OUT OF PLANS || Winter Soldier - Bucky Barnes

Capitulo 17

—¿Cómo lo conociste? 

—¿Qué? 

El cambio tan agresivo de tema por parte de Steve me dejó aturdida, pero no me tomó tanto por sorpresa.

—Lo deje pasar hace unos años —habló con tono severo— ¿Cómo lo conociste? ¿Fue en interrogatorio?

—No.

Dejé escapar una pequeña risa, en parte por sus intentos casi desesperados por acertar y en parte fue un intento en vano por hacer más ameno el momento. Al ver que su semblante serio no había abandonado su rostro sentí como volvía a tensarme.

—Fue en H.Y.D.R.A —confesé

Hablar de ese tema con Steve no era la cosa más agradabel del mundo. No porque no le tuviese confianza, solo me daba vergüenza admitir que le había mentido. Además, por su aparente vínculo con Barnes era aun más incómodo hablarlo, por lo que me salté ciertas partes.

—Me llevaba mis medicinas en la noche y nos volvimos... —debía escojer con precaución mis palabras— cercanos —bajé la mirada.

Odiaba recordar H.Y.D.R.A.

—¿Ah sí? —enarcó una ceja mirandome— ¿Qué tanto? 

Sabía que una parte de él bromeaba juguetonamente, pero la otra pedía la verdad. No sabía cómo responderle y Sam me salvó de hacerlo, pues había interrumpido en el sector del lote abandonado en el que nos escondíamos.

—¡Hey, Cap., Lyra! —lo seguimos hacia la división siguiente.

Barnes tenía inmovilizado el brazo de metal con una prensa hidráulica. Me negué en un principio, pero ninguno tenía la certeza de qu eno fuese a escapar en cuanto despertara, por lo que terminé accediendo.

—Steve... —murmuró adolorido.

En ese momento me di cuenta de lo mucho que lo había extrañado. El incontrolable impulso de arrodillarme a su lado me lo dejó bastante claro, pero al avanzarun par de pasos, Steve me detuvo, pasando su brazo por en frente mio a la altura del pecho.

—¿A que Bucky me dirijo ahora—frunció el ceño

—Tu mamá se llamaba Sara —habló después de unos segundos, pero eso no pareció convencerlo— Usabas periódico en tus zapatos.

La risa que siguió a esa pequeña frase llegó hasta mi corazón, que se detuvo. Su risa era profunda y cansada, pero demasiado... hermosa, si eso se podía. Me calentó el alma al igual que las mejillas mientras Steve relajaba la tensión de sus hombros.

—No lees eso en un museo —le concedió.

—¿Y con eso crees que ya somos amigos? —añadió un celoso Sam.

—¿Qué hice ahora? —ya no había ni un atisbo de diversión en su pregunta.

—Ya no hables.

Ante la sugerencia de Steve, exhaló asumiendolo todo.

—Intuí que esto iba a pasar. —se quejó— Todo lo que H.Y.D.R.A metió en mí, aún sigue ahí. Solo dijo esas asquerosas palabras y...

Supe qu eno tenía el valor para continuar. El pesar de su voz hizo que el corazón se me ablandara aun más hacía él. Aparté el brazo de Steve y me acuclillé frente a él y con un suave movimiento recoloqué uno de sus largos mechones castaños tras su oreja. Sentí cómo en un principio se ensaba frente a mi tacto, luego se relajó un poo y solo parecía sorprendido.

—¿Quién era? —interrogó Steve.

—No lo sé —admitió volviendo hacía el capitán.

—Muchos murieron. El bombardeo, la trampa, el doctor hizo todo para estar 10 minutos contigo. Necesito algo mejor que un "no lo sé" —demandó, impaciente.