Capítulo 2: La invocación

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Llegamos a mi departamento y comenzamos a desempacar lo que compramos.

En la parte de atrás del libro se podía ver los materiales que necesitábamos para invocar al ángel.

Abrí la bolsa y saqué cuatro velas blancas, tiza, incienso, el libro y dulces ya que decía que lo más probable era que el ángel tuviera hambre luego de la invocación.

En el suelo teníamos que dibujar un circulo con unos extraños símbolos y poner las cuatro velas alrededor del mismo, encender el incienso y sentarme dentro de este y repetir las palabras que estaban en el libro.

—Gala —Maya me llamo con un hilo de voz.

—¿Que paso? —pregunte un poco asustada.

—Paso uno —leyó— estar solo.

—¿¡QUÉ!? —grite alterada— no voy a invocarlo sola, ¿Qué tal si sale mal y me muero? No, no.

—Tranquila Gala. Es un ángel, es del cielo, nada va a pasar.

—Y no quiero hacerlo —dije firme,

—¿Entonces quieres seguir teniendo mala suerte y reprobar la materia del señor Hugo? —cuestiono y era verdad no podía permitirme reprobar.

—No —le conteste a penas.

—Entonces hazlo, nada peor puede pasar.

—Bien —respondí esta vez, más decidida

Maya camino hasta la puerta y antes de salir asomo su cabeza.

—Te quiero —me lanzo un beso.

—Te quiero —finalmente cerró la puerta y quede sola.

Sentí un escalofrió recorrerme la espalda.

—Bien Gala tu puede —suspire.

Me senté dentro del circulo y comencé a leer

Paso uno, estar solo, paso dos encender las 4 velas y el incienso, paso 3 colocar la comida en un plato, paso 4, no salir del circulo hasta terminar la invocación, paso 5 decir la oración 5 veces.

Suspire por milésima vez, seguí los pasos y comencé a decir la oración, la repetí 5 veces y cuando termine nada paso, mi habitación parecía normal.

—Lo sabía, no funciono —rodé los ojos, estaba a punto de salir del circulo cuando apareció una sombra que caminaba hacia mí.

Retrocedí cuando la luz le dio en una parte de la cara, era un chico de piel pálida, ojos rosados y pelo rubio, espera, espera ¿¡Ojos rosados!?

Pegue un brinco cuando salió por completo a la luz.

—¿E-eres mi ángel guardián? —le pregunte en un susurro.

—¿Tu ángel qué? —su voz era rasposa y muy masculina.

—Mi ángel guardián —repetí estaba vez un poco más alto. A este punto yo tan estaba pegada a un mueble.

—Me parece que el único ángel que hay aquí eres tu — me sonrió.

—Entonces que eres tú y que haces en i habitación.

—Tú me invocaste ángel-se acercó mas y me extendió su mano —Mi nombre es Belcebú

Al escuchar su nombre me aterroricé, lo único que pensé es que estaba loco y solo era un ladrón con lentes de contacto.

—Estás loco, no puedes ser un...—me corte ni di quiera quería decir esa palabra.

—¿Demonio? Sí lo soy porque mentiría con eso.

—Te metiste aquí a robar y escuchaste lo que estábamos hablando.

El tal Belcebú se agacho a comer los dulces.

—¿Qué tengo que hacer para que me creas, ángel?

—Pues, algo que hagan los de tu clase.

—Bien, solo no te asustes.

—Muy tarde, ya estoy bastante asustada.

Me quede mirándolo cuando de su espalda salieron unas enormes alas color negro y comenzó a levitar.

—¿¡Que mierda!? —de la impresión caí al suelo de culo.

Ese fenómeno se acercó a mí para intentar ayudarme a levantarme, pero no se lo permití.

—¡Aléjate! —le grite con tata fuerza que mis oídos dolieron.— ¿Qué mierda eres?

—Ese vocabulario ángel- me regaño —ya te dije soy un demonio, pero si quieres puedo ser tu ángel guardián —rio con burla.

—No, no quiero, fuera de mi casa —le dije con firmeza.

—Que horrible de tu parte ángel, si quieres que me vaya porque me invocaste.

Me levanté como pude ya que mis piernas seguían temblando.

—Porque yo quería invocar a un ángel guardián, no a un demonio —explique.

—Pero ángel —hizo una pausa para meterse otro dulce a la boca —ya te dije que puedo ser tu ángel guardián.

—Y ya te dije que no quiero, fuera de mi casa Belcebú.

—No puedo irme ángel.

—¿Qué, por qué? —dije en un hilo de voz, sentí mi boca seca.

—Porqué me invocaste, y ahora mi deber es ayudarte y tu ayudarme a mí, como un intercambio de favores.

—No, no quiero ayudarte y tampoco quiero tu ayuda —Dije con dureza.

—Entonces no me podre ir, ese es el punto de que me haya invocado, el intercambio de favores.

Suspiré profundo, maldije por acérele caso a Maya, porque no me podía quedar quieta y ya.

Sin duda esto era pero que el profesor Hugo.

¿En qué lio te has metido ahora Gala?

No sigan el tutorial de Gala, ya pudieron ver que quedó 🤡

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No sigan el tutorial de Gala, ya pudieron ver que quedó 🤡.

¿Pero seguirá teniendo tan mala suerte?

Los quiere
Ale🕯

Un ángel en apurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora