No sé que ocurrió, yo solo la veía con un libro distinto todos los días y eso me atrapó.
Como a eso de la una de la tarde yo abordaba el transporte público para llegar al colegio, éste no era uno muy prestigioso ni de los mejores sin embargo era el que mis padres con mucho trabajo podían pagar y le sacaba provecho a eso. Al inicio de mis clases de educación media superior tomé varios autobuses, todos de caminos diferentes, pero llegaban al mismo destino. Cuando encontré uno que llegaba más rápido y era más accesible de abordar se convirtió en "mi autobús" (sí, así lo llamaba).
Después de una aburrida primer semana de clases, me percaté de que algunas escuelas apenas entraban de vacaciones de verano además de que el camión pasaba por una escuela reconocida, difícil de pagar y difícil de calificar para ser parte de ella; aunque eso no era todo, una chica particular llamó mi atención, bueno lo admito, no tenia nada de particular. Comenzó a subirse en el mismo autobús que yo pero su destino era la escuela reconocida y prestigiosa. ¡Todo bien! De seguro entró con una beca. No hay ningún problema y, a decir verdad, la primera vez que la vi no causó mucha impresión en mí.
Primeramente, ella llevaba pantalón negro algo roto, converse rotos y maltratados, una camisa blanca con el logo de la escuela y un suéter delgado negro. Su cabello era negro, lacio y largo, no llevaba mucho maquillaje, es más, creo que ni maquillada estaba sin embargo tenia un aspecto intimidante y por lo que creo haber visto, una expansión no muy grande, aun así era notoria.
No era delgada, tampoco era ancha, Era alta, pero no muy alta. Llevaba una mochila con diferentes parches, si no me equivoco, eran de bandas de rock. Su piel era algo blanca, mas no muy blanca. Usaba audífonos grandes. Se sentó en lugar directo a la ventana, yo estaba en los asientos a espaldas de las mismas por lo tanto podía verla fijamente. Sacó un libro luego de unos segundos, lo leyó hasta llegar a su destino, bajó del autobús diciéndole al chofer: "Gracias, que tenga buen día". Eso me intrigó demasiado, ¿acaso lo decía irónicamente? O tal vez lo decía enserio, su voz fue muy agradable y mostró una tierna sonrisa... ¡nada que ver con la apariencia que tenia! A lo mejor de ahí viene el dicho "no juzgues a nadie por su apariencia". Puede que tenga razón esa frase.
Y desde ahí comenzó mi interés por esa chica, todos los días eran iguales pero siempre encontraba algo nuevo, llevaba un libro distinto aunque de vez en cuando veía el mismo de la semana pasada. Tal vez ella los tomaba de la biblioteca. Muchas veces la vi llorar, probablemente por algo que sucedió en el libro y la conmovió, otras la escuchaba reír. Me gustaba cuando ella leía algo gracioso puesto que la gente la miraba extraño, eso me hacia reír a mi. La veía a la cara y podía descifrar lo que sucedía en la historia, amaba cómo arrugaba su nariz después de leer algo que no le gustaba, su sonrisa era abierta cuando todo iba bien, soltaba un gran suspiro al cerraba sus ojos cuando eran partes románticas y se mordía el labio inferior al leer cosas pasadas a otro nivel.
Ella era misteriosa. Los sábados asistía a básquetbol, llevaba ropa deportiva solo que todo lo demás seguía igual. Yo tuve que inventarme excusas para salir los sábados, observarla se había convertido en una obsesión. No me animaba a hablarle y al parecer ella no se daba cuenta que yo la miraba, estaba tan metida en su mundo de música estrepitosa e historias que jamás podría tener.
Un sábado la vi con ropa normal, usaba unos vans negros y rotos, pantalonera holgada y una camisa blanca ajustada, la misma mochila que la identificaba, una patineta y baquetas de batería. Aun así, ella llevaba un libro y lo leía en el camino. También llegué a verla con una guitarra, con su cabello recogido y uniforme escolar correcto. Los suéteres holgados nunca faltaban, en cualquier otra gente hubiese pensado que son horrendos pero en ella se veían geniales.
Me asusté el primer lunes que no la vi. Sentí una presión en mi pecho que no me dejó en paz durante todo el día. ¿Qué le habrá pasado a mi lectora misteriosa? Tal vez tuvo que presentarse más temprano en la escuela o se enfermó y simplemente no asistió. ¡Con un demonio! Me preocupa no verla. Ella siempre está comiendo chocolates en el camino, cuando la vea le regalaré uno y comenzaré a hablarle.
No la vi en toda una semana. Estaba muy triste, no sabia nada de ella. Verla era mi pasatiempo favorito y me había convertido otra vez en una persona aburrida y rutinaria. De alguna u otra forma ella era lo más interesante que me ocurría en el día. Pero por fin el bendito fin de semana pasó y nuevamente llegaba otro lunes. Esperaba ansiosamente verla subir al autobús. Fue hermoso, ella estaba ahí y otra vez pude verla, sin embargo no se veía nada feliz. Mi chica lectora estaba enojada y detrás de ella venia una señora regañándola. Esa fue la primera vez que la oí hablar (no cuentan sus suspiros, ni sus risas, ni las buenas tardes que le deseaba a los choferes).
—No puedo creer que te hayan suspendido una semana— Exclamó la señora, ahora entiendo por qué no la vi.
—Supéralo— Contestó ella, se veía fastidiada.
—Es que no entiendes, estoy cansada de recibir llamadas de dirección o rectoría, ¡hasta ya voy contando los de la policía! De milagro no te han expulsado del colegio— La señora se dio cuenta de que yo las observaba, fijé mi mirada en otro lado pero seguí concentrado en lo que decían.
—Soy como una mina de oro para ellos— Respondió con enojo.
—Es no importa, deberías comportarte como una señorita decente.
— ¿Y para ti qué es una señorita decente?— En ese momento se enfrentaron las dos en miradas, mi linda lectora era toda una problemática.
—Para empezar, las señoritas se sientan bien— En eso tenia razón la señora, ella siempre se sentaba con sus piernas cruzadas apoyadas en el asiento o subía los pies al mismo. Solo revoleó los ojos. —No usan camisas de hombre...
— ¡No son camisas de hombre!— La interrumpió.
—No andan en patineta, no calzan zapatos rotos ni usan cadenas— Prosiguió sin darle importancia a la interrupción. —No escuchan música de ese tipo, no pasan horas jugando videojuegos o viendo partidos de basquetbol, no hacen grafiti en las paredes, no golpean a nadie y no son groseras.
—No soy como las demás, mamá— Dijo con la voz quebradiza. Me dolía tanto verla de ese modo.
—Te has alejado de nosotros.
—Yo no me he alejado de nadie, ustedes me han alejado a mí— Ella miró fijamente a su madre. —Puede que tengas razón, no todo lo que hago es bueno, pero de mis errores es como he aprendido, me siento libre, puedo ser como realmente soy y sobre todo me siento capaz de tomar mis propias decisiones ahora de una manera diferente, de la manera en que mis errores me han mostrado.No podía creer lo que acababa de escuchar, me había enamorado de ella por su valentía en ser ella misma defendiendo sus creencias y haciendo una diferencia. Yo, siendo una persona increíblemente tímida, desde ese día comencé a buscar metas y proponérmelas, comencé a tener confianza en mi mismo y no tener miedo al rechazo. Definí mis gustos y descubrí nuevas cualidades en mí que no sabia que tenia.
Los días pasaron, ella era la misma bella lectora misteriosa que leía aun cuando el autobús venia lleno y tenia que estar parada. Mi bella lectora, que todos los días comía un chocolate y encontraba sentimientos diferentes en un libro.
Por fin cruzamos miradas, cuando ella me vio se sonrojó al instante, fue hermoso verla así. Me miraba y me sonreía al detener su lectura, se percató que yo la observaba todo el tiempo. El autobús se detuvo, ella se levantó y me dijo: "adiós". Nunca supe su nombre, nunca pude hablar con ella. Después de ese día jamás la volví a ver.B�w"�R�w�