1.6 ARCO DE INVIERNO

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6: Cielo Nublado

—¿Qué te pasa Ruel? Te vez muy ansioso. —Puse pausa al documental de leones que estábamos observando.

Solté un bostezo sintiendo los párpados cansados, así que los frote con mis manos en puño. Ya era bastante tarde y las desvelada traía la consecuencia de que me levantara a la hora de almuerzo, resucitando como la ultra tumba.

—Helen es lo que sucede. —Soltó un suspiro pensativo. Me reacomode en el sofá sin despejar la cobija de tortilla, adoptando una mejor postura para escucharlo.

—¿Tienes miedo a que terminen?

—Es que eso va a suceder Kiah. Las relaciones del colegio no superan la etapa de la universidad, bueno, algunas sí, pero... no está. No quiero que Helen espere a que yo regrese. Yo, quiero terminar con ella.

Tosi atorrándome con mi propia baba. Cuando pude volver a respirar después del susto que cayó como balde de agua sobre mí, hablé:

—Eso es muy cobarde de tu parte. ¿La dejarás por ese miedo? Que pasa con lo que vivieron estos últimos años.

—Kiah. Es lo correcto tengo dieceinueve, no discutire esto contigo.

—Por Dios. —Murmure expulsado una gran bocanada de aire.

A medida en que crecemos pareciera como si la vida nos diera una y mil bofetadas de lo que es la realidad.

—¿Crees qué las cosas cambien cuando seguimos creciendo?

—Todos estamos en constante cambiando. Son parte de la vida. Puedes permitirlos, resistirte o tomar el mando y cambiarlos como te guste.

—Irte a California te esta volviendo más sabio. —reí.

—Boba.

Los cambios no siempre fueron buenos, al menos no el de Elena. Ese fue crudo, desesperante, al cual me resistí con todas mis fuerzas mordiendo el cabo de la soga sin querer aceptarlo.

Me desesperaba que Harold no llegará después de lo prometido, también los nervios de mamá por buscar un traje en conjunto para los tres (para la fiesta de fin de año De Luan) no ayudaba para nada. Solo causa que mi cabello se esponjara más.

—No lo sé... —mordí la uña de mi pulgar pensando en que caer en la desesperación no era una buena opción. Puse mis manos en la cintura resoplando, causando que un mechón quedara en medio de mi frente. —¡Por el amor de Dios!

No pude más. Si mi cartón de Liam Payne hablará me daría la razón, lo sé.

Buenas noches, Harold. Soy hermana de Elena. ¿Me preguntaba cuando vienes?:
Enviando hace una semana.

Hola, mucho gusto. Mi nombre es Kiah. Elena es súper fan tuya, y quería saber ¿cuándo vienes?:
Enviado hace una semana y cinco días.

Harold. No te conozco ni tu a mí, pero mi hermana estaría encantada de conocerte:
Enviando hace tres semanas.

Lista de compras:
Tomate 1lb,
Cebolla 2lb,
Pasta, Ají:
Enviado hace tres semanas.

Harold, hola, soy yo otra vez. Se que insisto demasiado, pero créeme, que no solo me harías feliz a mí. Es más, yo no quiero conocerte, ok eso suena mal. Hazlo por mi hermana por favor: Enviado hace tres semanas. Audio.

Estoy perdiendo la fe en ti. Ok. Escríbeme por favor, sabes qué, mejor ven a verla: Enviado hace dos días.

Hola, yo de nuevo. Elena esta mal, lo más probable es que... solo no le falles. Ella siente que eres su lugar seguro, y ella es el mío: Enviado hace dos días.

Harold. No sé si verás esto, pero, ya no vengas:
Enviando hace una hora.
Leído ahora.

La segunda semana de agosto, la muerte visitó a Elena en la madrugada.

Hubo lágrimas, eso está demás de decirlo. Fue una lástima que Ruel asistiera en una videollamada por el tema de la universidad.

Helen también vino y a pesar de que terminaron, mostró su apoyo a toda la familia consolándonos.

Mire el cielo viendo lo grisáceo que se veía, no obstante, ahí seguía el sol haciéndose presente. Sonreí con melancolía y pequeños sollozos de frustración abandonaron mis labios haciendo que rompa a llorar en los brazos de Marry.

—Sería triste recordarla con nostalgia. Que su imagen de la chica alegre, tenaz y valiente, que enfrentó y luchó hasta el final se quede con nosotros hasta el final de nuestros días.

No paraba de llorar. Había perdido a mi hermana, mi mejor amiga, mi segunda madre y mi soporte. Estaba desbastada. Elena me enseño muchas cosas, desde cepiñarme los dientes hasta atarme los cordones del zapato, pero no a vivir sin ella.

—¡NOOOO! ¡DEJADME EN PAZ!

Tuvieron que sacarme de fuerza del ataúd. Mamá me abraza consolándome, pero podía sentir el crujir de su corazón hecho pedazos por la pérdida de su hija.

—Corazón, dejadla ir en paz.

Papá se mantuvo fuerte. Abrazó a mamá y la llevó a otro lugar dándole su confort en un abrazo bastante largo. Cuando logré estar más tranquila me quedé en una silla viendo las personas depositando las flores y tomando el camino a casa.

Sabía que todos moriríamos, y que dolía mucho, pero saberlo era diferente de experimentarlo.

—Kiah,  —un Luca en traje me saludo tomando asiento a mi lado. —quieres que te traiga té.

—No, pero gracias. —Hablé con desánimo arrastrando las palabras cansadas. —De seguro me veo fatal, ¿no?

—Te prestó mi hombro.

—Gracias Luca.

Recosté mi cabeza en él cerrando los ojos. El dolor seguía tibio. Sentí sus dedos acomodar los mechones de mi cara con delicadeza en el acto. Sinceramente no me importaba lucir tan mal ante él con todos estos sentimientos de la ceremonia.

—¿Qué crees que pase cuando nos morimos?

—¿Quiere hablar de eso? Bueno, "Solo sé que las personas que nos aman nos extrañan."

—Lo escuché en un programa de TV. —finalizó de decir.

Un silencio para nada incómodo se implantó. Volví a sentir el contacto de sus dedos jugando con mechones de mi cabello.

—¿Quieres contarme... Mejor no?

—No hay problema, pero espero que no te quejes si no puedo de tenerme.

—Te escucharía por horas sin aburrirme. —No lo veía, pero imaginaba que sonreía.

Solté forzosamente un suspiro.

—De pequeña mamá contaba que Elena creía tener superpoderes, y pensaba que mantenerse parada de manos era lo único que ella podía hacer y nadie más. Que ridículo, Dios, no te culpo si no quieres volver hablarme después de esto. —solté una corta risa de nostalgia. —Que patética soy.

Abrí los ojos de golpe encontrándome con sus ojos llenos de dulzura. Algo en mi pecho se removió, y esas alas de mariposa se sintieron cálidas.

—No quiero olvidarla. —Confesé. —De hecho, tengo miedo de hacerlo Luca. De despertar un día y no poder recordarla, ni el sonido de su voz, ni sus bromas, que solo... que solo sea un recuerdo vago.

Agarro mi mano depositando un beso en mis nudillos que trago una calidez embriagadora a mi cuerpo. —Hay personas que viven en nuestro corazón. Y me parece que Elena vive en una parte del tuyo, así que mientras sigas viviendo, ella se quedara ahí, justo ahí.

—¿Eso también lo escuchaste de un programa?

—No. Me lo dijo papá.

Una sonrisa nostálgica pasa por su rostro. Me sentí mal por hacerle recordar cosas que de seguro le dolían.

Una sonrisa de agradecimiento se curvo en mis labios. —Gracias

❄️❄️❄️🍁

•Arco 1: En pleno Invierno.

"HASTA QUE ME OLVIDES."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora