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DAVID LEÓN

Claramente la Celeste no estaba bien y no quiso decirme nada, supongo que porque no quiere preocuparme. Pero verla así y no saber que le pasa, me preocupa mucho más. Ella se quedó dormida en mi pecho apenas la recosté. Yo seguí haciéndole cariño en el pelo por si despertaba.

Minutos después llegamos a la casa de la Sofía, se despidió de mi mamá y después se dio vuelta para mirarnos al despedirse. Al ver a la Celeste así, me miró un poco con pena, pero la verdad es que no me importó mucho, no después de todas las weas que me dijo cuando entró a verme. La ignoré y se bajó del auto para entrar a su casa.

—Yo paso pa' adelante. La Celeste se quedó raja.— dijo el Pipe bajándose del auto.

—Se sentía un poco mal.— expliqué, mi mamá se dio vuelta para mirar.

—Está muy pálida.— dijo preocupada. La Luna le tocó la frente y las manos.

—No creo que tenga fiebre, está helada.

—Cuando lleguemos la abrigamos harto noma'. Ojalá que no se enferme.— dijo mi mamá con lastima, partiendo nuevamente para ir a nuestra casa.

Al llegar, bajé con la Celeste en brazos pero escuchando los retos de mi mamá porque no quiere que haga mucho esfuerzo.

—Mamá si estoy bien.— insistí entrando a la casa. Subí las escaleras y entré a mi pieza para acostar a mi polola en mi cama.

Cuando quedó acostada empezó a abrir los ojos lentamente, un poco desorbitada.

—¿Estás bien?.— le pregunté, ella asintió con sus ojos llorosos pero supuse que era el sueño.

Claramente supuse mal, porque no me di ni cuenta cuando la Celeste ya estaba llorando pero intentando no hacerlo.

—Mi amor ¿que te pasa?.— pregunté preocupado.

—Me siento tan insuficiente David.— confesó dejándome sorprendido.

—¿Por qué deci' eso?

—Porque ni siquiera soy capaz de estar pendiente a ti cuando lo necesitai'. En vez de eso lo único que hago es preocuparte.— dijo secándose las lagrimas. Yo me senté a su lado tomando su cara para que me mirara.— No puedo hacerte feliz.

—Celeste no pensi' en eso.

—Es que no puedo.— dijo un poco ahogada.— Esos pensamientos son lo único que está en mi cabeza cada vez que ella habla o cada vez que la veo.

—¿Ella quién?.— pregunté confundido.

—¡La Sofía!.— confesó frustrada.— Y me siento tan culpable de echarle la culpa por odiarme.

Ni siquiera pude hablar al escuchar lo que dijo. Ella se odia y yo ni siquiera pude darme cuenta de eso. Ósea se que aveces se acompleja por algunas cosas, pero nunca me imagine que podía llegar a sentirse así.

—No soy suficiente pa' ti, David. No soy buena pa' una relación.

—No, no. No digai' eso. Eri' más que suficiente para mi, Kay. Eri' perfecta. La única que puede llegar a hacerme sentir mariposas, Celeste.— confesé.— Me siento como weon cuando te veo porque causas muchas cosas en mi.

𝐀𝐋𝐆𝐎 𝐃𝐄 𝐓𝐈 ; Kidd VoodooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora