Eric se levanta de su cama con una sonrisa de oreja a oreja que parece que va a perforar la orilla de sus labios. Está preparado para disfrutar el caos en el que se encuentra el mundo, pero trata de esconderlo en el disfraz de una persona totalmente preocupada a punto del colapso cuando cruza la puerta del cuarto de Christopher.
Decidieron quedarse en una serie de departamentos contiguos mientras se desarrolla el juicio. Al entrar, encuentra a un hombre serio, reposado en una orilla de la cama, pero sorprendentemente sereno.
—¿Cómo estás, viejo?
—No tengo palabras. Ella ha cruzado un límite y espero que lo sepa —le responde Christopher.
—Entiendo que es complicado, pero debemos actuar. Está por comenzar el juicio y vamos a terminar con ella, te lo aseguro.
—Tengo una duda, ¿cómo fue que accedieron a los vídeos, Eric? Parece que hasta tuvieron tiempo de elegir todos aquellos en donde salgo yo. ¿No es tu plataforma una puta entrada sin salida?
—Así la vendieron, pero al parecer nada es impenetrable.
—Vaya, revisé el historial de reportes de entradas no identificadas a la plataforma y hasta el minuto en el que entraste no ha habido nada.
—La verdad reportarlo ha sido lo último en lo que pensé para serte franco, esto es un desastre, no te voy a mentir y antes del juicio es...
—¿Es qué? Lo que hago como militar no tiene que ver con cómo soy como padre, si tan solo estuvieran un día ahí, cambiarían de opinión inmediatamente, bastardos malagradecidos.
—Yo estoy contigo, viejo. Sobre la filtración del video, por más que queramos darle el crédito a esa perra, yo creo que no tenían la capacidad. Tom no estaba contento contigo.
Christopher se queda en silencio analizando cada palabra que le dice Eric.
—¿A qué hora nos citaron para la audiencia? —pregunta Christopher mientras decide regresar la mirada a su móvil y lo que estaba haciendo antes de que entrara Eric.
—Nueve de la mañana, conseguí que fuera un proceso abreviado, a más tardar en un par de semanas esto será asunto pasado y estarás listo para volver.
–Bien. Quiero hundirla a como dé lugar, quiero que se quede sin donde caer muerta. Las niñas se quedan conmigo, no hay otra opción. Vigila a Tom de cerca, no me sorprendería que hubiera enemigos más cerca de lo que uno imagina. Toma, utilicé tu computadora, deberías tener contraseñas más difíciles de registrar, estás perdiendo el toque.
Christopher le entrega la computadora a Eric y al ver su mano se da cuenta de lo temblorosa que está.
—No te preocupes, no vi tu pornografía. Necesitaba buscar información de Tom y los últimos movimientos de Louise. Lo primero que pedirá además de estar con ellas es dinero, por ahí la torceremos hasta desaparecerla. Ten una nota con todo lo que necesito que busques. Ahora, te pido que me dejes solo, no estoy de humor.
Eric sale demasiado extrañado de la versión de Christopher que vio hace unos segundos. Esperaba caos, enojo, furia, incluso lágrimas, pero para nada serenidad y aunque hubiera querido que la rabia y sed de venganza hacia Louise que salía de todo el ser de Christopher le fuera indiferente, sintió un hueco en el estómago tal como si bajara tres pisos de inmediato.
Pero al final se recuerda que todo marcha a su favor. Logra ver que al final del camino Tom se dirige a encontrarlo con un ejército de hombres trajeados. A pesar de que tiene cada movimiento de ese viejo plasmado en un plan, aunque incluso le provoque la muerte, no puede fingir que está asustado hasta el hueso.
—Al parecer todo mundo ha olvidado su maldito lugar —le dice Tom haciéndole una seña a uno de sus hombres. Eric no sabe qué esperar
—Tenemos un trato, lee estos documentos y me haces saber si es suficiente. Ahora quiero que acabes con esta basura, si no te llevaré por mi propia mano a que conozcas el mismo infierno —Tom le entrega una serie de documentos—. Vuelve a decir esa palabra por teléfono y verás que habrá consecuencias —le susurra Tom al oído.
Eric asiente y recibe los documentos, quiere verificar que sean reales, pero eran bastantes para poderlos analizar con precisión en el instante.
—¿Cómo está nuestra doncella en apuros?
—Mejor de lo que esperas. Tan bien que dudarás si sigue en esta realidad o la guerra le jodió la cabeza. Creo que verte lo alterará más de lo que lo alteraron esos vídeos —le responde Eric.
—Bien. Entraré.
Eric siente un alivio al ver que los hombres de Tom se han alejado de él y se dirigen al cuarto de Christopher. Pese a que en sus manos parece tener todo lo que ha deseado, no logra sentir la plenitud que había imaginado por tantos años.
En cambio, tiene un sabor amargo y seco en la boca que no se ha quitado desde el día anterior. Es decir, Christopher, el amigo que le había robado todo, estaba hundido, tenía del cuello a Tom y en cualquier momento podía proclamarse como el héroe del país. Se invita a creer en el cansancio acumulado. Se dice a sí mismo que necesita un trago y la compañía de una mujer.
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Las mujeres del héroe
Fiksi UmumLouise está segura de dos cosas: ama a su esposo de manera desmedida e infinita, pero debe dejarlo. El sacrifico que implica ser la esposa y madre de las hijas del general Christopher Williams está costándole la cordura. Su decisión será una bomba...