Me encantaba mirar hacia el cielo durante mi tiempo libre, cada día juraría que se veía más hermoso ante mis ojos, nadie era capaz de poder describirme por completo que significaba para los demás... aveces me gustaría estar consciente de todo lo que ocurre en la cabeza de las personas, sería algo verdaderamente sorprendente, al menos para alguien como yo que nisiquiera puede hablar en público.
-¿Ya encontraste la mosca que se te perdió- dijo Silver con una voz juguetona
-Si... está justo aquí- señalé su cabeza y pude darle un gran golpe mientras me reía.
-Che...- fueron las últimas palabras de Silver mientras caía al suelo y sus ojos se cerraban lentamente.
Mi mente creía que ese golpe había sido suficiente para acabar con la vida de mi mejor amigo, más aún sabiendo que había sido a mano propia, todos me miraban con algo de incertidumbre y yo solo estaba abrumado a punto de hacerme bolita y llorar hasta que algún profesor viniera. "No puedes dejarme aún, hace 1 mes que nos conocemos, te daría mi desayuno diario si revives y juro que no volveré a hacerlo, no te vayas con San Pedrito por favor" pensé bastante preocupado mientras intentaba moverlo de un lado a otro estando tirado en el suelo sin reaccionar.
No pasó mucho tiempo para que Silver en cuestión de segundos abriera los ojos como si nada de eso hubiera ocurrido y comenzara a toser levantándose poco a poco mientras se retiraba el polvo y reía de forma burlona al mirarme unos segundos y dar un gran suspiro.
-Tú ganas... esperaré mi desayuno diario
Sonreí con gran alivio al verlo vivito y coleando como si nada de eso hubiera ocurrido y que de manera natural todo siguiera su curso, pasaron unos segundos para que me diera cuenta de que esa respuesta no tenía nada de divertido ¿Cómo sabía lo que dije en mi mente?¿Acaso pensé en voz alta?, me limité a asentir frente a su propuesta y levantarme con la piel de gallina haciéndome frente una y otra vez.
-Tú...
-¿Yo...?
-¿Lo dije en voz alta?- Pregunté con bastante inquietud
Él asintió y me alborotó la cabeza para rodear mi cuello con su brazo y llevarme al salón, ese día había sido uno de los más locos sin duda, parece ser que estaba perdiendo los cabos y Silver no hacía más que dejarme en duda.
Silver era un joven bastante perseverante e inteligente, juraría que sus notas eran casi perfectas si no fuera porque muchas veces la maestra anuló una que otra cosa por mi culpa, pero... era diferente a las otras personas que hubiera conocido antes, no por su físico , sino también por la gran capacidad que tenía por resaltar ante los otros grupos de personas; físicamente juraría que es el personaje ideal de algún cuento de hadas, no había semana en que yo terminara con chocolates en la mochila de las personas que le declaraban amor o solo le daban detalles, pero nunca cedió ante esa parte de los sentimientos, siempre me puso a mí antes que a cualquier persona...
Antes de aclarar mi mente con lo que había sucedido con Silver, llegó Charles junto a sus acompañantes que lo dejaban ni un segundo respirar a solas, decidido tomó mi cuaderno para captar mi atención y arrancó la hoja dejándola en el suelo mientras mi mirada se perdía en pensar cuanto tiempo me volvería a tomar escribir de nuevo esa tarea, solo dí un suspiro y comencé a escribir de nuevo sin darle la suficiente importancia a su presencia.
-¿No vas a llorar de nuevo?- dijo Charles tomando mi libreta para hacerla a un lado.
-Puedes... ¿irte?
-¿Enserio es todo lo que dirás?
-No quiero problemas contigo...
-Si sigues así solo harás que quiera patearte cada vez más Cheison...
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Un caso más al expediente
Mystery / Thriller¿Cuántas veces tu mente a encontrado lugar en la prisión?¿Qué ocurre en esa realidad?, son algunas de las cosas a las que muy pocas veces les damos atención pero que en particular muchos viven como su única condición. Los reos no siempre pueden ser...