Narrador omnisciente.
Zoro, por arte de magia o con toda la suerte que tenía, logró llegar a su destino, solo perdiéndose dos veces antes de llegar.
El, ahora samurái errante, practicó su historia en su mente una vez más e ingresó al lugar decidido.
"Bienvenido. Tenemos muchos servicios a su disposición."
"Busco a alguien que sirva mis bebidas en silencio. Vi entrar a una pelirroja aquí, llamenla a ella."
"Oh, ella aún es una maiko. Tenemos geishas más profesionales-."
Antes de que la mujer en la recepción continuara, Zoro frunció el ceño. "La pelirroja."
"Claro, sigame por aquí." La mujer, asustada por la apariencia y semblante del espadachín, lo guió hasta una habitación vacía en la que había un par de muebles y un futon. Antes de cerrar la puerta, la mujer habló. "Llegara en un momento, póngase cómodo."
El mugiwara asintió y se sentó cerca de la mesa, esperando pacientemente a su nakama. Luego de un par de minutos la puerta se abrió nuevamente y dejó ver a Umiko vestida y maquillada cuidadosamente mientras cargaba una bandeja con sake y tipos de té distintos.
Zoro se levantó de su asiento y cerró la puerta detrás de ella, recibiendola con una sonrisa una vez que estabas a solas.
"¿Qué le dijiste a esa mujer?" Preguntó Umiko en voz baja y riendo. "Llegó temblando diciendo que capté la atención de un hombre peligroso cuando llegué. Recuerda que no debemos llamar la atención."
La chica dejó la bandeja en la mesa y tomó asiento a un lado de su contrario, quien solo se mantenía en silencio admirandola.
"Deja de mirarme así, vas a hacer un hoyo en mi rostro."
Zoro agradeció que su nakama se sonrojara en sus orejas y su peinado las dejará ver, pues con esas capas de pintura blanca en su rostro no podría apreciar su vergüenza así de bien. "Te ves bien, pero creo que prefiero cuando no tienes tantas cosas encima."
"Idiota..."
Sonriendo, él la acercó a si mismo y sus rostros se unieron.
Umiko sabía que ella lo comenzó cuando lo besó antes de que se separaran. Sin embargo, mientras sus besos se intensificaban más, una lágrima rodó por la mejilla de la chica.
Había estado todo el día y trayecto hacía la isla esperando ese momento, pero ahora que estaba en ello su mente iba a mil por hora considerando que tal vez la relación que ahora tenía con él nunca pasaría de lo físico.
Sí, se tenían aprecio como nakamas, pero todo esto comenzó como un intento de saciar sus necesidades y ella no quería que siempre fuera así. ¿Pero cómo se lo hacía saber sin asustarlo con el compromiso de tener algo romántico?
Tratando de evitar que su contrario notara sus verdaderas emociones, lo tomó de la parte de trasera de su cabeza y guió sus labios hasta su cuello.
"Umiko." Llamó él, deteniendo todos sus movimientos previos. "Tus manos estaban temblando, ¿estás bien?"
La chica negó levemente con la cabeza y miró hacía el suelo apenada. "No sé qué me sucede de repente."
Zoro podría ser de lo más denso, pero se preocupaba genuinamente por sus nakamas incluso si no sabía la razón. Se alejó de ella para dar espacio y colocó su mano sobre la cabeza de su contraria, sonriendo levemente.
"No pidas perdón, esto no es obligatorio. Si quieres terminar las cosas, no te preocupes y hazlo."
"¡No, no es eso!"
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TERROR || Roronoa Zoro
Fiksi Penggemar(Amigos con beneficios-->pareja) La historia de la Pesadilla de Grand Line, poseedora de la fruta del diablo Fear Fear. "Oye, sé que soy linda, pero toma mi mano luego de pedirme una cita, no antes." "-¿Quieres sake? -cuestionó la chica mientras mos...