ㅤ La noche cayó más temprano en aquel verano, dejando que el brillo de la Luna se acentuara a través del ventanal en la pulida mesa de ébano, tan oscura que las pastillas sobre ella se podían confundir con las estrellas en el cielo.ㅤ Tras par de hileras blancas y finas la marihuana quemada llenaba de olor el ambiente, y la que aún esperaba a ser preparada simplemente teñía de verde la oscura madera, a un par de metros de las pastillas picadas.
ㅤ “Deberías molerlas y combinarla con la cocaína. Así le pierdes el miedo de a poco.”
ㅤ Alcanzó a escuchar tras los acordes de una canción que no era suya y se despedía de algún altavoz. Él solamente viró los ojos dejando ver su blanco por unos largos segundos antes de levantarse y caminar fuera. No tuvo que pasar a buscar un abrigo en alguna silla, ni las llaves de su Scout Bobber 2018, porque simplemente las llevaba encima: en estos lugares, donde la droga de cualquier índole funcionaba como carnada para todos, no entrabas y te quedabas, no. O al menos TaeYong, él simplemente necesitaba una dosis de algo que lo mantuviera enfocado y con los ojos abiertos mientras de su boca salían palabras que bailaban sobre la melodía de sus canciones. Porque los vitoreos de sus fans ya no resultan ser la medida de adrenalina que fueron alguna vez. Su sistema se había acostumbrado a los gritos, aplausos, a las prendas regadas desde alguna mano desconocida hacia el suelo del gran escenario, por lo que su cerebro comenzaba a dormirse en las noches, justo algunas pocas horas antes de la próxima función. Así que allí estaba él, en la habitación que su banda solía ocupar para meterse alguna mierda y despertarse cual adolescente un día lunes sin clases, pero con la pequeña diferencia de que ellos están varios años después de esa época, formando la banda que tanto les costó en un principio y manteniéndola a base de inspiración, dinero y drogas. Más de drogas, por parte de YukHei, el maldito bajista que yace a unos metros del sofá individual del que TaeYong se levantó.
⠀ ⠀ –Otro maldito día con sustituto, Wong. –dijo justo a unos pasos, sin molestarse en obtener un poco de atención por parte de su compañero, quien en el suelo y con la espalda sostenida por la pared tras él, se limitó a balancear su cabeza, por no decir que quienes se movieron fueron las anfetaminas en su cuerpo.
ㅤ Sin embargo, esa noche TaeYong tampoco odió al chico. Después de todo, la sola imagen destrozada del suelo, las jeringas en él y aquel chino de sueños ahogados dieron a luz a la pequeña alarma que sonaba en su propia mente, susurrando un “es suficiente” tras sentir la droga haciendo el efecto necesario. Una que otra pastilla, la tercera solo si la noche ameritaba un olvido de la realidad, y algunos cigarrillos de marihuana luego de cada concierto eran la receta justa y necesaria para despertar y apaciguar las pulsadas de su corazón. Él, sea donde sea que esté y para lo que sea que lo esté, no terminaría arruinado por una creación deforme salida de laboratorios. Antes ejerce como modelo, y eso que había escupido sobre esa industria en varias ocasiones, incluso frente a las cámaras.
ㅤ “Nunca muerdas la mano de quien podría darte de comer en un futuro, Yong” Dijo una vez su mánager, y aunque la razón era uno de los posibles ecos de esa frase, él simplemente clavó sus oscuros y cansados ojos sobre el hombre, largando un rotundo “no” mediante el mirar.
ㅤ Y esta no sería la excepción, mucho menos cuando sus George Cleverley se robaban la atención de cada sonido en el pasillo fuera de la habitación, justo donde el ambiente perdido y despierto de los adinerados sedados daba un vuelco y la mansión marginada de la ciudad volvía a tornarse elegante y costosa. Fuera de la casona todo seguía en una postura pulcra como su cabello negro recibiendo la luz desde los faroles en la acera, a unos pasos de su motocicleta.
ㅤ Minutos después, el viento se abría paso entre el cuero sintético de su chaqueta, y en esos momentos, donde el rugido del motor y la rapidez del viento golpeaban los lados de su casco pidiéndole atención, TaeYong dejaba su imaginación correr. Él no necesitaba morder sus propios dientes por el efecto de Moly o la mano de una industria más cruel y falsificada que la suya. Ahora mismo, necesitaba los golpes que sus zapatos darían en el escenario, necesitaba morder las ansias palpables de un público que estaba más pasado de droga que toda su banda junta, necesitaba morder el éxito que merecía por ser de las bandas de rock más escuchadas en los últimos cuatro años. Morderlo y sacudirlo frente al rostro de quienes intentaban subestimarlo con contratos rebosantes de dinero y restricciones en letra chica. Solo eso le pedía su alma, alentada por los latidos en el pecho de su joven envase de veintidós años, y TaeYong la escucharía una noche más entre la peligrosa mezcla de las carreteras, su motocicleta y una adrenalina que desvanecerá al amanecer.
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Rock 'nd Roll ❝ YongMark
FanfictionLas noche cae y junto a ella él aparece. Afectado por la ovación de las masas y la marihuana en sus pulmones, TaeYong se pregunta si Mark es una droga más, o la más adictiva de ellas. ⎯⎯⎯⎯⎯ Historia de mi completa autoría. Advertencias: contenido se...