Una figura sombreada situada entremedio de las cierras de San Luis, oscuras, húmedas y sucias. Era un hombre, con un lívido aspecto, alcoholizado y tambaleando, repugnante. Llevaba una pistola, con el plan de marar animales.
En ese lugar tan sucio no iba a encontrar mucho, sin embargo, vió a un ciervo...
Este señor tan pertutbado y perturbador, se acercó a este animal tembloroso y no procedió a matarlo directamente, solo le pegó, varias patadas en la panza y otros pisotones en la cabeza, ya a esta altura por salud del bicho, lo tendría que haber matado, pero no, desnudos como estaban, el hombre, violó los derechos del pobre animal casi muerto, abusando sexualmente de el, si se puede decir así. La cabeza y los pensamientos que tiene que tener una persona para cometer semejante acto de maldad, semejante acto sucio, repugnante y sobre todas las cosas anti ético.
Aun que eso ya da una imagen horrible, sigue sin ser lo peor.
Lo más macabro de esto es el resultado que nació del vientre del animal: el ciervo tiritaba, se movía desaforadamente teniendo un grave problema de salud, se le iban los ojos para atrás de una forma perturbadora. Hasta que se desprendió un espécimen de el, ese espécimen repulsivo, de la creación del escandaloso humano crador de lavergüenza para la humanidad y el esclavo animal, sin culpa alguna de su horrible sufrimiento.
Ese espécimen que salió acompañado de una placenta negra del color del mal haciendo tranquilazar al otro indefenso por haber sacado esa cosa de si, haber sacado a lo que llamamos horrible, repulsivo, malvado, espantoso, tenebroso, etcétera.
Y así murió el pobre animal, extendiéndose de si ese asqueroso espécimen creado por la estupidez del hombre.
