Capítulo 33

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Tener frente a frente a Ji-hu, no era algo grato para nadie, mucho menos para Jisoo, que recordó automáticamente todo lo sucedido con él.

El aroma del hombre denotaba una gran tensión. Estaba esperando el primer movimiento por parte de Jennie. No iba de conversar. No iba de hablar, sino, estaba dispuesto a golpear a su alfa.

Notó que estaban rodeadas de alfas, que protegían a Ji-hu de cualquier cosa. Reconoció automáticamente el hombre que ingresó un día a su habitación en el hospital.

Estamos muy jodidas.

—¿Aún tienes la cara de venir hasta aquí?

Jennie estaba enojada. Estaba más que enojada. Se había adelantado algunos pasos, hasta quedar más cerca de Ji-hu. Jennie podía sentir el enojo fluir por su cuerpo. Lo sentía claro como el agua. Sabía que esperaba el primer movimiento por parte de Ji-hu.

—Por lo que veo, la putita sigue aquí. Después de dos meses, volviste con ella. Montaron todo un espectáculo, y por poco muere. Tienes suerte.

Apretó su mandíbula con fuerza, respirando profundamente. Nunca le había costado controlar sus ganas de asesinar a una persona, pero en esos momentos, después de todo, no podía actuar tranquilamente.

Desde que conoció a Jisoo, el instinto protector que nacía de su pecho, era automático, y después de la mordida, parecía ser mucho más intenso. No dudaría en matar a su primo si volvía a referirse de esas manera a su omega.

—Tu padre también está aquí. Por qué no lo llamas y acabamos con todo esto— Jennie observó uno de sus propios guardias, que tomaba una posición que la defensiva. Con un gesto, agradeció y tal cual lo había pedido en su momento, el hombre tenía la misión de proteger específicamente a Jisoo— Llámalo.

—Tiene cosas realmente importantes que hacer —comentó con una sonrisa socarrona— Sigue siendo una omega muy bonita. Te felicito por eso.

—¿Qué quieres?

Murmuró con molestia, podía sentir la mirada llena lascivia con la que estaba recorriendo el cuerpo de Jisoo. También sentía la incomodidad de su omega.

Era una situación extremadamente tensa por los dos lados. Ji-hu realizaba todo lo que pudiera afectar tanto a Jennie, como a Jisoo. Lo hacía directamente para provocarla.

La omega observó claramente la lascivia en la mirada de Ji-hu, y no pudo hacer otra cosa que no fuera encogerse en su lugar. La sensación de asco y náuseas comenzaban a hacerse presente.

—¿Recuerdas ese día, Jisoo? Aquel día de nuestra fallida primera cita. Lo íbamos a pasar tan bien. Iba a hacerte gritar.

Intentó retroceder, y darse la vuelta, para ignorar las palabras de Ji-hu, pero estaba totalmente paralizada. No podía moverse hacia ningún lugar. El hecho de que Jennie estuviera conteniendo toda su rabia, no ayudaba mucho.

—Ibas a ser mía. Una y otra vez. Hasta que me cansara de hacerlo. Hasta que me suplicaras que parase. No iba a detenerme de todas maneras.

—Cállate.

—Omega, podrías haber tenido las mejores noches de tu vida conmigo. Puedo imaginar tus gritos. Carajo. Realmente deben ser excitantes—se adelantó unos pasos, quedando frente a Jennie. Sabía que nadie más iba a escuchar aquellas palabras. Le mostró su sonrisa cínica a la alfa que contenía su ira con dificultad— ¿Cómo se le dice en tu familia a aquellos alfas que toman omegas a la fuerza? Exactamente iba a hacer eso con Jisoo. Tuviste suerte de llegar, porque lo haría con tanta fuerza, que no ibas a volver a verla.

Jennie vio rojo en ese momento.

Se abalanzó contra el indefenso cuerpo de Ji-hu, y comenzó a llenar su rostro de puñetazos en esos momentos. No le importaba nada. No le importaba perder a su familia, o recibir castigos eternos por haber hecho aquello. No podía controlar su ira.

INFILTRADA - JENSOO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora