Bahiyyih, una niña de ascendencia coreana-alemana, nacida en China. Contenía un corazón cálido y alma gentil. Su presencia siempre irradiaba una fragancia dulce y exótica a piña, un aroma que envolvía a quienes tenían el placer de conocerla. Actualmente atendiendo a su segundo año del ciclo medio en Shanghai, China. Por otro lado, en la misma escuela, atendiendo a su último año, estaba Ricky, un niño amable y curioso, cuyos ojos no podían apartar la mirada de la rubia alemana. Fue precisamente el olor tan cítrico y frutal de Bahiyyih lo que atrajo la atención de Ricky hacia ella.
Decidido a conocer más a esta hermosa niña, Ricky se acercó a ella un día con una sonrisa cálida y amigable. Al principio, Bahiyyih se mostraba algo reservada, pero pronto se dio cuenta de la autenticidad y la bondad de Ricky. Juntos, descubrieron un mundo de comunicación y conexión más allá de las palabras, encontrando maneras únicas y creativas de compartir sus pensamientos y sentimientos.
Con el paso del tiempo, lo que comenzó como una amistad tierna y comprensiva entre Bahiyyih y Ricky floreció en un amor profundo y duradero. Ricky descubrió que cada abrazo y cada beso de Bahiyyih llevaba consigo el sabor dulce y reconfortante de la piña, una peculiaridad sensorial que añadió un toque aún más especial a su relación.
Juntos, exploraban el mundo que los rodeaba, encontrando alegría en las pequeñas maravillas de la vida cotidiana y apoyándose mutuamente en los desafíos que enfrentaban. Su vínculo se convirtió en un faro de luz en medio de la oscuridad, guiándolos hacia la felicidad y la comprensión en los momentos más difíciles.
A medida que compartían experiencias y creaban recuerdos juntos, el amor entre Ricky y Bahiyyih crecía cada día más fuerte. Se volvieron inseparables, compartiendo sueños, risas y lágrimas mientras navegaban juntos por las aguas de la vida.
En una tarde bañada por el sol, mientras caminaban juntos por el parque, Bahiyyih encontró una hermosa concha en la orilla del lago y se la entregó a Ricky con una sonrisa radiante. Él aceptó el regalo con gratitud y admiración, sintiendo que su corazón latía con más fuerza que nunca ante la dulzura y la generosidad de Bahiyyih.
Bajo el manto estrellado de la noche, Ricky y Bahiyyih compartieron confidencias y sueños para el futuro, sentados juntos en un banco del parque. La calidez de su amistad se transformó en un amor profundo y eterno, que crecía con cada palabra susurrada y cada mirada intercambiada entre ellos.
Y así, un día, mientras contemplaban juntos la puesta de sol en la playa, Ricky tomó la mano de Bahiyyih con ternura y la miró profundamente a los ojos. En ese instante mágico, el mundo pareció detenerse a su alrededor mientras se inclinaba hacia ella y la besaba suavemente, sellando su amor con el dulce sabor de la piña y el cálido abrazo del mar.
El sol se ocultaba lentamente en el horizonte, pintando el cielo con tonos dorados y rosados mientras Ricky y Bahiyyih se encontraban en la serenidad de la playa. El suave murmullo de las olas rompiendo contra la orilla creaba una sinfonía armoniosa que complementaba la dulzura y la ternura del momento compartido entre ellos.
El beso fue un encuentro de almas, un momento de conexión pura y verdadera que trascendió el tiempo y el espacio. Los labios de Ricky y Bahiyyih se encontraron con suavidad y pasión, mientras se sumergían en la calidez del amor compartido y la promesa de un futuro juntos.
El aroma fresco del mar se mezclaba con la fragancia embriagadora de la piña que rodeaba a Bahiyyih, creando una atmósfera de ensueño que envolvía a la pareja en su propio mundo de amor. Sus corazones latían al unísono, cada latido resonando con la intensidad de su amor compartido y la belleza del momento presente.
Cuando finalmente se separaron, sus labios quedaron entreabiertos, anhelando más de esa unión perfecta y apasionada. Se miraron el uno al otro con ojos llenos de amor y gratitud, sabiendo que ese momento había sellado su destino juntos para siempre en la historia del universo.