Capítulo 4

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Conway llegó nuevamente, traía consigo algo de comida para desayunar, se sintió un poco mal en dejarle la responsabilidad a Freddy, pero confiaba en el y sabía que iría acostumbrándose a la compañía que les daría el pequeño bebé, dejó todo en el comedor y escucho el lloriqueo del bebé y la voz de Freddy maldiciendo a la abuela de alguien. Soltó un suspiro y fue rápidamente a la habitación para asegurarse de que todo estuviera bien.

—¿Qué cojones está pasando?

—¡Este hijo de puta me vómito la cara!

—Joder. . .

No sabía si reír o llorar, pues efectivamente Freddy estaba sucio de la cara, tomo rápidamente al menor para que dejara de llorar, tomo su pequeña cabecita rubia en una mano y lo sostuvo en su antebrazo para darle palmaditas en su espalda, Freddy había desaparecido de su vista y después de unos minutos regreso secando su rostro con una toalla, observó a su pareja y soltó un gruñido para retirarse de allí. Conway soltó una suave carcajada y siguió a su pareja, quien había comenzado a desayunar con una expresión de molestia en su rostro.

—¿Estás bien?

—He no se, ¿Te han vomitado la cara? Escucha neno, somos una puta mierda cuidando a un bebé, ¿Lo sabes?

—¡Ja! Estás equivocado, puedo hacerme cargo perfectamente de él, no todos estamos capacitados Freddy.

—Ni siquiera voy a responder a eso. ¿Por qué le diste tu apellido al niño de mierda este?

—No encontraron registros del apellido de su madre, al parecer nunca tuvo tiempo de darle un nombre, para darlo en adopción necesita tener todos sus documentos en regla y saldré en una hora para llevarlos, así que tendrás que cuidarlo.

Freddy soltó un quejido de molestia. —Me cago en la puta neno, ¿Por qué no te lo llevas contigo? —Conway entrecerró los ojos y lo miro fijamente. Freddy conocía esa mirada, no era bueno negarse si estaba mirándolo así.—De acuerdo lo cuidaré.

Conway sonrió satisfecho y se retiró de allí para dejar al bebé quien finalmente se había dormido, tomo asiento junto a su pareja y desayuno tranquilamente mientras recibía miradas sospechosas de Freddy, hizo caso omiso y continuo comiendo tranquilo, al terminar se puso de pie para dejar sus utensilios en el lavavajillas y retirarse a arreglar lo que llevaría, traía consigo el sobre amarillo de hace un rato, tomo las llaves de su auto y se acercó a su pareja para palmearle el hombro.

—No te comas al niño, confío en ti.

—Solo si está noche me dejas comerte a ti neno.

Conway gruñó. —Me cago en tu puta madre.

Freddy soltó una carcajada y se puse de pie inmediatamente para robarle un beso en la mejilla al contrario, Conway tomo sus gafas y se retiró de allí antes de que la vergüenza lo consumiera más y el sonrojó en sus mejillas sea más notable; salió a toda prisa dejando nuevamente a Trucazo solo con el menor, lo cual no era problema para el ya que si estaba durmiendo, podía descansar y ver televisión hasta que su pareja llegará. Fue a la cocina para tomar algunas frituras, una soda y ponerse cómodo en el sofá para comenzar su día de descanso, abrió la lata de soda y se relajo mirando televisión mientras comía y bebía con gusto.

Pero la felicidad duró poco, ya que el lloriqueo del menor le hizo soltar un suspiro pesado, trato de ignorarlo, seguramente se dormiría en breves, pero el llanto continuo y continuo hasta que no soporto más y se levantó enfadado, dando pisotones en el suelo hasta llegar a la habitación.

—¡Calla ya! Joder, me vas a reventar los tímpanos.—Rápidamente se acercó a él y un olor horrible llegó a su nariz.—¿Te estás pudriendo? No, no, me niego a hacerlo neno, no me pagan para cambiarle los pañales a un muñeco diabólico como tú.

El menor lo miro con un puchero en sus ojitos, removiendose inquieto, su mirada lo decía todo, rogaba para que lo ayudará y Freddy no podía resistir ante esos ojos de cachorro, busco la maleta que había traído Conway consigo y encontró los pañales, volvió a con el menor y trato de hallar una forma de empezar, le retiro sus pequeños pantalones y procedió a abrir el pañal, intento no vomitar en el proceso pero todo era extremadamente imposible, corrió por todos lados buscando algo con lo que cubrirse y tomo una toalla para envolverla alrededor de la mitad de su rostro y que el olor no fuera tan terrible.

El bebé rubio parecía divertirse, porque soltaba suaves carcajadas risueñas mientras veía al adulto frente a el maldecir y virar los ojos, una vez tuvo en pañal sucio en sus manos, busco que hacer con el y opto por arrojarlo por la ventana como último recurso para que el mal olor se fuera. Retiro la toalla de su rostro y volvió con el menor, quien lo miraba con una sonrisa.

—¿Te diviertes? Porque a mí no me hace puta gracia, ¿Qué coño te trajo de comer Conway?

Gruñó molesto y trato de encontrarle la forma al pañal, intento de todas las formas posibles y ninguna le cuadraba, cuando por fin creyó saber cómo, el pequeño bebé no le estaba facilitando las cosas, ya que se movía inquieto y pataleaba cuando el mayor se acercaba a él, realmente se estaba divirtiendo.

—Bebé de los cojones, ¿Puedes controlarte?—En respuesta el pequeño rubio lloro y Freddy viró los ojos. —Joder, ¿Cómo era?. . . ¡Gustabo! escucha Gustabiño, si cooperas seré un tío de puta madre contigo, ¿Me entiendes?

El menor pareció entender y lo miro mientras comía su manita, Freddy sonrió victorioso e intento ponerle el pañal de nuevo, fue un esfuerzo muy grande, pero finalmente (aunque quedará mal) logro vestirlo de muevo. Lo tomo en brazos y volvió al sofá junto con el, soltó un suspiro de cansancio, ni siquiera en los operativos se cansaba tanto, lo dejo recostado en el sofá y se dedico a mirar la televisión, continuo comiendo frituras y bebiendo soda, miro de reojo y noto esos pares de ojos azules mirarlo atentamente, se sintió incómodo, pero a la vez era gracioso, ignoro la televisión y pico la mejilla regordeta del menor.

—¿Me vas a extrañar? Seguro que si, yo te di un nombre chavaliño y creo que te gusta.

El menor tomo su dedo y sonrió, Freddy sintió su corazón ablandarse, realmente era lindo convivir con el menor, eran desagradables muchas cosas, pero sabía que era parte de todo ser humano o incluso una mascota. Lo miro fijamente, pensando en como sería tenerlo de hijo, adoraba ver a Conway preocuparse por él aún sin ser de su sangre, aquello demostraba que aunque su actitud era fría y dura, Jack Conway tenía un enorme corazón y eso fue lo que también lo enamoro de el; soltó un suspiro y sintió un remordimiento, ese sería el último día que pasaría al lado del bebé y sabía que su pareja lo echaría de menos, sobre todo porque lo salvó.

Estaba sumergido en sus pensamientos, cuando se abrió la puerta de golpe, pegó un salto e incluso había actuado rápido y tomado al menor en brazos, la imagen de un Jack Conway muy enfadado en el marco de la puerta le hizo temblar de miedo.

—¡¿Por qué coño cambiaste el nombre a Gustabo con B?!





































Remin

Misión de padres | FREDDWAY | Finalizada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora