Capitulo 1: Mala reputación.

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—¡Di que sí! porfavorrrrr

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—¡Di que sí! porfavorrrrr.—Lucí me agitaba con ambas manos de un lado a otro.

Suspiré pesadamente y la aparté.

—No.

—Vamos, solo se tiene diecisiete una vez.—Insistió.

—Ya dije que no, no voy a escaparme de la escuela solo por que sí.—La miré seria.— Si tú quieres ir, adelante, a la que van a suspender es a ti, no a mí.

—Eres una aburrida.—Empujó mi hombro con el suyo, yendo a su looker.— ¡Te veo en el salón, aburrida!

—¡Me alegro que recapacites!.—Le grité igualmente mientras la miraba alejarse.

Suspiré. Como odiaba que me quisiera obligar a hacer ese tipo de cosas, no podía simplemente respetar mi decisión, ¡no! tenía que casi llevarme arrastrando junto con ella.

Dios.

—¡Lo siento!.—Una voz un poco más ronca, pero femenina me hizo salir de mis pensamientos al igual que el pequeño choque de su cuerpo contra el mío.— ¿Te lastimé?

Levanté mi cabeza para encontrarme con la dueña de esa voz. Sus ojos azules se encontraron con los míos por varios segundos.

—Estoy bien.—Me obligué a decir.— ¿Tienes mucha prisa? Aún faltan 10 minutos para que comiencen las clases.

La miré de arriba hacia abajo rápidamente. Vestía sus típicos pants que se ajustaban a su hermoso jodido cuerpo. Me distraía.

Ahora llevaba un gorro rosa, siempre traía algo rosa. Cosa que no me disgustaba para nada, me parecía algo lindo.

—No, solo iba distraída.—Dijo tranquila.

Asentí y bajé la mirada, nerviosa.

Victoria carraspeo, provocando que la mirara de nuevo a los ojos.

— ¿Puedo acompañarte?

Mi corazón latió rápido, pero tenía que ser fuerte.

—Se donde queda mi salón, gracias.

Saqué los libros que iba a necesitar en la primera clase, para después cerrar mi looker e irme antes de que la castaña dijera algo más. Sentía su mirada clavada en mi espalda, pero no me detuve.

Sabía las intenciones de Victoria, y aunque no habláramos mucho, escuchaba como todas y todos hablaban de ella por los pasillos.

Como justo ahora.

—Me enteré que se tiró a una de último año.—Habló una rubia en un susurro fallido, todos las podíamos oír.— La chica dijo que se sintió como estar en el cielo.

—Pero si solo con escucharla hablar basta para que te sientas en el cielo.—habló otra rubia de piel un poco más morena que la otra.

—¡Verdad!.— Concordaron todas las demás a su alrededor.

Contigo {Youngmiko}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora