'𝑌𝑜 𝑡𝑒 𝑑𝑒𝑠𝑒𝑜 𝑎𝑚𝑜𝑟'. [𝑃𝑎𝑛𝑎𝑥𝑃𝑎𝑝𝑢]

Capítulo 1

                                         'I'
    Era un día bastante nublado y frío para ser San Valentín, pero al menos el clima mantenía sus rosas frescas y coloridas. El joven se hallaba escondido detrás de la cancha de fútbol junto a sus amigos, sus ojos no se apartaban de las flores, se aseguraba de que cada pétalo se viera intacto.

—Ya bro, ¡están perfectas así! — Gabriel, su mejor amigo, era quien le exclamaba—. El día está apunto de acabar y te arrepentirás si no lo haces ahora.

—Si man, yo quedé con mi novia a las cuatro. — Sebastián, su otro amigo, era quien le reprochaba—. ¿Y si haces que alguien más lo entregue por ti?

— No, que no sea maricón y que lo haga él. — Daniel, otro de sus amigos, quien se burlaba—.

Miguel solo observaba a sus amigos mientras apretaba su ramo, sentía su corazón ir a mil por segundo, sus manos sudorosas y sus piernas temblar. Quería huir, desaparecer, morirse, solo no estar ahí presente pero ya era tarde... además las rosas no son nada baratas.

— Ya, pero no le digas así. — dijo molesto Gabriel—.

— Tiene razón, Gabo, soy tremendo gay. — lloriqueó mientras se quitaba sus gafas de sol—. Podría estar allá siendo un hombre, pero noo, estoy aquí, ¡escondido con ustedes!, por la falta de huevos.

Gritaba molesto, haciendo caras y gestos dignos de caricatura. Sus amigos solo lo escuchaban divertidos de como se quejaba de lo poco 'hombre' que era, también era el hecho de que su amigo fuera de altura pequeña, era como ver a un chihuahua anciano ladrar.

— Ya Miguelito, no te atormentes más, le van a encantar. — consoló mientras lo tomaba de los hombros—. Además... nosotros vamos a estar junto a ti.

— ¿Chi? — dijo con una voz chillona—.

— Chi — respondieron todos—.

      En compañía, suelen proyectar una imagen masculina e intimidante, ya saben, los 'machitos' del grupo, pero en privado revelan su lado más... tierno. De hecho, los cuatro poseen personalidades encantadoras, aunque optan por compartirlas únicamente con un SELECTO círculo de personas.

— Además, lo peor que puede decir es no. — rió mientras le daba toques en la espalda—.

— Espero que tengas razón. — suspiró—.

       Tomó un profundo suspiro , se estiró vigorosamente, ajustó con cuidado sus lentes y acomodó sus flores, luego, inclinó su cabeza hacia sus amigos para indicarles que estaba preparado.

— Justo Vero me acaba de mandar mensaje, dice que está en la explanada. — exclamó Sebastián con el teléfono a la mano—.

     Con sus mochilas en la espalda, se encaminaron hacia el lugar donde verían a su Valentín, y a medida que avanzaban, más personas los observaban, incluso algunos los seguían, conscientes de que algo 'romántico' ocurriría. Las miradas insistente de los curiosos se volvían cada vez más difíciles de soportar, y su respiración se agitaba con cada paso. Mientras tanto, sus amigos se encargaban de apartar e insultar a aquellos metiches que se acercaban demasiado o que preguntaban quien era aquella  persona 'suertuda'.

      Tras una larga caminata, finalmente logró ver a su Valentín. Su respiración se detuvo, volviéndose lenta y apacible... Todo lo que necesitaba en ese momento era contemplarla a ella.