tres.

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traga saliva con dificultad ante la imagen frente a él, obligándose a mantener sus ojos sobre el rostro adormilado del pelinegro. sus ojos se ven pequeños y un poco hinchados, tierno.

—¿qué pasa?—pregunta el otro con la voz ronca, haciéndose a un lado para que pudiera entrar a la oscura habitación. el frío del aire acondicionado lo golpea en cuanto pone un pie dentro.

—estamos con los chicos en...—sus palabras mueren en su garganta cuando blas pasa junto a él luego de cerrar la puerta, dejándose caer de espalda sobre su cama; dándole una vista completa de su abdomen y pecho desnudos. se apoya sobre sus codos mientras lo mira, esperando que termine de hablar.

—¿en dónde?

—e-en la habitación de esteban y francisco.—se apresura a contestar, ignorando el evidente tartamudeo.—es para pasar un rato todos juntos, pero me preocupe porqué no te vi y vine a ver si estabas bien.

el otro sonríe en agradecimiento por su preocupación antes de bostezar, aún tirado sobre las sábanas blancas de su cama.

no sabe bien porqué, pero el estar a solas con un blas sin remera y con apariencia de recién levantado lo está poniendo demasiado nervioso. se niega a que sus ojos miren a otro lado que no sea el rostro angelical de su amigo pelinegro, aunque realmente quiera hacerlo.

—quería aprovechar a dormir un poco porqué anoche me quedé hasta tarde mirando vídeos y hoy me costó concentrarme por el sueño.—explica el más alto mientras clava su mirada sobre él.—pero ya que estás acá voy a ir un rato.

de un segundo a otro blas se levanta del colchón y camina hacia él, casi rozando sus brazos cuando abre el placard para sacar una muda de ropa limpia. se aleja un poco, sin decir nada. siente su corazón martillando fuertemente contra su caja torácica, al igual que sus manos temblando levemente.

el otro parece notar su movimiento repentino, por lo que lo mira con curiosidad pintada en toda su cara una vez que cierra el cajón.

—¿qué pasa?—pregunta mientras se ríe levemente.

un escalofrío le recorre el cuerpo entero de pies a cabeza ante el sonido, siendo de repente muy consciente de la bonita risa que el otro posee.

—n-nada.—se maldice mentalmente por el tartamudeo nervioso.—entonces si vos te vas a preparar para ir yo me vuelvo con los chicos...

se da la vuelta, sin esperar que su amigo responda, con las intenciones de salir de esa habitación. se siente asfixiado, el aire parece faltarle.

pero antes de que pueda abrir la puerta, una mano firme se apoya sobre la madera desde atrás y le impide cualquier otro movimiento.

cierra los ojos con fuerza, sabiendo que si se da la vuelta....

—date vuelta.

deja salir el aire retenido con fuerza en sus pulmones antes de girarse sobre sí, viendo a blas frente a él. a unos pocos centímetros, acorralándolo entre su cuerpo y la puerta.

—¿te pongo nervioso?—la pregunta es apenas un susurro, algo que solo puede ser escuchado por ellos dos.

y él siente que las piernas le tiemblan, este cambio repentino en el más alto y su aura...

es inesperado.



tensión ; juan x blas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora