9|TENTACIONES

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♠️CAPÍTULO IX♠️

Kylie Leithold

Las calles de California se ciernen sobre mí mientras conduzco con dirección al gimnasio. Sonrío con descaro al recordar lo que ocurrió ayer y hacia donde me estoy dirigiendo, aunque tengo para justificar que había quedado con Jens antes que con Nicholas. Que le den por creído.

Estaciono unos minutos después, observo su auto estacionado al final del parqueo y salgo del auto tomando mi batido.

Me he puesto un top deportivo negro, leggings deportivo, tenis y he recogido mi cabello en una coleta. Cuando abro la puerta, todo se encuentra en silencio excepto los golpes que lanza Nicholas en el centro del gimnasio hacia la bolsa de boxeo y la voz de Jens junto al chico que le pertenece aquel lugar. El primero detiene los movimientos cuando me ve. Me recorre con la mirada y sonríe de manera descarada le devuelvo la sonrisa cuando dejo el batido en la mesita para acercarme hasta el puesto de Jens.

― Aquí llega nuestra chica ― saluda el chico, Liam, de unos veinte y tantos de cabeza raspada, alto, fuerte y unos ojos que a la primera que te fijas en ellos se te pondría la piel erizada, pero cuando hablas con él es todo lo contrario, aunque podría ser intimidante para muchos eso sí.

He charlado con él las veces que he venido a practicar con Jens y es bastante agradable.

― Hola, guapo ― chocó mi mano con él y me dejo caer al lado de Jens en los bordes del ring ― Hola para ti también.

― ¿No hola guapo? ― enarca las cejas en mi dirección y sonrió.

Me encojo de hombros un poco presuntuosa.

― Acéptalo, Jens, no la fuerces a que te diga lo que no eres ― le burla Liam.

― Oh cállate, si yo sé que estoy guapo ― se mofa muy bribón y aquello me hace sonreír. Es cierto que sí lo es el muy idiota.

― ¿Qué me enseñarás hoy? ― le pregunto luego que terminan de burlarse uno del otro.

― Me ha dicho Nicholas de que hoy practicas con él ― comenta muy inocente y la piel se me caliente en milésimas de segundos.

― ¿Es que ahora tengo un secretario y no lo sabía? ― digo un poco más alto para que Nicholas escuche y el muy cabrón me da una sonrisa de medio lado. Está disfrutando de ello, su mirada lo delata y me molesta que se divierta con mi juego.

Jens me mira como siempre lo hace cada que me enfrento a Nicholas y antes de echarle leña a la fogata me pongo de pie hoy no me apetece discutir después de haber dormido tan bien y ni loca voy a admitir el motivo. Después de todo tengo una deuda con él.

Camino en dirección a su puesto y sujetando el saco de boxeo en mis manos lo detengo para que él se detenga con los golpes.

― ¿Qué? Un beso de buenos días ― comenta coqueto y ufff que calorrrrrr. Al parecer no fui la única que despertó con buen humor.

Esta cómo para comérselo diez veces y repetirlo como postre. Lleva una camiseta deportiva sin mangas negra y pantalones deportivos del mismo color. Su cabello está húmedo por el sudor y se le pega a la frente.

― Ya quisieras ― intentó retomar la compostura y dejó el saco cruzándome de brazos delante de él. ― ¿Dictaminas lo que debo hacer?

― No, simplemente tomo decisiones que quiero tomar y ya está.

― ¿A sí sin más?

― Puedes largarte si tanto te molesta mi presencia ― se enoja y aquello me molesta más a mí.

ENGAÑO ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora