17: Quedate, loquita

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-Cortá esa carne.

-Ahora?

-Querés cenar ahora o mañana? Dale cortá la carne que se va a quemar la cebolla.

-Por eso la carne se corta primero.

Rulo agarró un cuchillo, una tabla de madera y la carne que había comprado antes de venir. Yo seguía moviendo la cebolla para que no se queme, la salsa tenía que quedar rica para unos buenos fideos.

-Cortaría la carne si tuviera bien el brazo, gil.

-Cierto, perdón.

Se rió burlándose y siguió con su trabajo. Momentos así los podría vivir una y otra vez sin aburrirme.

-Que decis que pensarían nuestros papás si nos vieran ahora? -preguntó de la nada.

-Si es verdad lo de la plata yo creo que el mio estaría decepcionado de saber que su hija esta metida en drogas, de tu papá no sé mucho pero no estas metido en tantos problemas, yo estaría orgullosa.

-Aja, estaría orgulloso de que su hijo fuma para hacer una siesta, a media tarde y para dormir.

-Al menos no andas durmiendo en la calle por la merca. Terminaste? -pregunté por la carne.

-Si.

Se acercó con la tabla en su mano y vació la carne en la olla. Mezclé un poco y la tapé para dejar que se cocine.

-Me acompañas si fumo un porro? -preguntó nervioso.

-Dale, traé.

Él sonrió y fue a su cuarto para buscar sus cosas. Papeles, filtros y flores en una lata. Yo le daba todo, no quería que se intoxique con porquerías.
Sacó más cosas de su lata y empezó a armar. Sus manos iban rápido, como si la experiencia fuera mucha.

-Prendelo y dale la primera seca. -me lo dio.

Hice lo que dijo, contuve el humo en mi garganta y lo solté después de unos segundos, era totalmente distinto a lo que fumaba con los demás.
Se lo dí y seguí cocinado. En cuestión de una hora estábamos comiendo sentados en el piso y mirando una película en la televisión.

-Por qué se enoja de que la bese? Podría ser su mamá la vieja esa.

-Y si pero se lo está levantando para vengarse de la mamá.

Él me miró confundido y siguió comiendo. Yo veía la película concentrada.

-Te quiero Anita. -lo miré y estaba sonriendo. -Sos la mejor hermana que pude tener.

Yo le correspondí la sonrisa y puso su cabeza en mi hombro, cerró los ojos y empezó a suspirar con sueño. Puse mi cabeza sobre la suya y cerré los ojos con la intención de descansar unos minutos pero no pude, solo me dormí, tranquila de escuchar su respiración tan pacífica.

++++

De pronto veía mis manos moverse rápido para abrir una bolsita, el polvo blanco se derramaba y quedaba sobre la mesa, lo acomodé y lo aspiré de una vez. Miré a mi alrededor y estaba sola, en medio de la casa de Cochi.

Seguí aspirando eso por unos minutos cuando el portón se abrió. Mi mirada se dirigió hacia un Danilo de 12 años que se acercaba enojado, esa expresión no la veía hace mucho tiempo.

Volví a mirar a mi al rededor y de la nada Sebastián estaba sentado a mi lado con una birra en su mano.

-Que pasa, Dani?

-No hay nada para comer y vo' no vas más. -dijo parándose enfrente de su hermano e ignorando que estaba a su lado.

-Perdón, me quedé con los chicos. -Danilo miró al rededor pero no había nadie, volvió a mirar a Seba esperando respuesta. -Justo se fueron a comprar más birra.

Veneno [Danilo Sanchez/Matias Recalt] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora