Slytherin Boys; React/ One-shots.

Hopeless fountain kingdom.

NOTA.

No estoy segura de que es esto, pero amo a mi Halsey, y he vuelto a mi obsesión con HFK. Por cierto, hay un extra al final (;

P.D. Les recomiendo escuchar las canciones, dan un buen contexto.

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Canción: Eyes Closed.

Sabía lo que seguía, porque lo había esperado con una dulce sonrisa en el rostro y con los brazos extendidos en su dirección, y él la había rodeado por la cintura, ocultando su rostro en su cuello. Le acarició el cabello con dulzura, y le susurró lo mucho que lo había extrañado durante el día, sólo porque ya sabía cómo era el juego.

Sus ojos viajaron por la sala común, una mirada castaña sobre la de ella, su corazón latió de manera tortuosa contra su pecho; alejó la mirada cuando capturó de mejor manera la escena, Mattheo sostenía entre sus brazos a otra chica, y ella sostenía a otro chico. Ya no eran ellos los que se sostenían.

Durmió en la habitación de su nuevo novio, dejó que la follara y ella evitó cerrar los ojos y que la imagen de unos rizos cayendo sobre su rostro la atormentara.

Estaba cara a cara con alguien nuevo, salía con alguien nuevo, tenía que afrontar las cosas, al fin al cabo, fue ella quien lo terminó ¿verdad?, pero sólo porque Mattheo la habían engañado con medio Hogwarts, si hubiera sido por ella, nunca lo hubiera dejado... había estado dispuesta a quedarse a su lado para siempre, a cuidar de él, a morir por él, entonces ¿en qué se había equivocado?

Su nuevo novio duró una semana más, antes de que lo dejara, encontró uno nuevo y fue más de lo mismo, siempre les susurraba las mismas palabras dulces, hacia los mismos gestos tiernos y ellos parecían cada vez más encantados, entonces ¿por qué no había funcionado con Mattheo?

—Riddle no deja de verte—, susurró Pebbles a su lado—. ¿Salen de nuevo?

Miró de reojo a sus espaldas, un par de ojos castaños perforando en su cráneo.

—Noup, estoy saliendo con Macmillan—, contestó ocultando el nerviosismo que se apoderó de su pecho.

Su amiga resopló a su lado.

—Que alivio, estaba temiendo el tener que explicarte que lo vi con una rubia por la mañana y antes de esta clase con una pelirroja.

Ella rodó los ojos, fingiendo fastidio.

—El idiota nunca dejara de ser un idiota—, sentenció, añorando a su idiota.

Al final de la clase Macmillan la esperaba en la puerta, ella lo recibió con una sonrisa dulce y con los brazos extendidos.