Un medio quisquilloso

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Había llegado, por fin, el miércoles 14 de febrero de 1996. El sol entraba por la ventana del dormitorio de los Gryffindor, despertando a Harry cuando algunos rayos impactaron directamente en su blanquecino rostro. El chico percibió un cambio en el ambiente, como si la primavera hubiese decidido adelantarse. Aunque el frío típico del invierno seguía presente, se sentía menos intenso, y el sol, que antes apenas asomaba entre las nubes, ahora iluminaba los días con más frecuencia. Las cortinas carmesí alrededor de su cama flotaban ligeramente con la brisa que se colaba desde la ventana. Tanto el clima como el ambiente dejaban claro que aquella mañana no era una como cualquier otra: era el día de San Valentín.

Harry vio que, en la cama contigua, Ron seguía dormido profundamente, con su brazo colgando despreocupadamente del borde del colchón. Al otro lado del dormitorio, Neville y Seamus ya estaban despiertos y conversaban animadamente. Harry, curioso por el tema de su charla, se acercó a ellos en silencio para escuchar lo que decían.

—¿Se atreverá? —preguntó Neville, curioso.
—Por supuesto. Quiere más a esa chica que al West Ham —respondió Seamus, seguro y orgulloso de su amigo. Dean era fanático a morir del West Ham United, un equipo londinense de fútbol, el deporte rey de los Muggles.

—¿Qué chica? —preguntó Harry, dirigiéndose a sus compañeros con una sonrisa, contagiado por la jovialidad de aquel perfecto día. Seamus volteó a ver la cama de Ron para asegurarse de que seguía dormido. Al ver que el pelirrojo permanecía tan inerte como una roca, susurró por si acaso: —A Ginny Weasley.

Toda la jovialidad, diversión, sonrisas y buen día se fue al garete para Harry. Su boca pareció ladearse conteniendo el enojo y solo pudo musitar un "¿en serio?" a los dos chicos, que habían notado también el cambio en su rostro. Harry solo se alejó de ellos, tomó una ducha y se alistó lo más pronto que pudo para bajar. El chico pensaba que, si se apuraba, podría encontrarse aún con Dean y partirle la cara antes de que se metiera con Ginny.

—Buenos di... —expresó a medias Ron, que finalmente despertaba, viendo salir a Harry sin devolverle ni el saludo ni la mirada. El pelirrojo miró a Neville y Seamus, lanzándoles una mirada inquisitiva, como preguntando a qué se debía esa actitud tan extraña en su mejor amigo. Ambos respondieron encogiéndose de hombros, sin saber qué decir.

Harry llegó al pie de la escalera y se adentró en la sala común, que yacía colorida como siempre, pero con un aire festivo que la hacía aún más vibrante en el día de San Valentín. Cadenas de corazones de papel colgaban de las vigas del techo, y sobre las mesas, algunos estudiantes habían dejado pequeñas cajas de dulces en forma de corazón y tarjetas decoradas con dibujos románticos.

Pudo ver a Lavender y Parvati cotilleando en una esquina, rodeadas de varios otros alumnos que comentaban sobre sus planes para esa tarde en Hogsmade. En uno de los mullidos sillones, otra chica llamada Romilda Vane miraba a Harry con admiración y una mezcla de timidez, sonriendo con un brillo especial en los ojos, pero también con una evidente vergüenza. Cuando Harry le devolvió la sonrisa por cortesía, pareció sonrojarse, escondiéndose entre sus prominentes rizos azabache. Al llegar al sofá de siempre, sintió un nudo en el estómago al ver a Dean, que sostenía una rosa (una flor representativa del sentimiento del amor en la cultura Muggle), y a Ginny, su Ginny, sentados juntos junto a la chimenea, envueltos en una agradable charla. Estaba tan sumido en sus pensamientos y en su duelo qué ni siquiera se percató que alguien le tomaba del hombro.

—Harry. ¿Qué demonios te pasa? —preguntó Ron, apareciendo por detrás y sacando al pelinegro de su trance desilusionador. Sin embargo, en cuanto vio a su hermana sentada junto a un chico —que hacía dos segundos consideraba brillante, pero ahora le parecía un completo imbécil—, el pelirrojo entró en un trance, pero de ira, al notar la rosa y las intenciones de Dean con su hermanita.

Harry Potter y la Orden del Fénix. 2.0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora