2.6 REFLEJOS
Abrí un poco la llave de la ducha. —¡Ay!
—¿Estás bien? —preguntó al otro lado Nick.
—Sí, solo que está un poco fría.
Él soltó una pequeña risa que provocó que volteara los ojos. —No esperabas que el equipo de baloncesto del colegio tuviera agua caliente.
—Pero podrían. —abrí por completo la llave soltando otro chillido. —Solo vigila que no venga nadie.
—A tus órdenes, chelo.
Empecé a restregar con mis propias manos el olor a alga que me cargaba. Después de la presentación de la banda de Nick y que viniera emocionado para abrazarme, como si fuera una trampa, él junto a Ginger se taparon la nariz a una distancia prudente de mí. Se sentía algo ilegal estar acá dentro, pero el rubio juró y perjuró que nada malo saldría de esto.
Tenía un dilema en mi mente y un río de emociones, porque ¿sería tan egoísta de mi parte fijarme en salvar solo a Elena? Pienso en todas las personas que conocen a Siena y lo mucho que la quieren, y me duele en cierto modo; ese es uno de mis dilemas, y el otro, el otro es absolutamente ridículo, porque mi corazón nunca se había acelerado de esa forma tan fuerte y mi único escudo o respuesta es decir que es el corazón de Siena quien siente todo eso, ¿verdad?
Harold dijo que nos volveríamos a encontrar por ahí. Lo cual es raro, ¿será que ya lo he visto antes? Son muchas cosas en qué pensar. Y sobre todo que mañana me toca trabajar también en la mañana aprovechando el fin de semana.
Cerré la llave, tomando la toalla colgada empecé a secarme. Nick dejó un poco de ropa del entrenamiento, al ver que todo me quedaba algo grande, tuve que ingeniármelas con unos nudos para que no se me cayeran.
—Buu.
—¡Ahhh! ¿qué te sucede? —él rió, mientras yo le daba ligeros golpes con la toalla. —Te la vives asustándome.
—Lo siento, —sonrió de oreja a oreja. —pero antes ni te inmutabas. No sé si está bien decirte esto, sin embargo, te siento distinto, más luminoso, Ena, y me alegra verte así.
—Supongo que gracias. —balbuceó, dejando la toalla tendida.
—Woaaa, ¿te queda algo grande?
—¿Pero si parezco una jugadora? —imité una pose. —Doble, triple y... otras babosadas que dicen los jugadores.
—¿Te me estás burlando?
—Tú qué crees, Nick.
—Entonces creo que podrás esquivarme...
—¿Qué?, ¿qué hace.... ayyyyyy. —corrí en la oscuridad tratando de no golpearme con nada, hasta que mis ojos divisaron algo de luz. Quedé anonadada al ver los vidrios de la cancha de baloncesto. La luna se veía hermosa y una brisa helada me recorrió el cuerpo. De repente, vi mi reflejo; hacía tiempo que no veía mi propia cara, la de Kiah y no Siena.
—No te preocupes, la salvaremos. -murmuré para mí misma.
—¡Aquí estás!
—¡Ahhh! —Nick me tomó de la cintura abrazándome mientras daba vueltas. —¡Nick basta!
—Wuiii, ¿no es divertido?
—No para alguien pequeño mientras es abrazado por un gigante.
Él solo se limitó a reír. Yo aproveché eso para impulsarme más abajo, pero no dio resultados. —¡Espera... ahhh.
Ambos quedamos en el suelo, y al minuto cero nos echamos a reír a carcajadas. No sé cuánto pasó, pero mi estómago dolía demasiado. Era feliz en ese momento y deseaba que no acabara o se esfumara de mis manos. Nick fue el primero en levantarse y extenderme su mano.
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"HASTA QUE ME OLVIDES."
RandomKiah idolatra a su hermana Elena, pero la vida da un giro cuando a esta le diagnostican cáncer y no llega a sobrevivir. Años mas tarde, la culpa termino a trapando a Kiah, descubriendo que su hermana murio por causa distintas que podían ser cambiada...