Después de la explosión de la iglesia, la CIA se encargó de ocultar a Gustabo, curaron sus heridas y lo mantuvieron en coma inducido, tratando de decidir, como si ellos fuesen Dios, si mantenerlo con vida o dejarlo partir. Veían en el rubio a una amenaza eminente, pero también a una máquina de matar, a quien podían entrenar al punto en que su existencia se tratara únicamente en servir, en ser un peón.
Pero no era el inspector García quien les interesaba, al descubrir que fue Pogo quien tuvo dominio de la mente de Gustabo pensaron que quizás resultaría más fácil deshacerse de Gustabo, eliminar su esencia, sus valores, todo lo que le convertía en él, para quedarse con la parte fría y calculadora. ¿A quién le puedes lavar el cerebro con mayor facilidad? ¿A una persona con sentimientos y principios? Que, evidentemente, no tiene nada que perder, ¿O a un asesino sin emoción alguna? Además del egoísmo.
Unos meses después, cuando el cuerpo de García se curó de las quemaduras y por fin despertó, comenzó su pesadilla, para convertirse en la pesadilla de Los Santos.
Encerrado entre cuatro paredes, con ojos vendados cuando lo transportaban a la sala del horror, comida insípida, pastillas que no le permitían sentir nada, horas, meses, años sin ver la luz del sol, sin sentir el pasto bajo sus pies, sin poder hablar con nadie que no utilizara una bata blanca y lo sometiera a horas de lavado de cerebro. Más que adiestrarlo, parecía que querían terminar por volverlo loco.
Después de tres años comenzó su entrenamiento militar, no hubo descanso, perfeccionó su puntería, aprendió a desarmar y armar cualquier tipo de arma, sabía todo lo que un agente de la policía debía saber, pero también cómo matar sin que pareciera un homicidio, aprendió a deshacerse de cuerpos sin dejar rastro, era experto en cubrir sus pasos y sobre todo, aprendió a no ser Pogo.Todo en Gustabo García había cambiado. Su mente, su cuerpo, su mirada, el azul en sus ojos, no quedaba rastro del joven de hace cuatro años, que pudo sobrevivir a la calle cuando era pequeño, pero no a la crueldad de la CIA.
Había llegado el día, con un frasco de pastillas, una maleta con lo básico y la amenaza de los de arriba, fue dado de alta. Por fin vería a Jack Conway.
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10-5 | Intenabo y Freddytabo
Fanfiction¿Un desalmado es capaz de sentir algo como el amor? ¿Aún cuando fuiste entrenado para asesinar y servir? Gustabo García era el mejor peón de la CIA, pero aún era humano.