Entre cuestionamientos

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Había colores encima de sus cabezas, no existía el miedo pese a que el zumbido cada vez se escuchaba más cerca.

—Te dije que eran mejores lugares que hasta el frente—Comentó feliz, finalmente esa chica había aceptado salir con él, sus ojos se iluminaban cada vez que ella soltaba la carcajada por el acto que se realizaba a unos metros de ellos

La pared mohosa hacía que sus pies se resbalaran, pero ellos se aferraban a la cima ayudando a sostenerse gracias a las ramas del árbol en el que habían trepado.

—Increíble—Le respondía

Él tenía la playera sucia y los tenis enlodados, aún conservaba la franela mojada encima de sus hombros y el olor a humedad lo perseguía a todos los rincones, esfumándose solamente cuando tomaba un baño, a la chica no parecía importarle en lo más mínimo, disfrutaba de la compañía del chico quien alegremente la saludaba todas las mañanas antes de que ella fuese a la escuela.

Ella tenía las rodillas raspadas y sus mejillas coloradas, había mechones sueltos alrededor de su rostro, su ropa se encontraba rasgada y sucia por el proceso de subirse, pareció no importarle por el momento, ella admiraba con fervor el show de marionetas que se estaba presentando aquel chico de cabellos rojos y ojos delineados, era demasiado llamativo para estar en un pueblo tan pequeño, le mostraba esperanza a aquellas personas que podían acceder a su show, y solo los niños con los suficientes recursos podían hacerlo, pero ahí estaba ella, en uno de los mejores lugares, inventando diálogos con aquel chico rubio, estaban divertidos de poder hacerlo.

Cuando finalizó el show, ellos se despidieron contentos, haciendo planes para el siguiente día, aquel chico volvió a su trabajo lavando autos.

El regaño que le esperaba a ella había valido el riesgo, y volvería a correrlo, había sido uno de los días más felices de su vida.

—¿Con el boleador? ¿No te dije que no te juntaras con él?—Le decía su madre furiosa mientras ella ocultaba esa sonrisa traviesa que la hacía meterse en diversos problemas

Las siguientes semanas se volvió rutina ir a espiar los shows de marionetas, inventaban diálogos cada vez más divertidos, en ese entonces tenían once años, para cuando cumplieron quince seguían haciendo lo mismo durante el verano, que era cuando Sasori llegaba con su show de marionetas, algunos días ya no les parecía tan divertido, al parecer estaban creciendo, y sus intereses cambiaban.

—Vamos, tienes que poner atención en esto que te estoy diciendo, la suma de los...

—Es difícil poner atención con tanta cosa que tienes en la cabeza—Mencionó, señalando los excesivos brillos que tenía en todo su cabello, al igual que los broches—¿Desde cuándo te interesa tener todo eso?—Comentó aburrido—Antes nos podíamos sentar debajo de un árbol, y ahora quieres que estemos en las mesas de la plaza, todo sería más fácil si dejaras de vestirte como payaso y te pusieras algo más cómodo—Señalo su playera de tirantes y sus bermudas

—Es fácil para ti decirlo, solo te pones eso porque es lo único que tienes—Mencionó molesta—No quise hacerlo sonar de ese modo, disculpa, es solo que...la situación con mi familia no se encuentra estable...con la falta de lluvias las cosechas, bueno, ya sabes, todos aquí están batallando, mi madre va a casa de Mei Terumi para ayudarle con la limpieza—Mencionó apenada—A veces le da este tipo de prendas, mi mamá lo acomoda para que me quedé y no esté fuera de lugar con las niñas de mi edad...al parecer es importante que consiga que alguien se fije en mí, mi mamá piensa que soy demasiado rara por no decir fea...se avergüenza de mí—Intento no poner la cara triste—Pero bueno, ahora me veo como ellas ¿No crees?—Señaló a la bola de niñas populares

—Eres rara Sakura y no creo que puedas ser como ellas, aunque te esfuerces, tú eres amable, y bonita pero no te aprovechas de eso...bonita a tu modo, claro—Aventaron un balón y el rubio fue tras él

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