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Crybaby

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ya se advirtió con anticipación, si no te gusta está ship y ninguna de las advertencias dichas, por favor, no leas.

🍊!

La música ensordecedora y el grito de la gente crea  un bullicio que retumban en las cuatro paredes del sanitario y amortiguan la incontrolable voz del joven piloto de McLaren, quien se oculta en uno de los cubículos y se aferra a la pared más cercana para no caer en el sucio piso bajo sus pies. El chico tiembla bajo la mirada oscura de un hombre de ágil y experimentada boca, es como un sueño febril y demasiado húmedo con la diferencia de que era real y aunque el alcohol volvía todo borroso, Lando sabe que ahí estaba el objeto de todas sus fantasías y desamores.

—S-Sergio—a pesar del fuerte sonido, Lando tiene que reprimir su propia voz por la vergüenza y el bochorno que lo invade. Gime bajo la palma de su mano y muerde su propia piel cuando siente la lengua de Sergio lamer la cabeza de su pene, el conocido cosquilleo le avisa que estaba cerca del orgasmo y no puede evitar apretar su puño sobre el suave y sedoso cabello del hombre entre sus piernas.

¿Cómo es que terminaron en una situación tan comprometedora?

Lando no lo recuerda, estaba demasiado ebrio y desconsolado sobre la barra cuando Sergio se acercó a él. No sabe si fue lástima, pero en un momento a otro, Lando estaba siendo sujetado por Sergio, caminando hacia el baño esquivando el tumulto de personas. Cuando llegaron, Lando pensó que Sergio lo dejaría ahí, con el corazón desangrado y los ojos rojos, pero en un abrir y cerrar de ojos, Lando fue empujado al primer cubículo abierto y estampado contra la puerta para ser besado por la boca caliente de Sergio, quien sabía a tequila y olía a colonia cara.

Era el primer beso que lo ponía con el cerebro como papilla, la lengua húmeda de Sergio lame sus labios y entra sin permiso en su boca, acariciando cada centímetro de ella. Muerde sus labios con dientes blanquecinos perfectos y los profana nuevamente con una intensidad que dejaría a Lando en coma.

Él no sabe que hacer, sus manos envuelven el cuello ancho de Sergio, abrazan su nuca y lo acercan más, Lando quería fundirse en el beso. La saliva sale en hilos y baja por su barbilla, cuando se separan puede ver el brillo en los labios de Sergio y lo rojo que estaban. Jadea cuando ve los ojos casi negros del mexicano, eran hermosos.

—¿Eso era lo qué querías no, cariño?—susurra Sergio, sobre su oído, con la voz tan ronca que hace que se estremezca—Si así te pones por un beso, no me quiero imaginar cómo te pondrás con una mamada o una cogida.

—Che-Checo—gime Lando con necesidad, quiere volver a besar la boca de Sergio, lo ha estado soñando desde que se dió cuenta que estaba enamorado de él; cuando intenta acercarse al rostro ruborizado de Sergio, abraza el cuello ancho y abre la boca, pero el hombre no se lo permite. Los labios de Lando terminan en la comisura de la boca cuando Sergio desvía su cabeza—P-Por favor, Checo.

—Tenemos toda la noche Lando—una de las manos que sujetaban su cadera sube por su cuerpo con caricias suaves pero firmes, los dedos recorren su cintura, tocan el pezón que sobresale bajo su camisa y llegan a su boca entreabierta—. Haré que esas lágrimas valgan la pena.