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—¡Vamos Jay, por favor! —. El nombrado niega con la cabeza nuevamente a las súplicas de su amigo.

—No Jake, no quiero salir, quiero ir a pasar el rato con Heeseung, es fin de semana y no quiero que lo pase solo —. Murmuró, tratando de apartar a Jake que estaba colgado de su brazo como si su vida dependiera de ello.

—Siempre estás con Heeseung, apuesto a que el no se molestará si sales de fiesta conmigo una noche —. Jay quiere negarse, pero entonces cae en cuenta de la situación, Heeseung es su mejor amigo —omitamos el pequeño detalle de que esta muy enamorado de él— pasan todo el tiempo juntos, Jay se la vive casi las veinticuatro horas del día en su casa, enseñándole a cocinar, ayudándole a cambiar los muebles de lugar cuando Heeseung sentía que ya hacía falta un cambio, cuando eso ocurría Jay tenía que estar al pendiente de él todo el tiempo, en lo que lograba acostumbrarse al nuevo orden de los muebles.

Porque sí, Heeseung era ciego de nacimiento, Jay le había conocido cuando apenas tenía cuatro años, en aquel entonces solía tomar la mano de Heeseung todo el tiempo, guiándolo por los pasillos del preescolar o ayudándole a subir las escaleras para deslizarse por el tobogán, fue así como empezó su gran amistad.

Que con el tiempo Jay arruinó gracias a que su estúpido corazón decidió comenzar a tener otro tipo de sentimientos hacia su mejor amigo, no supo exactamente cuándo o cómo, pero un día simplemente ya se imaginaba una vida junto a Heeseung, tomados de la mano mientras sonreían o compartían besos cariñosos.

Sacudió la cabeza para deshacerse de esos pensamientos y observó un par de segundos a Jake, antes de asentir.
—Bien, tú ganas, ¿contento?

El contrario asintió emocionado, apartándose para dejar que Jay tomara su celular. Le envío a Heeseung una nota de voz disculpándose y explicando que acompañaría a Jake a una fiesta, Heeseung le respondió minutos después, pidiéndole que no se preocupara por el y fuera a divertirse, despidiéndose no sin antes agregar que Jay no tenía por qué darle tantas explicaciones, que podía salir con quién quisiera a donde fuera.

Jay se sonrojo al ver los ojos inquisitivos de Jake, podía entender lo que decía esa mirada a la perfección: “es cierto, no tienes que darle explicaciones, pero quieres hacerlo porque te gusta”. Jay nunca le había hablado a nadie acerca de sus sentimientos, pero sabía que Jake ya estaba enterado de ello, además, no es como que pusiera mucho empeño en esconderlo, no sabía disimular y suponía que la mayor parte del día mantenía una expresión de estúpido en su rostro mientras veía a Heeseung.

Dejo su celular en la cama y apretó las mejillas de Jake. —Deja de mirarme así, me siento juzgado.

Jake ríe. —Eso es porque te estoy juzgando, mucho —. Admite, volviendo a verlo con los ojos entrecerrados.

—Mejor comencemos a arreglarnos para salir, hace mucho no bebo y planeo beber hasta olvidar en dónde estoy —. Soltó, acercándose a su clóset para buscar un conjunto que le haga ver bien sin ser demasiado como para destacar, algo sencillo, pero con estilo.

Eligió algo para el y después se giro para observar a Jake de pies a cabeza, volviendo a girarse en dirección al clóset con un conjunto en mente, le tendió la ropa al contrario y este se fue al baño mientras Jay se cambiaba en su habitación.

En cuestión de minutos ambos estuvieron listos frente a la puerta principal, Jay se despidió de su madre y salió junto a Jake, quién ya había pedido un taxi.

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Drunk 𖤐 HeejayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora