CAPÍTULO 13 ¿San Valentín?

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—Es un número desconocido, no tengo idea— él le dijo.

—Ok—

—¿Me crees? —

—Claro que te creo, tan solo, fue extraño verlo—

—Tay, no estarás pensando que te engaño, ¿Verdad?, porque sabes que yo nunca te haría algo así—

—No, no estoy pensando en eso, tranquilo, pero me dio una sensación extraña, es todo—

—¿Quieres que averigüe de quien se trata?, de por sí, es raro que tengan mi número y no me digan quien es—

—No debe ser importante—

—No Taylor, claro que es importante, porque es algo que te molesta, aunque me digas que no, así que, cuando tenga tiempo, voy a ver de quien es este número, ¿Está bien?, odiaría que fuese un maldito loco, mi deber es protegerlos—

—Oh Trav— le dio sentimiento.

—Nena, tranquila— escuchó su voz y creyó que iba a llorar.

—Estoy bien, estoy bien— se calmó.

—¿Segura? — se levantó de la cama para ir de su lado y abrazarla. —¿Está todo bien? —

—Sí, tranquilo— hundió su cara en sus brazos.

—Yo no podría hacer absolutamente nada que te lastime, nunca, tenemos un año y medio juntos, puede que no sea demasiado tiempo, pero creo que ha sido el suficiente para demostrarlo—

—Y lo has hecho bien— lo besó.

—Mi Tay— la besó. —Duerme—

Taylor pensó que debía relajarse un poco más, estar sobrecargada de trabajo y además ser mamá, probablemente era algo que la tendría alterada lo que restaba de la gira, ansiaba mucho terminarla para poder estar en casa con sus hijos, el sueño ya la estaba venciendo, dio una última mirada a los bebés y se quedó dormida.



A la mañana siguiente, Taylor despertó asustada, pensó que se había quedado dormida toda la noche y no le dio de comer a sus hijos.

—¡Los bebés! — se levantó de golpe.

—Tay, calma— Travis vio la hora y luego a Taylor.

—No lloraron, no comieron— dijo nerviosa.

—Tranquila— rio. —Yo me hice cargo de eso—

—Pero no los escuché—

—Por qué primero, tomé a Evie y luego a Charles, para que nadie llorara como locos aquí— dijo riendo. —Necesitabas descansar, yo les di de comer, no quería molestarte, no habías dormido nada y yo sí—

—Dios, debo dejar de preocuparme por todo, gracias, mi amor—

—No es nada, son mis hijos, es mi responsabilidad también—

Ella sonrió.

—¿Te sientes mejor? — él le preguntó.

—Llegas a una edad en la que simplemente el desvelo te destruye— rio. —Estoy mejor—

—Debo irme en un rato, ya sabes, daremos un recorrido por el centro de la ciudad, estoy seguro de que habrá mucha gente esperando por nosotros— rio emocionado. —Brittany va a ir, ¿No quieres ir también?, sería genial si fueras—

—No, lo siento, es tu momento, no tengo ganas de que todo el mundo me vea hoy, ve, celebra y disfruta, yo pretendo quedarme aquí en casa con los niños, mi hermano y Sydney, estaremos bien—

Eres mi juego finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora