que reclamó a la rubia para ir a una nueva misión, una de las dagas de esta habría ocasionado un feo corte entre sus costillas más profundo que el superficial que ya surcaba la parte superior de su mejilla. Todo fuera por aprender de una vez por todas a defenderse sola, sin necesidad de usar un quirk que la traicionaba cuando más lo necesitaba. Se dirigió a la nueva guarida de la Liga, más cerca del lugar en el que había estado entrenando que su propio apartamento, para descansar un poco antes de volver a casa. Al llegar se sirvió un vaso de agua y se sentó un rato en el sofá, acabando profundamente dormida en cuestión de segundos.

- Vaya, vaya - la despertó una voz que conocía muy bien -. Aquí está la desaparecida.

En cuanto abrió los ojos se encontró con un intenso turquesa que la paralizó. Dabi la observaba fijamente con el rostro muy cerca del suyo. Se veía claramente irritado con ella, pero tampoco podía culparlo.

- No sé a qué te refieres, nunca he estado desaparecida. Lo que sí estoy es ocupada. De hecho no debería haberme quedado dormida, ya voy tarde. Tengo que irme. - Intentó incorporarse pero el moreno se lo impidió.
- Ah no. No voy a permitir que sigas huyendo de mí - sentenció colocando un brazo a cada lado de su cuerpo.
- Yo no huyo.

- No mientas, niña

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- No mientas, niña. No te queda bien. Llevas semanas evitándome.
- No miento.
- ¿Entonces es casualidad que antes te viera en todos lados y ahora cada vez que yo entro en un sitio tú salgas?
- Puede ser.
- Deja de jugar conmigo, princesa mentirosa. No lo aceptes si no quieres, pero me debes una explicación. ¿Qué coño pasó ese día?
- ¿Por qué asumes que debo dártela?
- Casi me apuñalas y luego, encima que tengo la cortesía de llevarte a mi piso tras desmallarte en vez de dejarte allí tirada, vas y te largas sin decir nada. Y para colmo cada vez que me ves, en lugar de aclarar las cosas, escapas.

Tenía razón. No se había portado de la manera más madura posible. El día que despertó en la cama de Dabi y escuchó que este estaba en la ducha, tomó sus botines y se fue en silencio. Todos los recuerdos que la traumaban habían acudido repentinamente a su mente bloqueándola por completo. No se veía capaz de afrontarlo en ese momento. Seguía sin hacerlo. No podía contarle nada de eso a nadie, y mucho menos a él. No iba a hacerlo. Que Giran lo supiera había sido inevitable, pero ella no se dejaría en evidencia de esa forma.

- Fuiste demasiado brusco.
- ¿Demasiado brusco? ¿Tanto como para atacarme y rehuirme? No tiene ningún sentido.
- Sí tiene sentido - ganó tiempo para improvisar -. Acabábamos de ver a Deku y Shoto en el comienzo de su cita. ¡Fue tan tierno! Y tú sin embargo fuiste tremendamente bruto. ¡Deberías parecerte más a Todoroki! Aunque no estemos saliendo podrías aprender de él, te iría mucho mejor en l...

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