SILVIAAbro lentamente los ojos adaptándome a la luz que entraba por la ventana.
¿Dónde estoy?
Era una habitación rústica, todos los muebles eran de madera y me encontraba tumbada en una cama de sabanas blancas.
No me sonaba el lugar para nada, es la primera vez que estoy aquí.
Me incorporo en la cama y me doy cuenta de que estoy desatada, tengo mis muñecas y pies libres y me siento en el borde de la cama para levantarme.
Doy unos pocos pasos a la ventana mas cercana que se encontraba a mi izquierda y me asomo para ver algo.
Frunzo el ceño al ver que estoy en lo que parece ser una cabaña en el bosque ya que lo único que veo cuando me asomo a la ventana son grandes arboles altos y barro y tierra en el suelo.
Me asusto cuando escucho pasos acercarse, me doy la vuelta para mirar a la puerta y esta se abre dejando ver a Luis.
—Al fin despiertas— dice, cierra la puerta y se acerca a mi lentamente.
—¿Dónde estoy?— pregunto.
—En un lugar en el que nunca te podrán encontrar— hace una pausa, y yo retrocedo al ver que se estaba acercando demasiado a mi— no me gustó que me robaras el movil para llamar a tu noviecito..
—Yo... no..— me interrumpe y mis piernas chocan con la cama provocando que me siente en ella y Luis se quede de pie en frente de mi.
—Tú, si— me señala con el dedo— no me gustó lo que hiciste y te voy a castigar por ello...— dice y se levanta la camiseta negra para empezar a desabrocharse el cinturón.
—No...— suplico.
—Pagarás por tus actos— dice serio y ya se ha quitado el cinturón.
Me agarra bruscamente de las piernas y las deja entre las suyas, me tenía atrapada, o eso creía...
Agarro valor y le doy una rodillazo con todas mis fuerzas en su entrepierna y este tarda menos de un segundo en reaccionar y llevarse las manos allí lamentándose del dolor.
Yo lo aparto de encima mio y corro hacia la puerta.
Por favor que esté vez esté abierta
Giro y el pomo y... ¡bingo!.
Salgo corriendo por el pasillo, que al igual que la habitación, tiene muebles de madera y las paredes decoradas con cuadros.
Al correr, no puedo evitar dirigir mi mirada a uno que ya había visto antes.
Era Luis con sus padres de pequeño, dejando ver al fondo una cabaña, esta cabaña.
Estábamos en su casa de campo
Había oido hablar mucho de ella, Luis no paraba de decir que pasaba los mejores veranos de su vida aquí.
—¡Silvia!— grita Luis y bajo las escaleras con velocidad.
Literalmente estaba corriendo por mi vida, y no me iba a frenar por nada.
Llego a la planta de abajo, corro hacia la puerta principal y la abro, salgo al pequeño porche que había y doy un salto para bajar los tres escalones.
Me paro en seco, no sé a donde ir, nunca había estado aquí.
Escucho el sonido de un coche acercándose por mi izquierda y mis esperanzas de que alguien me ayude están por los cielos.
Me pongo en frente de la camioneta con los brazos en alto y esta para, voy a la ventanilla del conductor y la golpeo para que la baje.
La ventana se va bajando lentamente y yo empiezo a pedir ayuda:
—Por favor, ayúdeme, mi exnovio me tiene encerrada en esa casa y...— me detengo.
No. Puede. Ser.
Me quedo paralizaba al ver que la ventanilla del coche se baja por completo dejándome ver la cara del padre de Luis.
—¿Te has perdido, preciosa?— dice este y siento como alguien me agarra de los brazos.
—No...— digo, al darme cuento de ls realidad.
Podía haber escapado, podía haber seguido corriendo y a lo mejor me hubiese encontrado con algún campista o ciclista, pero no.
—¡Suéltame joder!— grito desesperada y noto como las lagrimas empiezan a salir.
Luis me arrastra de nuevo hacia la cara y yo intento desacéreme de su agarre, pero era imposible.
me vuelve a llevar dentro de la casa, pero esta vez no me llevan a la habitación rústica de antes, sino que abren la puerta de lo que parece ser un sótano y Luis sin soltarme baja las escaleras conmigo.
Me lanza al suelto como si fuese un papel que no me haría daño al caer y se me queda mirando fijamente.
—Por favor...— suplico llorando, levanto mi mirada y lo veo firme— yo no te e hecho nada... nunca te hice daño en la relación, siempre he sido buena contigo...¿por qué me
haces esto?.El se queda unos segundos callado, avanza hacia mi y se pone de cuclillas frente a mi. Me coge de la barbilla y me obliga a que lo mire.
—¿No lo has entendido aún?— dice y yo niego con la cabeza— la razón por la y estas aquí es por eso, nunca nadie me había tratado tan bien como lo hacías tu que me daba miedo perderte. Y después de lo que pasó en la comisaría, cuando me fui sin ti... nunca me lamenté de algo tanto como de eso. Así que decidí idear un plan, un plan en el que nadie nunca pueda volver a separarnos mas, te seguí por varias semanas para tenerte controlada, y cuando vi que estabas empezando a sentir algo por aquel niño mimado... — le interrumpo.
—Hector no es ningún niño mimado— me quejo.
—Cuando vi que estabas empezando a sentir algo por... Hector— repite — supe que te tenía que alejar de el cuanto antes para que no olvidases nuestro amor.
—Estas loco...
—Loco de amor, si— se levanta— nos vemos mañana, rubita— dice, se da la vuelta y empieza a subir las escaleras dejándome sola en el sótano.
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𝙲𝙾𝚂𝙰 𝙳𝙴𝙻 𝙳𝙴𝚂𝚃𝙸𝙽𝙾 (1 y 2) || 𝐇𝐞𝐜𝐭𝐨𝐫 𝐅𝐨𝐫𝐭
أدب الهواةSilvia es una joven arbitra a la que, lamentablemente, le toca arbitrar en el partido del Barça VS Atlético Madrid. Digo Lamentablemente porque a la pobre chica le llueven los insulto de los aficionados de las gradas y del joven jugador Hector, a q...